MINISTERIO DE CULTURA
DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES, ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS
SUBDIRECCION GENERAL DE ARQ UE OLOGIA Y ETNOGRAFIA
NOTAS SOBRE LOS PONTIFICES
COLONIALES Y EL ORIGEN DEL
CULTO IMPERIAL EN LA BETICA
A. M. CANTO
SEPARATA
1981
H.-G. Pflaum
In memon·am
NOTAS SOBRE LOS PONTIFICADOS COLONIALES
Y EL ORIGEN DEL CULTO IMPERIAL EN LA BETICA
A. M.a CANTO
Son varios los problemas de la historia de las ciudades de época romana en España que aún
continúan sin una clara resolución. Entre ellos, la atribución de determinados cargos a
municipios y colonias. Un problema de esta índole nos plantean, ya desde el siglo pasado, los
pontífices y los flamines , en cuanto a los cultos municipal, colonial y provincial, especialmente
los dos primeros. Sin ánimo de entrar en una discusión a fondo, sino más bien con el de aportar
un punto de vista que pueda ser enriquecido con un debate en este Symposion, vamos a proponer
nuestra tesis, partiendo de la gran inscripción de la orchestra del teatro de ltáica. No habiendo
sido por el momento publicada por su excavador, nos vamos a basar en el comunicado del
profesor Blanco Freijeiro al Symposion de Segovia ( 1).
El texto de la ·inscripción, que mide 2, 70 m. de largo por 0,49 m. de alto, en dos largas
líneas, y realizada en mármol blanco, es como sigue:
L. BLATTIVS. L. F . TRAIANVS. POLLIO. ET. C.[------]. C.F. POLLIO . IIVIR.
DESIG. ITER. PONTIF. PRIM [----]EA TI 1 A VGVSTO . ORCHESTRAM. PROSC [----]
VM. ITINERA. ARAS. SIGNA. D.S.P.F.C.
L(ucius) Blattius L(uciz)f(ilius) Traianus Pollio et C(aius) [lFabius ?} C(aiz)f(ilius) Pollio
duoviri desig(natz) iter(um) pontzf(ices) prim[i cr} eati/Augusto orchestram, pros [caenz]um,
itinera, aras, signa d(e) s(uis) p(ecuniis) f(aciendum) c(uraverunt) (2).
La inscripción conserva los lechos de casi todas las letras, salvo las tres lagunas que hemos
apuntado en la lectura. A su vez, estos lechos mantienen las huellas de los clavos que sujetaron
en su día las letras de bronce que los llenaban, de las cuales, naturalmente, no se conserva
ninguna. Precisamente, el estudio de la posición de los clavos era uno de los apoyos del profesor
Blanco para la posible restitución de la inscripción del lado del Azoguejo del acueducto de
Segovia.
( 1) Blanco, A ., " Epigrafí a e n to rno al acueducto de Segovia" ,S egovia y la A rq ueología romana (Segovia, 1974), Barcelona, 1977,
p. 13 1 y fig. 2'
(2) No vemos la neces idad de las siglas L.D .D .D. que Blanco proponía al fin al: no queda rastro de ellas, la inscripción quedaría
deseq uilibrada y, por otra parte, una orcheslra o un proscaenium sólo pueden obsequi arse en un teatro.
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En cuanto al nomen perdido del segundo de los duoviros, de cognomen Pollio, A. Blanco lo
restituye Fabius. Aunque en teoría puede tratarse de cualquier nomen de seis letras (como
Ulpius o Aelius, por ejemplo), nos parece aceptable la de Fabius, ya que esta gens, a una de
cuyas ramas hemos dedicado un reciente trabajo (3), aparece representada en la epigrafía de
Itálica, concretamente en el anfiteatro, con otro cognomen favorito de los Fabios béticos:
Senecio (4 ).
Diferimos en cuanto a la lectura de Blanco en la línea I.a:pontif(ices) prim(um) creati,
según él,primi crea ti según nosotros. Parece no ser una diferencia sensible, pero lo es en cuanto
a paralelos conocidos (5). Pasaremos, pues, a centrar nuestra discusión en la posible
interpretación de la dedicatoria, y en el carácter de estos pontífices, ya que es importante para la
datación del teatro o, mejor dicho, de la importante restauración que en él se realiza, y para el
establecimiento de las funciones de los mencionados sacerdotes.
Resumiendo brevemente, si tomáramos este pontificado como creación de Augusto (u otro
emperador cualquiera) habría sido inexcusable la partículaAB ante la palabraA VGVSTO, y ni
el espacio ni los restos permiten suponer que la haya habido. Si, por el contrario, pensamos en
una creación por parte de Tiberio, como una de las primeras muestras del culto a Augusto
divinizado, que es la teoría del profesor Blanco, encontraríamos dos dificultades insalvables, al
menos en nuestra opinión: que haqría que esperar un genitivo, es decir, pontífices Augusti (6),
más el indispensable atributo de divus, y ninguna de ambas cosas se dan, además de que habría
que justificar con dos pontífices un culto que habitualmente desempeña un flamen.
Si nos vemos obligados, pues, a desechar toda relación entre estos pontífices y Augusto, no
queda más camino que relacionar a éste precisamente con la línea en la que está: es decir, habría
que entender, y nosotros así lo hacemos, que ambos personajes, con ocasión de su
nombramiento éomo primeros pontífices y duoviros por segunda vez, realizaron una serie de
costosas mejoras en el teatro (7), en honor del Augusto emperador. Desde el punto de vista
filológico , parece más natural ver aquí un dativo, similar a un in honorem Augusti. Esta
interpretación nos aleja ya de la época de Tiberio, al menos en el sentido que proponía Blanco. Y
nos obliga a la vez a nosotros a demostrar otra cronología.
Por otros cauces se han dado dos argumentos bien distintos para la datación de esta reforma
del teatro (puesto que éste existía desde época republicana): el estudio que ha realizado
recientemente J. M . Luzón sobre las tres aras de tema báquico aparecidas en él, y que identifica
con las arae mencionadas en el epígrafe, las enclava en el neoaticismo del momento adrianeo
(8). Y, por otro lado, nosotros mismos llegamos a la conclusión, en otro trabajo (9) de que si la
orchestra que figura en la inscripción es la misma, muy gastada, que allí se conserva, no puede
(3) "U na familia bética: los Fabii Fabiani ", Habis 9, 1978, p. 293.
(4) Bl anco, A. , art. cit., p. 134; Canto, A . M. , art. cit., p. 300 . .
