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CANTO, ANA BEJARANO y FÉLIX PALMA EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA, REVVE ANABARAECUS Y EL CULTO DE LA CONFLUENCIA1 (Tafel 42-48) Introducción La excavación2 (Taf. 42 a) tuvo lugar dentro del recinto arqueológico visitable conocido como »Casa del Anfiteatro« (fig. 1). Se trataba de una estructura parcialmente visible en superficie desde las excavaciones de la citada vivienda señorial, iniciadas en la década de los sesenta3 . Por el aspecto de monumentalidad de los restos, y las lagunas de datos existentes acerca de la necrópolis que amortizaba la citada domus suburbana, se planteó su excavación para esclarecer varias interrogantes, ade_más de documentar todas las estructuras existentes. Una de estas cues- Abreviaturas: Augusta Emerita =Augusta Emerita. Actas del Bimilenario de Mérida (1976). ERAE =L. García Iglesias, La Epigrafía romana de Mérida (tesis dactilografiada - Univ. Complutense de Madrid [1972]). EREP = A. García y Bellido, Esculturas romanas de España y Portugal (1949). ILER =J. Vives, Inscripciones Latinas de la España Romana (1971). 1 Dentro de las labores que desempeña el Consorcio de la Ciudad Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida está la de realizar convenios o colaboraciones con otros organismos, en este caso concreto con la Dirección General de Juventud de la Junta de Extremadura, para la ayuda en tareas arqueológicas en zonas que, por la propia dinámica del Patronato y de la ciudad en sí, serían difíciles de acometer. La excavación que aquí se presenta, a diferencia de otras, se efectuó en una zona »arqueológicamente protegida« y libre de cualquier »impacto constructivo«, durante la realización del Campo de Trabajo Internacional Emerita Augusta, durante el segundo semestre de 1994, siendo después continuada con obreros del Patronato. Queremos agradecer desde aquí la ayuda prestada a los participantes en dicho Campo de Trabajo, además de a los obreros del Patronato, así como a las varias personas que desinteresadamente nos ayudaron en la excavación de este edificio. 2 Durante la realización de la excavación y el estudio de sus resultados el organismo responsable de los trabajos era el Patronato de la Ciudad Monumental de Mérida. Muy recientemente se ha creado el más arriba citado consorcio, con las mismas competencias pero mayor capacidad jurídica que el anterior, dejando el Patronato de existir como tal. 3 E. García Sandoval, Informe sobre las casas romanas de Mérida y excavaciones en la »Casa del Anfiteatro« (1966); id., La casa romana del anfiteatro (1969); A. Balil, Sobre la arquitectura doméstica en Emérita, en: Augusta Emerita, 75 ss., espec. 85 ss. 248 ALICIA M. CANTO -ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA DCASA .IWMANA EL ANFfiiAT'D ------- -- Ci MARIANO JOSE DE LARRA I .•/ '> ' ,/ '",...,,'t-'::::_,'· / / I ""/ --..,.. ¡ . . . ._ / ,. . . . ,'( ..J 1.."...... , " fI ' ', /", ' I I " .. / ___ _ '- / I ' ' v' / .... l' 'l ' ', . . . . . . . . .,/ / ,./ 1 l.. ........"""I I I )... ..................... ';..¡....._ I 1._.J ¡r--., ........... ,......., .. ,..._ - I 1,.._ ' , , .... ..._ ._/,l_J I / I I "" <> . . . . . . . ... o r-- _ _ _" _J 1 <: ,../ / - (' /' / / / -- -- - ,- I / , ,., ,., ,. . . ,......,\ r---., \ ' r,.._ . . . . . . . . ,. 1 1 \ セ|@ MセBqiHGN@ \; ' GL|セAMオ I ', ',..,. ' ,,,.. > \ 1 1 I lnhM}J'IO I I / . . . . . . . . .... ..,, / / ( /' I ', 1 '· \ / / / > ,.,, /" ' Fig. 1 Situación del mausoleo dentro del recinto de la 'Casa del Anfiteatro'. tiones, la más importante desde nuestro punto de vista, era la relación temporal entre este mausoleo y la referida casa romana. El mausoleo está en el sector sureste de Mérida, cercano al área de espectáculos, con el conjunto del teatro y anfiteatro y extramuros (fig. 2) 4 • Cercano igualmente a la importante necró4 Sobre el trazado de la muralla y sus posibles reformas v. J. J. Calero Carretero, La muralla romana de Augusta Emerita: Estudio histórico y arqueológico (memoria de licenciatura mecanografiada, Cáceres 1986 ); P. Mateos Cruz, Proyecto de arqueología urbana en Mérida: Desarrollo y primeros resultados, ExtremA 4, 1995, 191 ss. 249 EL MAUS O LEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS D E MÉRIDA 1 