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Teología de la niñez «Sólo lo pequeño es hermoso» (Schumacher) Leyendo una vez la entrevista que Luis Vázquez Buenfil hacía a Rubem Alvez, me sorprendió agradablemente la respuesta que dio a la pregunta sobre los motivos fundamentales de su quehacer teológico. Rubem Alvez afirmó, juntamente con el amor a la vida y la lucha por la libertad, el amor a los niños: «Mi teología está muy determinada por la temática del niño. Para mí el niño es el gran símbolo de la persona liberada. Yo diría que el propósito de la liberación del cuerpo es, en última medida, el propósito de liberar al niño que vive entre nosotros » l. Mínguez Bonino, hablando de la VII Asamblea General del Consejo Mundial de Iglesias celebrada en Vancouver (Canadá) hace notar lo si­ guiente: «Es muy interesante que en Vancouver se le diera suma importan­ cia a la atención de los niños. Hay que recordarle a la Iglesia que ellos no representan meramente su futuro, sino la honestidad de la Iglesia consigo misma. La Iglesia no puede servir a los niños si no los recibe como los recibió Cristo»2. Alguna vez oí comentar a propósito de las Plegarias Eucarísticas de la Iglesia Católica, que las destinadas para los adultos no las entiende nuestra gente sencilla, mientras que las plegarias para niños son quizás las mejor comprendidas por los adultos, aunque desgraciadamente fuera de la com­ prensión infantil. En mi experiencia pastoral siento que todos siguen fácilmente mi expo­ sición cuando me dirijo directamente a los niños. El mensaje a los peque­ ños es captado perfectamente por los adultos. Hay aquí un misterio teológico que me gustaría reflexionar en voz alta. ¿Cómo dejarnos evangelizar por los niños? ¿Cómo evangelizar a los niños? 1. E. PÉREZ y L. VÁZQUEZ, Fe cristiana, Teología protestante, Iglesia y Misión en A. L.y México 1987, 25. 2. O. c., 18.

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