(5) Aun que podria pen sa rse en un paraleli smo con iter(um), siempre que encontramos un crea tus, creara, crea ti, etc., el adjetivo
primus, a, セ@ va concertado con el. Ve ase por ejemplo, nuestras notas 18 a 20, y D essau, !LS, 8902 (= C/L XI, 6955) , de Luna: duovir
1/11 quinq. primus creatus beneficio di vi Claudi..., etc.
(6) A si, Carmo y Urgavo (pontifex di vi Augusti), Obulco (pontifex Augusti), Mancha Real (ponllfex Caesaris primus), y toda la
serie deflamines y flaminicae, muy numerosa , rigiendo todo$ genitivos.
(7) Citaremos, como casos más parecidos por intención y lugar, dos inscripciones: D essau,/LS, 5640 (= CIL 11, 183 = E. Mary
Smallwood, Documents illusrrating the Principo te ofGaius, C/audius and N ero, Cambridge, 1967, p. 86, n. o 319). Esta, inscrita en un
gran epistylium, es una dedicación a Nerón Claudio: proscaenium et orchestram cum ornamentís... , y procede de Olisípo (Lisboa). La
segunda es de Lucería (V. Ehrenberg y A .H .M. J ones, Documents illustratíng the R eigns of Augustus and Tíben·us, 2.• ed., Oxford,
1976, p. 114, n. o 236 (= JdS 1938, p. 73): .. .1/v(ir iure) dic(undo) pontifex amphíteatro loco privara su o er maceriam circumit sua
pec(unia) in honor(em) lmp(eraton·s) Caesaris A ugusr(í) coloniaeque Luceriaef.c. Sobre todó esta última, creemos es el mejor paralelo
para la interpretación que proponemos de la de Itálica, puesto que es doble el obsequio.
(8) Luzón, J . M., " Die neuattischen Rundaren aus Italica", MM 19, 1978, p. 272.
(9) En " Avances sobre la explotación del mármol en la España romana",AEspA 50-51 , 1977- 1978, p. 165 , espec. 186 .
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ser anterior a comienzos del siglo II, ya que es de mármol " verde antico" o lapis
lacedaemonius, cuyas canteras permanecieron desconocidas hasta entonces ( 10).
Vemos, pues, que por dos sitios bien diferentes la datación se nos ofrecería en principio
trajano-adrianea. El tema es de interés, no sólo desde el punto de vista arqueológico, sino desde
el histórico, por poder detectar y estudiar la aparición de un cambio en el status jurídico de la
ciudad, que es lo que a nosotros personalmente más nos motiva en este momento.
Antes de proceder a una profundización en el tema, vamos a exponer brevemente nuestra
hipótesis: partimos de la base de que un posible culto a Augusto en época de Tiberio debería en
todo caso haberse encargado a unflamen, o incluso a un sacerdos ( 11) y no a unpontifex, y que
también en este caso Augusto debería ser llamado divus. Por otra parte, el nexo temporal entre
el cognomen Traianus de L. Blatio, para el cual tenemos como mínimo la referencia segura de
ambos Trajanos, el general y el emperador su hijo, quedaría en el aire, sin explicar la aparición
de un Traianus, ya con un cierto potencial económico y político, en plena época augustea.
Por ello, nosotros creemos que en ambos duoviros fueron creados los primeros pontífices
de la ciudad con ocasión de la deductio de la Colonia Aelia Augusta Italica, que generalmente
se sitúa en algún momento dentro del reinado de Adriano, basándose en el tan comentado
párrafo de Aulo Gelio ( 12). Pero sobre ello volveremos al tratar sobre el deductor de la colonia.
Tenemos afortunadamente un modelo legal en la famosa Lex Ursonensis ( 13), en la que
nos apoyaremos para sostener parte de n\}estra hipótesis. Seguimos, por referirse a su vez con
mejoras a las lecturas de Mommsen, Rodríguez de Berlanga, Bruns, Riccobono, Gradenwitz,
etc., la transcripción y comentario del profesor D 'Ors (14). El capítulo LXVI creemos que es el
más indicativo: de él se desprende que el deductor de la colonia (en aquel caso, César: quos
... Caesar .. .fecit, pero se indica quive iussu eius colon(iam) deduxerit, es decir, cualquier Otro),nombra a los primeros pontífices y augures, que constituyen a partir de entonces dos colegios
distintos (pontificum aügurum conlegio in ea colonia sunto), quedando con la misma categoría
que los de otras colonias (optima lege optimo iure). Estos colegios en principio debían tener al
menos tres miembros cada uno, que en adelante se renuevan por cooptación y elección
combinadamente ( 15), pero que hay que observar que en el capítulo LXVI, cuando se habla de
"los primeros", no se menciona su número. El LXVII es el que, al hablar del procedimiento de
nombramientos sucesivos a aquéllos primeros, indica que nunca debe de haber menos de tres, y
lo mismo para los augures. No estamos de acuerdo, en cambio, en un pequeño detalle con el
( 10) G noli, R., Marmora romana, Roma, 1971 , p. 13 7 y nota l. El profesor Blanco nos informa de la aparición bajo éste,. en
recientes trabajos, de otro suelo de mármol rojizo; no lo hemos podido ver ni sabemos que esté publicado; pero aún en este caso, no
conocemos un mármol de ese color y de procedencia hispana que se esté explotando en época de Tiberio; en cuanto a una posible
procedencia foránea, lo encontramos muy difí cil, ya que a comienzos del siglo Id. de C ., apenas Roma está empezando a canalizar las
importaciones griegas y africanas, y en exigua cantidad: encontramos muy difícil que se decore en mármoles policromos el te atro de una
ciudad de la Bética en época de Tiberio. No obstante, quedamos a la espera de reconocer el tipo de mármol rojo de que se trate.
( 11 ) Hay muchos casos a citar, pero por su interés traeremos sólo a colación el culto desarrollado en un ara cerca de Lyon: sacerdos
Romae et A ug usti adara m quae estad conjluentem. Este culto está desarrollado en varios epígrafes, de los cuales el más antiguo es CIL
XIII, 1036, de hacia el año 19 d. de C., y el más reciente de época severiana. Sobre ello, y sobre el desarrollo del culto imperial en general,
véase Komemann, E ., " Zur Geschichte der antiken Herrscherkult", enK/io I, 1901 , pp. 51 - 146. Sobre este sacerdocio, p. 108 . El
proceso del culto imperial, para Komemann, se resume en el cuadro de la pág. 118: el de R omae et Augusti da lugar a Di vi A ugusti y a
Divorum et Augustorum.