1 \ N ',, ... ___ ____ _ \ \ '.1 1 '' 1' 1 1 1 1 ' 1 ' 1 1 1 セ@ t> SCALABIS PAX IVLIA o 500 1000 1500m G) Lienzo de muralla Alcazaba Necrópolis Altoimperiales ( 1-111) ® セ@ Lienzo de muralla c/Anas ·::·:·}!:·. Necrópolis Tardorromanas (IV) @ Lienzo de muralla Anfiteatro @ Lienzo de muralla " Torre del Agua" e Mausoleo Fig. 2 Distribución de las necrópolis alrededor de Mérida. • Adición A.C. (2005-2014) : Área del Cerro y calle del Calvario, con sus hallazgos de bronces (1924) y otros ( cf aquí pp. 283 ss. ). Obséivese su prox imidad a la confluencia de Ana y Barraeca, y que es la zona tradicionahnente menos conocida y excavada de toda la ciudad romana (e/ http://www.celtiberianet/verimg.asp?id=2396) 250 ALICIA M. CANTO -ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA Fig. 3 Planta de los muros en la primera fase del edificio. polis conocida como de »El Disco« 5 y a los mausoleos documentados en el actual Cuartel de Artillería6. Estas excavaciones nos permitieron conocer la existencia de un espacio funerario, desde época altoimperial, en torno a la vía que circundaba el teatro y el anfiteatro, y que se dirigía hacia la calzada de M etellinum. Durante las tareas arqueológicas se documentaron los distintos restos aparecidos, así como las distintas fases o momentos históricos, con cambios que afectaron incluso a la funcionalidad del edificio. En la primera parte de este informe se describirán los resultados de los trabajos arqueológicos y en la segunda se estudiarán separadamente los importantes materiales epigráficos asociados al edificio. Parte l. La excavación del mausoleo I. 1. Descripción de las estructuras Se trata de una estructura (Taf. 42 a) de planta rectangular, casi cuadrada (5,40 x 4, 90 m), a la que se adosan por el exterior una serie de contrafuertes, hasta seis, ubicados en sus lados nor- 5 6 Excavada, entre otros, por J. Molano y pendiente de publicación. J. Álvarez Sáenz de Buruaga - J. García de Soto, Otros descubrimientos de sepulturas romanas en Mérida, Revista de Estudios Extremeños 1, 1945, 371 s. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA o • O lm == 251 CAL MARMOL セ@ Op. SIGNINUM セ@ LA.OR ILLO Fig. 4 Planta del mausoleo en la segunda fase, con las ocho inhumaciones. Los números se corresponden con los de la matriz Harris. te y sur, lo que hace de la simetría una de sus principales características (figs. 3. 4 ). Estos elementos sustentantes nos indican un tipo de planta no documentado, de momento, en Mérida 7 . En los muros que delimitan el perímetro del edificio podemos constatar dos fases constructivas, con edilicia diferente, adscritos posiblemente a dos momentos cronológicos distintos, aunque pudiera tratarse de la simple diferenciación entre la cimentación y el muro propiamente dicho. Apoyado en la roca natural aparece (fig. 3) un primer tramo o cimentación (U.E. 1082, 1083, 1084, 1085 y 10868) con una anchura de 0,50 m, construido a base de grandes piedras sin carear y distintos materiales constructivos, muchos reutilizados, como sillares y fustes de columna de granito. Todos ellos a seco, sin empleo de argamasa. El alzado, al menos donde se ha conservado, oscila de unos lados a otros, dependiendo de su adaptación al terreno, que 7 A. García y Bellido, Mérida. La gran necrópolis de la salida del Puente (Segunda y última memoria), ExcArqEsp 45 (1966); J. L. de la Barrera Antón, Hallazgo de sepulturas de época romana en Mérida, Anas 2/3, 1989/90, 229 ss., espec. 232 y fig. l. 8 A partir de aquí se harán referencias, con las letras U.E. seguidas de números, a los diferentes contextos, que se corresponden con el desarrollo de una matriz modelo Harris y sus claves, que se detallan al final de esta parte del trabajo. 