( 12) Noctes Atticae XVI, xiii, 4 ( ed. J. C. Rolfe, Loeb, Londres, 1967). Más adelante lo transcribimos completo. Cfr. G arcía y
Bellido, A ., " La Itálica de A driano" , L os Emperadores romanos de E spaña, París, 1965, p. 9. Este autor, siguiendo la opi nión general y
que nunca ha sido contradicha, atribuye a Adriano la conversión de Itálica de municipio en colonia.
(13) CIL II, 5439 (= Dessau , ILS, 6087).
(14) D 'Ors, A., Epigrafía j urídica de la Esp aña romana, Madrid , 1953 , pp. 167 a 280. Los capítulos LXIV y LXIX y LX X ,
dedicados a los duoviros, en págs. 184 y 192; los capítulos LXVI a LXVIII, sobre pontífices, p. 187 ss. En las págs. 167 a 173, detalle del
hallazgo, de las sucesivas publicaciones y estudios sobre la ley. Recoge aquí y a lo largo del estudio toda la bibliografía hasta su fecha, que
esencialmente no se ha aumentado.
(15 ) D 'Ors, A., op. cit., pp. 187 y 191. Cita el caso de C apua como excepcional, ya que según Cicerón allí se dedujeron seis
pontífices y diez augures.
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admirado profesor D'Ors, puesto que él deduce del texto ( 16) que el número determinado de
miembros era de tres. Para nosotros, lo que el texto dice es que no puede haber menos de tres,
pero parece que se deja cierta libertad a la colonia en cuanto al número de sus pontífices y
augures (y ello explicaría el caso de Capua, por ejemplo) ( 17).
Hay que distinguir 、セ@ aquí también el nombramiento de los primeros pontífices coloniales de
aquéllos que se nombren de allí en adelante (o, por decirlo en los términos de la propia ley,post
hanc legem data m). El pontificado, por otra parte, era prácticamente vitalicio ( 18). En cuanto a
los conceptos de creare y de primus, y ya que se aplican a los dos personajes de Itálica, nos
referiremos al cap. LXIX, donde, al hablar de los duoviros de la deductio se les llama duoviri
qui post colon(iam) deductam primi erunt, repitiéndose parecida alusión en el LXX ( 19) con el
participio facti.
Es el LXVIII el que, al establecer la forma de elección de pontífices, augures y duoviros,
dice uti Ilvirum crearefacere su.fficere hac lege oportebit. Y de este creare D'Ors resalta que se
emplea como expresión técnica más apropiada para los primeros nombramientos, puesto que
significa " hacer dotando a la vez de función" (20).
Resumiendo un poco todos estos conceptos vertidos en laLex Coloniae Genetivae luliae
que a su vez, y como es sabido, se funda en cuerpos legales anteriores (Mamilia, Rubria, Acilia,
Tarentina, Antonia, Cornelia, etc.) (21), podríamos deducir con cierta justeza para el caso de
Itálica, que el deductor de la colonia nombró a L. Blatio Trajano Pollio y a C. ¿? Pollio los
primeros pontífices de la ciudad, con ocasión de concederle el status colonial. Según se deduce
también de las obligaciones marcadas para los duoviros en la ley, su mandato no llegaba al año,
durando generalmente desde el día que se formalizara la deductio hasta el1. o de enero siguiente
(22), en que eran elegidos otros, ya por los comicios ciudadanos. En este caso, y dado que se
dice de ellos designa ti iterum, hemos de deducir que ellos fueron a la vez los primeros duoviros y
los primeros pontífices de la Itálica colonia, y que el pueblo los reeligió después para otro
duovirado. Es un motivo más que suficiente como para que acometieran un conjunto de
liberalidades con las que al mismo tiempo agradecían al emperador deductor y a los
conciudadanos los honores recibidos. El teatro parece un lugar muy adecuado para ambas cosas
(23).
En cuanto a la compatibilidad de magistraturas civiles y religiosas, nos referiremos a
Cicerón (24), que hace ver cómo el sacerdocio no se planteó nunca como una casta clerical
cerrada; de hecho, muchos cargos del ardo magistratum y del ordo sacerdotum recayeron
inc¿ntables veces en las mismas personas.
No obstante, en nuestro caso habremos de explicar aún el que al emperador reinante se le
designe solamente como Augusto, ya que nosotros evidentemente no estamos pensando en
Octavio. Hay una primera explicación y sin duda la más sencilla. Si se tratara de un familiar
(16) Neve quis quem in con{egiumpontijicum kapito sublegito coopta/o (obsérvese la alternancia de procedimiento) nisi tune
cum minus tribus pontificib(us) ex iis qui c(oloniae) G(enetivae) sunt, erunt.
( 17) No obstante, D'Ors recuerda los pont(fices minores de la propia Roma como modelo, y este argumento es bueno.
( 18) Ya que se especifica que sólo sepuedeperderpormuerte o por condena. Cfr. D'Ors , op. cit., p. 190, con los ejemplos del CIL/1.
Por ello, poaemos suponer que los dos personajes de Itálica pertenecieron al colegio pontifical hasta su muerte y, por ser además los
primeros, debieron gozar de especial consideración y rango.
( 19) Aquí también podría entenderse que previamente podría haber duoviros, pero no queda suficientemente claro.
(20) D'Ors, op. cit., p. 192.
(21) Ibíd., p. 168 y passim.
(22) Caps. LXIX y LXX. En el LXIX se dice que los primeros duo viros durante su magistratura y los siguientes dentro de los
sesenta primeros días del comienzo de su mandato ... ". En el LXX se releva a los primeros de los ludi, que debían mantener los duoviros a
su cargo durante el mandato, en atención a la brevedad del suyo.
(23) En el caso de Itálica, porque seguramente el emperador corrió con los gastos de la ampliación, en la que se añadió la su mm a
ca vea, con lo que 'complementaban su obra, y a los conciudadanos porque se beneficiaban directamente del embellecimiento del mismo.
'(24) Cicerón, D e leg., ed. R. Labrousse, !956, p. CXI.
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directo de tal emperador, resultaría natural que aquél se refiriera a éste de forma menos
protocolaria de la habitual. Al mismo tiempo, cualquier italicense que lo leyera, no precisaría
tampoco mayores explicaciones, pues no sólo Aelia y Ulpia son familias muy notorias en la
ciudad (25), sino que ésta se ha visto honrada con "sus" emperadores (26).