252 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA presenta cierto desnivel decreciente hacia el norte. Por eso en este lado, el norte, presenta mayor alzado, 0,80 m, mientras que en el sur sólo tiene 0,60 m. Sobre estos muros se construyen otros (fig. 4) (U.E. 1008, 1009, 1010, 1014 y 1022), de la misma anchura (0,50 m) pero distinta fábrica, en mampostería, con piedras bien careadas, de tamaño muy homogéneo, y ladrillos de grandes dimensiones (módulo: 0,40 x 0,30 x 0,05 m), algunos fragmentados, lo que evidencia su reutilización. Este material latericio aparece con mayor profusión en la parte superior del muro, actuando como nivelador de planos y coincidiendo con el arranque de la bóveda que cubriría el edificio. Hay un uso masivo de argamasa. Además de las piedras y ladrillos destaca la considerable presencia de sillares, en granito, utilizados tanto en las esquinas de muros y contrafuertes como flanqueando la entrada. Los muros, al igual que los contrafuertes, aparecen enlucidos, tanto interior como exteriormente, con una gruesa capa de 3 cm de cal y arena, con la superficie muy alisada. Respecto a la edilicia de los contrafuertes, sirva como paradigma constructivo el U.E. 1005, el de mayor alzado conservado: 1,50 m. Son armaduras macizas de planta y sección rectangular (1,10 x 0,90 m) en la zona inferior y trapezoidal en la superior, realizadas en mampostería con piedras, cantos rodados, ladrillos y sillares en las esquinas, con mucha argamasa. A una altura de 1,30 m respecto al pavimento externo se quiebra hacia el muro, rematando en lo que sería el arranque de la bóveda. Esta inflexión del contrafuerte coincide con un cambio en el tipo de revestimiento empleado: Mientras que en su parte inferior lo está con cal y arena, igual que el enlucido interno, en la superior tiene una fina capa de opus signinum. En cuanto a la cubierta, que aún conserva su arranque gracias al enlucido interno, es una bóveda rebajada, construida fundamentalmente con ladrillos de grandes dimensiones (módulo: 0,40 x 0,30 x 0,05 m) similares a los empleados en los muros . Esto parece deducirse de la masiva presencia de este material en el potente nivel de destrucción. Externamente, como así lo refleja igualmente el derrumbe, iría revestido de opus signinum, reforzando esta idea la presencia de este revestimiento en la parte superior de los contrafuertes. La altura en los extremos del interior del edificio sería de 1,60 m, siendo mayor lógicamente en el espacio central. La entrada a este edificio, localizada en el lado este9, está delimitada por dos sillares, robados en momentos posteriores, pero que dejaron las improntas. Tiene una anchura de 0,90 m. Se cerraría hacia dentro con una puerta de una sola hoja, conservándose en el granito la acanaladura donde iba sujeta y el orificio de su gozne. En la parte superior, rematando el acceso, iba colocado un dintel de mármol, aparecido en el nivel de destrucción del edificio1°, que conserva a su vez los elementos (rebajes y orificio del gozne) para su encaje. Siguiendo con este acceso, desde el exterior hasta el interior del edificio hay un acusado desnivel, de 0,90 m aproximadamente, salvado mediante una escalera formada por dos peldaños, construidos exclusivamente con ladrillos y argamasa y revestidos por una gruesa capa de opus signinum. Su ancho coincide, lógicamente, con el del acceso. Desde el exterior, esta entrada 9 La ubicación del acceso en el lado oriental pudiera tener connotaciones de tipo religioso. Dintel que, por sus especiales características, aparece comentado y estudiado en la parte II de este estudio. 10 EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 253 aparece flanqueada por una plataforma de escasa altura y grandes dimensiones, hecha en mampostería e igualmente revestida con signinum 11 • Accediendo al interior del mausoleo, a la izquierda de la entrada, en la esquina sureste del edificio y a 1,15 m de altura sobre el pavimento, hay una hornacina (U.E. 1055), igualmente enlucida, de 0,36 m de profundidad en el muro y 0,50 m de ancho, cuya altura conservada es de 0,43 m. De uso incierto, podría servir como un estante en el que se colocasen variados materiales: lucernas, bustos, ofrendas, etc. En el mismo lado, y directamente bajo la hornacina, se encuentra una estructura alargada (U.E. 1040), que provisionalmente podríamos llamar »estanque«, de planta rectangular, delimitada por un murete de ladrillo, revestida su superficie con una capa de opus signinum similar a la de la escalera. Su adosamiento a los muros lo hace adoptando forma de cuarto de caña. Sus medidas son 1,75 m de largo y 0,75 m de anchura, con un pequeño reborde externo de 0,20 me interno de 0,10 m. Hacia la escalera, por su lado norte, tiene una leve inclinación en cuyo extremo, coincidiendo con la cota más baja, presenta un orificio