Esto precisa, no obstante, que aportemos algún apoyo de paralelos, pues mientras referidos
a Octavio tenemos en Hispania tres casos en los que se llama sólo Augusto (27), después de él
este uso se enrarece cada vez más. Citaremos, sin embargo, algunos casos de Atenas, en el
teatro de Dionisos (28) , Teadelfia (29), las sentencias de legati en las controversias de límites
de Delfos (30) y Lamia (31), el epitafio de Terencio Gentiano en Sarmizegetusa (32) , por no
citar la costumbre inveterada de esclavos y libertos imperiales, al designarse Aug. ser. o Aug.
lib., sin especificar casi nunca de qué emperador lo son. Hemos querido hacer ver sólo que no es
tan impensable en una inscripción semi-oficial la referencia al emperador reinante como
Augusto o por su cognomen a secas, sin que tenga que tratarse por fuerza de Octavio, puesto que
los ejemplos que hemos escogido son todos de comienzos del siglo 11. Hemos de recordar
también las innumerables veces que los miembros de la familia imperial son citados por
referencia al emperador sólo como Augusto: así, Plotinae coniugi Augusti (ILS, 298),
Marcianae sorori Aug(usti) (CIL IX, 5894 ), etc. Pero quizá el paralelo más exacto que hemos
encontrado sea uno de la propia Hispania, CIL IL 3349, de Mancha Real (Jaén, en la Bética).
Por las afirmaciones de Hübner, se feoha sin duda en época de Vespasiano (litteris aevi
Vespasiani... litteris inclinatis.. .). Pero el texto dice: AVGVSTO/ PACI PERPETVAE.ET
CONCORDIAE/ AVGVSTAE/ Q. VIBIVS. FELICIO. SEVIR ET/ VIBIA FELICVLA.
MINISTRA. TVTELAE/ A VGVSTAE . D .S.P.D.D. Como vemos, hay un emperador vivo,
verosímilmente Vespasiano, designado sólo como Augusto. Hay que descartar aquí también que
se estén refiriendo a Octavio por la falta de divus. Creemos que, aunque poco frecuente, hay que
considerar la posibilidad de que se pueda llamar Augusto al emperador reinante sin que tenga
que tratarse de Octavio.
Todo esto nos lleva directamente a la cuestión de quién fue el deductor de la colonia
italicense y qué tipo de deductio se hizo. Como ya hemos mencionado y es muy conocido, el
cambio de Itálica de municipium a colonia ( 3 3) se atribuye generalmente a Adriano gracias al
siguiente párrafo de Aulo Gelio (34): De cuius opinationis tam promiscae erroribus divus
Hadrianus in oratione, quam de Italicensibus, unde ipse ortus fuit, in Senatu habuit,
peritissime disseruit mirarique se ostendit, quod et ipsi Italicenses et quaedam item alia
municipa antiqua, in quibus Uticenses nominal, cum suis moribus legisbusque uti possent, in
(25 ) G arcia y Bellido, A. , art. cit., p. 11. N aturalmente, no todos los 12 casos que cita el llorado maestro pertenecerían directamente
a estas famil ias, pero son sintomáticos. De hecho, sólo nos consta el padre de T rajano(E tienne, R., " Les sénateurs espagnols sous Trajan
et Hadrian" , Les Empereurs... , cit., p. 55 y espec. p. 64, n.o 12), Trajano y el propio Adriano; sin embargo, la aparición del cognomen
Tra ianus en nuestro caso es más significativa. Véase más recientemente una puesta al día en el tema de los cultos municipales y provinciales en la Bética. en C. C astillo, " Stadte und Personen der Baetica" , ANRN, 11-3 (Berlín. 1975), 601 -654, espec. 624-6 31.
(26) H ay que imaginar el impacto que esto debió causar en la antigu a, pero pequeña ciudad bética.
(27) E n Córdoba. Sagunto y Martos (cfr. CIL JI, 21 97, 3827 y 1664).
(28 ) Mary Smallwood, E ., Docum ents il/ustrating the Reigns ofNerva, Traianus and H adria nus, Cambridge, 196 6, pág. 55 , n.o
109 (= ILS, 308). Tras la dedicatoria del propio Adriano, hay una frase añadida, en griego, en la que el Areópago recuerda cuando
Adriano (sic) fue su arconte, equivalente en este caso a tribunus plebis (cfr. Vita Hadr., 3).
(29) Ibíd, pág. 66, n.o 161: 'A opurvo[ii ro) vKvpiov ...
(3 0) Ibíd. , p. 160, n.o 446: la orden le llegó del optimus princeps, sin que pueda saberse si es Trajano o Adriano.
(3 1) Ibíd., p. 161 , n.o 447: ... adh ibito a me Julio Victore evocato A ugusti mensore:..
(32) Ibíd., p. 88, n.o 237: se dice de él que fue " pontífice y compañero tuyo, oh, T raj ano, censor, cónsul... " .
(33) Según Tácito,Annales X IV, 27 -33, se llegó a preferirinclusoel nombre decognomentum coloniae militaris aldel municipium
(también lo comenta G elio, loc. cit.). Cfr. el muy completo articulo " Colonia", de F . Lénormant, Daremberg-Saglio, t. I-2, p. 1303 ,
espec. 1318.
(34) Noctes Atticae, XVI, xiii, 4 y nuestra nota 12.
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ius coloniarum mutan· gestiverint. Sin embargo, bajo nuestro punto de vista, en este párrafo no
se dice que los italicenses hubieran gestionado tal petición ante el propio Adriano. Como se
sabe, en ese capítulo se está discutiendo precisamente sobre las ventajas y desventajas de
municipios frente a colonias ( 35 ). Pero a renglón seguido Adriano propuso un ejemplo contrario,
el de Praeneste, que pidió se le cambiase su status de colonia por el de municipio, y esto
había ocurrido con Tiberio, casi cien años atrás.
Somos conscientes, sin embargo, de que no podemos probar que fuera Trajano el deductor,
sino que, antes bien, tenemos el argumento en contra del propio nombre de la colonia. Pero no
olvidemos que son sólo dos, y más recientemente un fragmento de tubería de plomo, las
inscripciones que mencionan el nombre tal como lo conocemos, C. A. A. l. , y que existe al
menos una, CIL IL 1135 , en la que comparece un c(ivis) r(omanus) C(oloniae) V.
Italicensium (35). Esta V no está explicada. Mommsen la quiso creer V(lpia), pero su opinión
fue oscurecida por la V(ictrix) que supuso Hübner (aunque no encontramos un motivo válido
para que Itálica luciera entonces ese apelativo de " vencedora" ) y por el V(rbs) de Vitinghoff ( 37)
basado en CIL, II, 235 , donde hay urbs Italica. García y Bellido salva la cuestión (38)
diciendo que hasta ahora se trata de un hapax. Nosotros nos inclinamos por creer que el status
de colonia debió solicitarse ya con Trajano, y que durante un tiempo que por fuerza debió ser
breve el nombre de la colonia fue Colonia Ulpia Italicensium. Por razones que de momento
se nos escapan, pero que deben relacionarse con el brusco deceso de Trajano, quedó en el último
y definitivo de Colonia Aelia Augusta Italica o Italicensium (39).
Realmente, por lo que s-abemos, la vinculación de Trajano con Itálica fue mucho más fuerte
que la de Adriano, quizá por la formación filohelena de este último. No compartimos, sin
embargo, la tesis de R. Syme, que quiere demostrar una escasa influencia hispana en el Senado y
en la política de Nerva, Trajano y Adriano y, más tarde, de Marco Aurelio ( 40), comenzando
por negar el nacimiento de Adriano en Itálica, como él dice, " near the far end of the western
world" ( 41), a pesar de Gelio, loe. cit. , italicensibus, unde ipse ortusfuit, y de Vita Hadr. 1,3:
quinto decimo anno ad patria m rediit. En fin, parecen claros este redeo, este patria m, este unde
ortusfuit, pero no parecen serlo para el prestigioso especialista inglés, que se esfuerza por sugerir
otras explicaciones menos consistentes. Incluso de la estancia juvenil de Adriano en Itálica, que
ya no se puede negar, dice que " no pudo ser muy larga", " quizá" sólo de un par de años, sin ofrecer prueba alguna ( 42).
En cualquier caso, ya que no es ocasión ahora de que entremos en ese problema, es
evidente, porque la arqueología nos lo demuestra, que muchas cosas en Itálica parecen ser
trajaneas, que el grueso de las iniciativas son adrineas y que muchas de ellas están siendo aún
terminadas en época de los Antoninos. Tenemos muchos ejemplos de esta costumbre, de
Trajano a Marco Aurelio, de terminar y mejorar lo que el predecesor comenzó, como en Ostia
(35) Vid. sobre ello Vitinghoff, F ., R omische K olonisation und B ürgerrechtspolitik unter Caesar und A ug ustus, Maguncia, 1951,
pág. 41. D 'Ors, A. , en EJER, se plantea también la misma interrogante que nosotros.
(36) G arcia y Bellido, A. , op. cit., p. 9, la menciona, pero no desarrolla esta V.
(37) Vitinghoff, F ., op. cit., p. 76.
(38) García y Bellido, loe. cit.
(3"9) E s más, resulta posible que, siendo Trajano el primitivo deductor de la colonia, ante su muerte, la misma Itálica, para
congraciarse con su también paisano Adriano, solicitara el cambio de nombre .
( 40) Ello le lleva a rebatir, junto con nuestro admirado H . G . Ptlaum, el trabajo de R. E tienne sobre los senadores hispanos en esa
época (que ya hemos citado), a cuyo procedimiento estadístico, al menos en ese trabajo, no vemos objeciones, pues si bien es cierto que no
existe epigrafía en Itálica sobre esos nueve senadores italicenses, creemos que son sufic ientes las fuentes literarias y los fastos.
(41) Syme, R. , " Hadrian the intellectual" , Les Empereurs.. ., cit., p. 246. Cfr. discusión en pág. 82.
(42) Es bueno el argumento de R. E tienne (ibíd., p. 83), cuando dice que la estancia debió ser algo más la rga, ya que le quedó tal
acento provinciano que en su primer discurso ante el Senado hizo reír al auditorio. Sin embargo, Etienne no defiende definitivamente si
nació en Roma o en Itálica.
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(43), Atenas (44), Forum Appi (45), etc. Hemos de tener en cuenta también los testimonios
honoríficos de Trajano que se han hallado en la ciudad ( 46).
Ambos emperadores, pues, pudieron por igual realizar la deductio. Los dos nacidos allí, los
dos acreditados con la creación de varias colonias o su consolidación, especialmente Adriano.
Así, Ostia ( 47), Atenas, donde se le llama restitutor coloniae suae (Troadenses) ( 48), en
Parium (conditor coloniae) (49), al mismo tiempo que demostró una especial debilidad con la
colonia Sarmizegetusa, en Dacia, sobre cuyo nombre llamamos especialmente la atención, ya
que era fundación trajanea: Colonia Ulpia Trajana Augusta Dacica Sarmizegetusa (50) , a la
que regaló, entre otras cosas, un acueducto (51). Para Trajano, además de ésta, recordaremos
su deductio de Timgad (52) y Leptis Magna (53). La liberalidad de ambos está suficientemente
demostrada, y sólo traeremos aquí, por su adecuación, una dedicación en Tívoli (54), de la
propia provincia Bética, a Adriano, ob liberalitates publicas (55).
Sobre qué tipo de deductio se hizo, hay que descartar la colonia militum, como lo fue
Mérida, y la latino mm, puesto que al menos desde Vespasiano todos tenían el ius Latii. Tendría
que ser colonia civium romano mm, pero nos resulta difícil encajar en este antiguo esquema a
una ciudad que tuvo ya a Tiberio de patrono (56). Nosotros nos inclinaríamos por un
comentario más generai que hacía Zumpt(57), es decir, la conversión de una ciudad en la que no
se ha efectuado ninguna clase de deductip en el sentido histórico y legal (es decir, no se ha
producido asentamiento, sea de colonos o veteranos), mediante unaformula coloniae. Itálica, .
lógicamente, debió de disfrutar de una constitutio municipal al menos desde el15 a. de C. (58).
Por lo tanto, es razonable suponer que en este caso la deducción no trajo consigo asentamientos
ni nuevas leges agrariae (59). Su único objeto debió ser el afán de asimilación a Roma por los
( 43 ) Sm allwood, E . M. , Documents... Hadrian, cit. , p. 130 , n.o 386: A ntonino Pío termina las termas en las que su divus pater
llevaba gastados 200.000 sestercios, y las embell eció con mármoles.
(44) lbíd, p. 133 , n.o 396: ... Antoninus... Aug. Pius... aquaeductum in Novis [Athenis coeptum a divo Hadriano patre suoj
consum mavit [dedicavitqu ej.
(45) l bíd., n.o 406: es el tramo de la Vía Apia de Triponti o a Forum Appi, empezado por N erva y te rminado por Traj ano.
( 46) C laro que se podrá dec ir que estos homenajes esta rían justificados por haber nac ido alli, aunque no hubiera distinguido
espec ialmente a Itálica.
(47) Smallwood, E . M .,Documents... H adrian, cit., p. 177, n.o 476 , año 133. Ostia se vio conserva/a et aucta omni indulgentia el
liberalitate eius...