circular de 0,22 m de diámetro y 0,15 m de profundidad, que no conecta con ningún desagüe. En su lado sur presenta una especie de almohada cuadrada, de 15 cm de alto y hecha de ladrillos de 22 cm de lado, revestidos. Por sus características constructivas quizá podría ponerse esta estructura en relación con algún tipo de ritual, banquetes funerarios o sacrificios, consistentes en verter líquidos, en pequeñas cantidades, que irían a parar al orificio situado en su extremo sur12 . Simétricamente, al otro lado de la escalera parece haber habido una estructura similar a ésta. No se han conservado sino las improntas de su existencia, visibles en el enlucido de los muros. El pavimento interno está compuesto por una pequeña lechada de cal sobre la que asienta otra, muy fina, de opus signinum. Se documentan diferentes capas de este hormigón hidraúlico, indicando reformas en el pavimento (algunas quizá coincidiendo con las deposiciones). Uno de estos cambios viene señalado por la existencia de varios materiales reutilizados (ladrillos, placas de mármol, etc.) a modo de baldosas, en la esquina suroeste de la estructura. Éste parece ser el uso de una pequeña ara inscrita, de mármol13, que aparece entre los niveles de destrucción. El suelo exterior (U.E. 1079) está realizado a base de hormigón con pequeñísimos cantos de río, arena y mucha argamasa. Presenta un acusado desnivel que impediría posibles estancamientos de aguas 14 • 11 Es posible que al otro lado del acceso existiera otra similar, pero por falta de tiempo esa zona quedó sin excavar, a la espera de futuras intervenciones. La funcionalidad de estos elementos, a ambos lados, parece explicarse por la delimitación física, e incluso mental, del espacio funerario, como se documenta en otras necrópolis como la de Isola Sacra en Roma. 12 Sobre su uso se manejó en principio, como hipótesis, que fuera usado como pudridero de cadáveres, como ocurre en otros lugares. Este punto resulta de difícil confirmación, pero en el cementerio moderno de la cercana ciudad portuguesa de Elvas se continúa con esta práctica de dejar los cuerpos un tiempo sin sepultar, depositados cerca de la entrada del mausoleo, lo que hace más verosímil tal función para este 'estanque'. Agradecemos esta noticia al Dr. García Iglesias. 13 Comentada igualmente en el apartado epigráfico. 14 Escasamente documentado al centrarse los trabajos, por escasez de tiempo, en el interior del edificio, dejando el exterior para futuras intervenciones. 254 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA En la función funeraria del edificio se han localizado un total de ocho inhumaciones 15 (fig. 4; Taf. 42 b). Aparecen dispuestas en dos planos diferentes lo que, unido a las diferentes soluciones constructivas empleadas, parece indicarnos dos fases distintas. Así, aparecen cinco en el plano inferior, perfectamente reguladas dentro del mausoleo, y tres en el nivel superior, apoyándose en algunos casos sobre tumbas precedentes, y ligeramente oblicuas respecto a la escalera, para aprovechar el ya escaso espacio disponible. La primera inhumación16 (U.E. 1050) presenta una orientación W-E, con la cabecera ovalada y el cierre rectangular a los pies. Medidas de la caja: 2,06 x 0,45 x 0,29 m. Es una caja realizada con tres placas de adobe cocido en cada pared, y una capa de cal tanto en la cabecera como en los pies. Las paredes también estaban cubiertas por una capa de cal de unos 5 cm de espesor. Como primer cierre, posiblemente encontraríamos una placa de mármol adaptada a la forma de la caja, tal y como dejan suponer las improntas de la cal. Como segundo elemento, se establecería una cubierta de ladrillo, no conservada pero también con la impronta de su uso, por lo que podemos comprobar su módulo (0,28 x 0,115 m). El suelo es de tierra y 'tosca' batida, recubierto por cal escasamente conservada. Insertado en su pared izquierda se localizan restos de hierro, pertenecientes posiblemente a las grapas del cierre de la cubierta de mármol. No contenía restos óseos ni materiales, pues había sido ya robada. Junto a ésta encontramos una nueva inhumación (U.E. 1051) orientada NO-SE. Es una estructura rectangular, realizada a base de ladrillos recubiertos con una fina capa de cal. La caja mide 1,71 x 0,56 x 0,45 m. La estructura no era maciza, sino que se conformaba a base de pilares que constituían pequeños espacios cuadrados de dimensiones similares (0,25 x O, 19 m), unificado su cierre por una hilera de ladrillos. La cubierta de la tumba era piramidal, realizada a base de ladrillos, con dos hileras en la base que cubrían la placa de mármol que cerraba la caja, y una pirámide de ladrillos, de la que conservamos únicamente la altura. Los ladrillos presentan dos módulos: 0,43 x 0,28 x 0,04 m y 0,24 x 0,19 x 0,05 m. La placa de mármol, que mide 1,82 x 0,82 x 0,03 m, apareció fragmentada. La disposición de los ladrillos a modo de pilares conforman un total de diez pequeños espacios cuadrados u hornacinas, uno en la cabecera, otro en los pies y cuatro en cada lado, dispuestos simétricamente. No pueden ser oquedades para la colocación de urnas cinerarias porque no se han hallado indicios de ningún recipiente cerámico, ni tampoco restos, por insignificantes que fueran, de cenizas, que nos hicieran presuponer un uso temporal de estos espacios como lugares de incineración. Por la fractura interior se había producido la contaminación del enterramiento, encontrándonos varios huesos desplazados. Como rasgo muy singular, hay que destacar la presencia de un cráneo de cabra (fig. 5), que apareció i los pies del cadáver17 • Los restos óseos encontrados 15 Es más que factible la localización de otras tres inhumaciones debajo del 'estanque' (U.E. 1040) y de las tumbas 1050 y 1065. Sucesivos trabajos confirmarán esta posibilidad. 16 A partir de aquí, se describen las tumbas por su orden de aparición y excavación, sin atender de momento a criterios cronológicos; véase para ello la matriz Harris. 17 Las reducidas dimensiones de esta rotura, que harían difícil la introducción posterior de dicho cráneo, hacen más factible que éste estuviera originalmente en el enterramiento. De ser así, formaría parte del EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA Fig. 5 255 Cráneo de cabra procedente de la inhumación 1051. responden a una mujer adulta, en posición decúbito supino, orientada NO-SE, con las manos apoyadas a la altura de la cadera. La cabeza aparecía dispuesta frontalmente, con los ojos cegados por una fina capa de escayola, que le cubría la mitad de la cara a modo de antifaz. El esqueleto estaba dispuesto directamente sobre un suelo de tosca batida, cal y tierra muy compacta. Como parte del ajuar se encontraron seis a.cus crina/es, un pequeño fragmento de cerámica, clavos de hierro y el citado cráneo de cabra. Cubiertas por la misma capa de tierra, encontramos dos nuevas inhumaciones (U.E. 1062 y 1063), que responden a una estructura de tipo rectangular realizada con una hilera de ladrilfos unidos entre sí con argamasa. Comparten el muro intermedio, que les sirve de separación, careciendo ambas de muro de cierre a los pies. También se adosan directamente al muro norte del mausoleo, deficientemente enlucido, en un intento de tapar la cimentación visible. La inhumación 1062 aparece orientada SO-NE, y sus dimensiones son: 1,72 x 0,49 x 0,46 m. Su muro de cierre lateral aparece asimismo adosado a la pared este del mausoleo. Como se ha dicho, la caja se realizó sólo a base de ladrillos. Incrustada en uno de ellos, se encontró una barrita de hierro de 0,15 m de longitud x 0,02 m de anchura. El tipo de cierre de ambas tumbas se desconoce, pudiendo ser probable la existencia de una laja de mármol y cubierta piramidal. En esta tumba apareció el esqueleto de una mujer adulta (U.E. 1066), en posición decúbito supino, orientada SO-NE. Tenía los brazos a lo largo del cuerpo, y los pies afrontados. La coloración de los huesos era uniforme, a excepción de una de las vértebras, con un color verdoso, al igual que el dedo anular de la mano izquierda, que estaba en contacto con un anillo de bronce. Carecía de ajuar a excepción del citado anillo, aunque encontramos fragmentos de cerámica, vidrios, clavos y acus crina/es en los niveles de tierra que lo cubrían. El esqueleto asentaba directamente sobre la tierra. rito de inhumación y habría gue relacionarlo, como sucede en otros enterramientos emeritenses, con una J::>Osible evocación de la diosa vetona Ataecina (cf. infra parte II). 