(4 8) ! bid, p. 180, n.0 4 90.
(49) l bíd , p. 180, n.o 4 9 1.
(5 0) l bíd. , p. 55, n.o 111. Cfr., sin embargo, Vita H adr., 6, 4. Vid. rec ientemente Schindler, W ., " Die Kónigstadt der D aker. lhr
Verhiiltnis zur Colonia Ulpi a T raiana Sarmi zegetu sa" , K lio 59, 1977 , 1, p. 195.
(5 1) lbíd., p. 132, n.o 394. Lo hizo per Cn. Papirium A /ianum leg. eius pr. p r. E n el caso del de C esa rea de Palestina (L ato mus
XIX , 1960, p. 11 O} fue per vexil(lationem) leg. VI Fe {r}(ra tam). Recordamos este ejemplo para el acueducto de Itálica, del que en otro
lugar hemos sugerido que fu ese a través de un a vexillatio de la VII G emina: en " El acueducto romano de Itálica", MM 20, 1979,
p. 282.
(52) Jbíd., p. 187, n. o 508 (= CIL Vlll, 17483), en el arco triu nfal: ... Traian us...fecit... Colonia m M arciana m Tham ugadi p er
leg. 111 Aug ...
(53) Jbíd , p. 187 , n.o 509 (= IRT, 353), tam bién en el arco triunfal: Colonia Ulpia Traiana Fidelis L eptis Magna.
(5 4) l bíd , n.o 11 7 (= JLS, 3 18).
.
(55) cfr. Vita Hadr., 23, 14 . Para aquéll as que tuvo con Itáli ca, cfr. Dio C ass. , LX1 X , 10, l.
(56 ) CIL JI, 1113 (l a lectura es de Hübner) (Vid. Harmand , L , L e patronal sur les col/ectivités publiques, París, 1957, s. v.
Jta lica). Según Lé no rman t, F., art. cit., la s colon ias civium romanorum cesaron hacia el año 100 a. de C. para dejar paso a las colonias
militum. Las primeras verd aderas son las de Sila en 82 a. de C .
(57) Zumpt, A . W. , Commenta tiones epigraphicae, 185 0, p. 465.
(58) Sobre la fecha de l municipium, vid recientemente Chave s T ristá n, F. , L as monedas de Itálica, Sevilla, 1973,. que· lo data
haci a el año 15 a. de C . por las monedas . Sin embargo, nosotros creemos que pudo ser municipio ya con César. Vid . Brunt, P. A .,Italian
Manpower, O xford, 1971 , p. 602 , que ve esta posibilidad (frente a Vitinghofl) si podemos entender así las alusiones a munícipes de los
ciudadanos italicenses que apare cen en Be/l. A lex., 5 2 o Be/1. Civ. , 11, 21 , 2. Recuerda tambi én el carácter de " municipio antiguo" que
Adriano le da en G e!io, loe. cit., con todo ello estamos de acuerdo.
(59) Como habían sido en principio las coloniales (Apuleya, M am ilia, Fla via y Julia). E stas leyes daban todos los detalles de la
fund ación y el número de 1oscuratorescolon iaededucendae, que primero fu erontriumviri c. d. , pero más tarde podían ser dos, cinco, diez
o incluso ve inte (Cfr. Lénorm ant, art. cit.).
149
motivos que también Gelio recoge (60). Desde que Augusto, el13 a. de C. tomara el título de
Pontifex Maximus (61), éste ocupó lugar preferente entre los títulos imperiales, y así vemos el
esquema consul-pontifex maximus se cumple con los duoviri-pontifices. El pontificado hace
del emperador el jefe de la religión imperial, y de estos duoviri los jefes de la religión colonial.
Pero para completar esta hipótesis habríamos de decir algo sobre el planteamiento que se
da al tema de los pontífices-flamines en general y, con él, rozar el del origen del culto imperial.
Resumiremos a los dos principales autores que se han ocupado del tema para Hispania, R.
Thouvenot (62) y R. Etienne (63).
Para Thouvenot, que hace referencia a casi todas las inscripciones de pontífices,flamines,
flaminicae y sacerdotes, la conclusión es que el pontífice presidía todas las ceremonias
religiosas de la ciudad. Había, para este autor, una cierta laxitud en la denominación de las
personas encargadas de celebrar las ceremonias religiosas oficiales. Parece, en fin, que los
flamines estarían más dedicados al culto de los di vi y los pontífices al del emperador y su do mus,
sin que se pueda hablar de una norma absoluta (pues él es consciente de las excepciones
epigráficas que hay). Por otra parte, el culto imperial parece haber sido el preeminente. Registra
en la Bética los indicios más temprános del culto imperial, en ciudades como Urgavo ( 64) y
Antikaria (65).
En cuanto a R. E tienne ( 66), en su discusión de la oposiciónpontifex-jlamen, recuerda las
tesis de Beurlier y Toutain, en el sentido de la libertad de cada ciudad para escoger los títulos
religiosos, y la de Van Nostrand, que no propuso una solución definida, pero sugirió que debía
responder a una ley para nosotros desconocida. Etienne, por su parte, resalta que en cuanto a
Lusitania y Tarraconense, los sacerdotes conocidos son todosflamines con unaexcepción(67).
Sólo, pues, la Bética presenta variaciones, ya que hay personajes que son o han sido a la vez
pontifex y }lamen (68). Como explicación más lógica, dice que los pontífices se ocupan del
conjunto y los flamines están especializados o en una divinidad, o en un emperador, o en el
conjunto de los di vi, basándose en un conocido texto de Cicerón ( 69) y en la nominación de los
cargos. Pero tenemos en contra flamines que se encargan de todo y pontífices divi Augusti.
Habría que acudir según él a una explicación cronológica: el flaminado en la Bética sería de
introducción tardía, y por ello los pontífices empezaron encargándose del culto imperial (70).
Sin embargo, nosotros encontramos que también para ello hay inconvenientes, pues desde
Tiberio tenemos unflamen divi Augusti (71). Las tesis de Marchetti, en el sentido de que los
pontífices se encargan de los augustos vivos y los flamines de los difuntos, tampoco es válida por
las distintas excepciones que Etienne recoge y que nosotros nos excusamos de repetir. La
existencia de un reglamento general sobre el culto de Augusto, como suponía Mommsen, sigue
sin poderse probar por el momento, salvo en su aspecto provincial, gracias a la !ex deflamonio
(60) Aulo Gelio, Noctes Atticae, XVI, xiii, 9: Quae lamen condicio. cum sir magis obnoxia et minus libera, potior lamen est
praestabilior existimatur propleramplitudinem maiestalemque populi Romani, cuius istae coloniae quasi effigies parvae simulacraque esse quaedam videntur...
(61) Bouché-Leclercq, " Pontifex", DS IV, 1, p. 574.
(62) Thouvenot, R., Essai sur la province romaine de Bétique, París, 1940 ( 1973), p. 290 ss., y addenda en la pág. 790 de la 2.•
edición.
(63) Etienne, R., Le culte impén"al dans la péninsule ibérique d'Auguste a Dioclétien, París, 1958, p. 231 ss.
(64) Tiene varias dedicaciones a la familia de Augusto. Cfr. nota 6 e infra.
(65) CILII, 2038 a 2040:pontifex Caesarum. Se trata de tres epígrafes aLivia, a Druso y a Germánico entre 14 y 29 d. de C., dos
de Cornelio Próculo y otra de Cornelio Basso.
(66) Op. cit., p. 231.
(67) Unpontifex Caesarum primus, de Mancha Real , que Etienne dice es de la provinc ia de Ciudad Real y explica porqué antes
hubiera pertenecido a la Bética. Pero creemos que esta Mancha Real pertenece a la provincia de J aén; en este caso, no habría tal excepción
para la Tarraconense.
(68) Vid. CIL II, 1534, !663, 2105, 3362, etc.
(69) De leg. 8, 20: omnibus di vis ponlijices, singulis flamines sunto.
(70) De ahí que la Lex Geneliva no haga mención de losflamines.
(71) CIL JI, 1534 (U/ia, Córdoba).
150
provinciae de la Narbonense, fechada primero en época de Augusto y acertadamente refechada
en época flavia (72). Etienne concluye, tras este no fecundo repaso (p. 234 ), que la Bética, por
su pasado republicano y por ser provincia senatorial, tiene un status especial, y sus ciudades han
incluido el culto imperial dentro de lo sagrado en general. Pero para esto sigue tropezando con
las mismas excepciones.
¿Cómo podremos salvar, entonces, estas notorias contradicciones sólo con los datos de que
disponemos? Nosotros creemos que analizando dónde y cuándo se dan estas excepciones, y de
qué tipo sori. Por ejemplo, en Antequera hay dos pontifices Caesarum (CIL JI, 203 8 a 2040), ·
honrando a Julia, la hija de Augusto, y a Druso. En CIL JI, 2115, Urgavo tiene ya unpontifÚ
· divi Augusti; pero recordemos que esta ciudad dedicó a Augusto CJL JI, 2107, llamándole
padre de la patria cuatro años antes de que este título le fuera conferido oficialmente en Roma.
Las otras excepciones son Obulco, Carmo y Aurgi. Es decir, las excepciones, puesto que
a partir de Tiberio no vuelven a aparecer estos pontífices de culto imperial, son cinco:
AnÍikaria, Urgavo, Obu leo, Aurgi y Carmo: casi todas ellas han jugado un papel en las guerras
civiles, y muestran a la vez una gran afección al culto personal de la familia imperial, junto
con Ulia (que aunque no haya dado aún una de estas excepciones no seria raro que aún la
diera, por el mismo apego a la gens Julia, cuyos miembros son sus patronos en época tan
temprana).
No se nos ocurre que se pueda encontrar otra justificación para este temprano culto
personal e imperial que las famosas devotio y fides ibéricas por las que abogaron Von
Premerstein (73) y D'Ors (74), y que luego ha sido tan infundadamente desechada por los
sucesivos estudiosos del tema. Que esta devotio pudiera o no tener contaminaciones, o incluso
una procedencia, del mundo helenístico (que para Oriente explicó tan sagazmente Kornemann
en su ya lejano trabajo) (75), es algo que no vamos a discutir ahora, y no obsta para que
sepamos el papel que tal devotio jugó durante toda la conquista de Hispania, cuando los
Cornelios, los Fabios Máximos o los Pompeyos veían agolparse a sus puertas a los régulos y a
los indígenas notables, en solicitud de su patronazgo, llevados de la misma admiración a la
persona con que Metelo fue casi divinizado en Córdoba (76). Guiados por un fino instinto
político, esta larga serie de generales vio en esos patronatos un magnífico medio de introducción,
(72) En Ehrenberg, V. y Jones, C., Documents.. . and Tiberius, cit., figuraba como documento augusteo con el n.o 105. Luego se
logró fecharlo en época flavia y por ello vuelve a aparecer en McCrum y Woodhead, Se/ect Documents qfthe Principote qfthe Flavian
Emperors, Cambridge, 1966 , pp. 52-53, n.0 128. En efecto, otro es el caso del flaminado provincial, del que la Hispania Tarraconense
nos ha surtido de tan numeroso ejemplos. Mientras Tarraconense y Lusitania lo tienen desde Tiberio, para la Bética parece no haberlo hasta época fla via. Su aplicación y cronología ha sido resumida y retrasada por Deininger, J ., " Zur Begründung des Provinzialkulten in der
Baetica", M M 5, 1964, p. 16 7 y espec. 169. La lleva a época de D omiciano, negando la lectura de CIL IL 3271 (Cástulo), donde
aparece unflamen augusta lis in Baelica plimus. Este personaje había sidotambiéncuratordivi Ti..., pero, efectivamente, debe tratarse de
Tito y no de Tiberio, que no fue divinizado.
(73) Von Premerstein, A., Vom Werden und Wesen des Plinzipats, Munich, 1937 , pp. 32, 54, 170 y nota 1 de la p. 54.
(74) D 'Ors, A. , "Sobre los origenes del culto al EmperadorenEspaña,Emelifa, X 1942, pp. 197-227 y 354-359; cfr. tambiénMenéndez y Pelayo, M., Histo lia de los heterodoxos españoles, 1, 1919, p. 446 ss.
(7 5) Komemann, E. , art. cil., passim. Por influencia de Oriente sobre Occidente (p. 11 6), el culto deldivus A ugustus lo desempeña
el 'apyuepe(y; arerpavórpopos, es decir, eljlamen, y de ahí la costumbre de portar la co,rona dorada (cfr. Tertuliano, De ido!, 18:
corona a urea sacerdotis provincia lis .. .). También.Suetonio dice de Domiciano (cap. 4) que cuando presidia las ceremonias religiosas en
el Capitolio lo hacia capitegestans corona m auream cum ej]igie lo vis ac Junonis Minervaeque. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que
Komemann se refiere esencialmente al culto provincial en este estudio. (Vid. también nuestra nota 11 .)
(76) Sobre este interesante pasaje, véase Salustio. Hist. 2, 70: Plutarco, Sertorio, 22 y Valerio Máximo, 9, i, 15. Aparte de las
descripciones de los banquetes, coros, victorias descendiendo del techo, etc., las tres fuentes estan de acuerdo, con distintas expresiones,
en que Q. Metelo Pío, en Córdoba, ese invierno del 74-73 a. de C., recibió honores casi divinos: ... tum venienti fe re quasi deo
supplicabatur, dice Salustio; Plutarco que " las ciudades por donde pasaba le recibían con sacrificios y altares ", y Valerio Máximo, que
demissasque lacunaribus aureas coronas velut caelesti capite recipiebat. (Esta costumbre de las coronas doradas enlaza con lo dicho en
la nota anterior.) Nos parece bastante claro el intento de divinización de una persona viva que aquí queda reflej ado, y al que el pueblo de la
Bética demuestra ser proclive. También se trasluce en los tres autores la repugnancia que les produce la aceptación complacida que
Metelo hizo de estos homenajes, que Salustio hace extensiva a los coetáneos, que pensaban que aquello era indigno de un romano. Del
hecho de que Valerio Máximo llame a la Bética horrida et bellicosa provincia deducimos que la costumbre era practicada por los
indígenas, aunque el séquito de Metelo participara en los actos descritos. Cfr. sobre ello R. Etienne, op. cit., pp. 101-109.
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enriquecimiento personal y control e influencia en Roma en su propio provecho. Este es el
origen de las poderosas familias hispano-romanas que, fundadas en su riqueza y en sus rancios
orígenes, entroncadas con lo mejor de Roma, tanto peso habrían de tener más tarde en el Senado
y en la política del Imperio.
Si estas ciudades que mencionamos, seis o las que fueran, quisieron llevar su fervor a
solicitar la dedicación de un sacerdos especial al culto de los Julios, en una época en que aún no
estaba todo bien estatuido, es difícil que se les negara, o, al menos, no hubiera sido estratégico
hacerlo. En tal caso, y al ser el pontificado superior al flaminado, como sabemos por Livio y
Cicerón (77), además del que con más frecuencia ostentaban los miembros de la familia
Julia, debió ser ése el sacerdocio escogido por estas ciudades. Como, por otra parte, en las leyes
coloniales de César y anteriores, no existía el flaminado para un culto personal, y los sacra en
general se encomendaban a los pontífices, hubo que permitir una excepción temporal, quizá bajo
la fórmula legal del fundus jieri; de esta fórmula hablan diversos autores antiguos (78), y
consistía en que a veces una ciudad de derecho latino podía adoptar, mediante un decreto
especial, una ley o norma de las que regían en Roma, o incluso el conjunto del derecho privado.
Esto es lo que creemos ocurrió en estas ciudades.
Quedaría así resuelto, al menos en nuestra opinión, el problema de la oposiciónpontifexjlamen en la Bética queplanteaba Etienne, y se viene discutiendo desde antiguo. Puede decirse
que casos como éstos fueron los que obligaron a buscar una solución para permitir y encauzar el
culto, desde Tiberio, a través de losjlamines.
Por otra parte, el permitir la generalización de los pontífices A ugusti hubiera contaminado y
confundido la primitiva calidad republicana de la institución. La Bética, por tanto, no resulta
una excepción, sino que a partir de Tiberio, como en otros sitios, el culto imperial lo desarrollan
losjlamines. Sólo los.casos particulares de estas ciudades béticas precipitan un problema que ni
Augusto ni Tiberio quisieron para sí mismos, por escrúpulos muy comprensibles, pues la idea
del culto personal repugnaba habiendo sido educados en los principios de la República.
De todas formas, se consiguió preservar el pontificado para su primitivos fines, pero, ante el
aluvión de religiones importadas, quedó cada vez más como el residuo de una gloriosa tradición,
rodeada de una aureola de prestigio, genuinamente romana, y esto, en fin de cuentas, es lo que
buscaba Itálica al cargarse a las espaldas el pesado estatuto colonial.
ADDENDA
Finalizado ya el Congreso en el cual sostuvimos nuestra comunicación, tuvimos ocasión de
conocer directamente del profesor Pellicer Catalán, catedrático de Arqueología, Epigrafía y
Numismática de la Universidad de Sevilla, los resultados de una estratigrafía por él realizada en
el teatro de Itálica, en el verano de 1979.
La llevó a cabo en los sólidos paramentos levantados para servir de apoyo a la summa
ca vea del teatro. Esta summa ca vea, que no existía en el teatro republicano, formó parte de la
ampliación del teatro, y es coetánea de los embellecimientos costeados y conmemorados por los
dos duoviros y pontífices de la inscripción de la orchestra objeto de nuestro estudio.
(77) Esto queda claro en Livio, 37, 51 y 40,42 y en Cicerón, Phi/. XI , 8; Citan casos dejlamines(Dia/is, Martialisy Quirinalis),
pQr los comicios.
que quisieron escapar a la autoridad disciplinaria del pontifex maximus, siéndoles イ・。ヲゥュセ@
(78) Aulo Gelio, XVI, xiii, 6 y XIX , viii , 12. Livio, 35, 7; Cic. Pro E albo, 8; Festo, s.v. Cfr. Marquardt, R6mische Stadtsverw. J,
p. 52 y Lénormant, F., art. cit. , p. 1.309 y nota 217.
152
Los resultados de esta interesante estratigrafía serán publicados en breve por el profesor
Pellicer, pero, entre tanto, hemos sido autorizados por él para adelantar que toda la obra de
ampliación se llevó a cabo en los dos primeros decenios del siglo 11 d. de C., es decir, en época
trajano-adrianea. El paramento a que aludimos, de técnica post-neroniana, atraviesa limpiamente los niveles flavio, julio-claudio, augusteo y republicano, mientras que el estrato superior
contiene gran cantidad de cerámica fechable a comienzos del siglo 11, como hemos dicho,
además de las lógicas y más escasas cantidades de cerámica de los niveles anteriores, producto
de la extracción de tierras para la cimentación. Ello quiere decir que tales obras nó pudieron
realizarse en ningún caso a comienzos del siglo 1 d. de C.
Con estos resultados, alcanzados por medios arqueológicos de irreprochable técnica,
vemos comprobada una tesis nuestra planteada por la vía histórica. Agradecemos vivamente al:
profesor Pellicer el haber podido ofrecer la primicia de esta excavación suya en el teatro de
Itálica, y esperamos su pronta publicación.
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