256 ALICIA M . CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA La tumba U.E. 1063, por el contrario, carecía de restos óseos, conservándose únicamente una plataforma de cal, delimitada por un zócalo también de cal, del que se veía un pequeño fragmento en la esquina superior derecha. Estaba orientada SO-NE, siendo sus medidas de 1,77 x 0,52 X 0,37 m. Apoyada en la esquina superior derecha de la tumba 1063, y adosada su pared izquierda a la tumba 1050, se localiza una nueva tumba (U.E. 1065), orientada O-E. Es una estructura rectangular de ladrillo, recubierta por una fina capa de cal, con unas medidas de 1,80 x 0,47 x 0,42 m. En su interior se embuten varias lajas de mármol que conforman la caja. Como suelo, se han dispuesto cuatro lajas de longitudes variables; pulidas en ambas caras y con tres grapas. La segunda placa estaba fragmentada en los pies y para completarla se le añadió un poco de cal, disimulando el desperfecto. En la pared izquierda se han dispuesto un total de tres placas, todas pulidas únicamente hacia el interior. Conservaban in situ las grapas de sujeción de la placa marmórea. Todo el material empleado es reutilizado, procedente de otras estructuras ya arrasadas. El módulo del ladrillo es de 0,305 x 0,145 x 0,045 m. En su interior aparecieron los restos óseos de un hombre adulto (U.E. 1067), en posición decúbito supino, orientado O-E, con los brazos a lo largo del cuerpo y una dentición completa. El cráneo se asentaba sobre una almohadilla de yeso que conservaba la impronta del esparto que la había recubierto, con restos del mismo incrustados entre el yeso. Carecía de ajuar. La inhumación 1064 era de peculiares características. Una vez rebajado el nivel de tierra que lo cubría, dejando a la luz una estructura abovedada, se procedió al levantamiento del enterramiento. Es una tumba con caja rectangular de ladrillos, recubiertos con una capa de opus signinum, y como cubierta, una bóveda de cañón realizada con ladrillos del mismo módulo: 0,30 x 0,14 x 0,06 m. Las medidas de la caja son 1,79 x 0,46 x 0,41 m. La orientación NO-SE. Aparentemente, la estructura de cierre daría paso al esqueleto, pero sin embargo, una vez desmontada la bóveda, hallamos en su interior numerosos restos de madera en el vano de la bóveda, con algunos ladrillos con restos de madera pegada y ennegrecidos por el calor. Estos restos se corresponderían con el armazón de madera construido para sustentar la estructura de ladrillo. Como elemento de cierre de la caja se dispuso una placa de ladrillo que recubría toda la superficie de la caja y tres placas de pizarra que apoyaban sobre tres barras de hierro, embutidas dentro de una argamasa muy compacta, de 6 a 8 cm de grosor, que cerraba herméticamente toda la caja. En el interior de la caja apareció un sarcófago de plomo (U.E. 1070), en muy buen estado de conservación, dañado únicamente en la cabecera y con algunos desperfectos en su tapa. En su interior se encontraron los restos de un individuo adulto (U.E. 1068), en muy buen estado de conservación, casi en proceso de momificación, ya que el plomo habia conservado el esqueleto. Carecía de ajuar. Adosada a este enterramiento, y compartiendo su muro lateral izquierdo, se situaba una nueva inhumación (U.E. 1069), orientada NO-SE. Es una estructura rectangular a base de ladrillos, recubierta por una capa de opus signinum. En la cabecera se disponía un entrante en el centro, conformando al interior una tumba antropomorfa. El cierre consistía en tres placas de mármol. En su interior se encontró el esqueleto de un hombre adulto (U.E. 1071), en posición decúbito supino y orientado O-E, con la cabeza al frente, apoyada sobre una almohada de yeso con una ligera inclinación, ya que tenía una pequeña placa de mármol que la levantaba. El cráneo EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 257 aparece totalmente destrozado, conservándose únicamente en buen estado la mandíbula inferior. Como único ajuar, se encontró un pequeño fragmento de cerámica de paredes finas, situado a los pies. El individuo había sido colocado directamente sobre un suelo de 'tosca' con una ligera capa de cal. Adosada a los pies de la U.E. 1064 se encuentra una nueva inhumación (U.E. 1073), orientada SO-NE, con caja rectangular, realizada a base de ladrillo y recubierta con una capa de opus signinum. Su cubierta consistía en un cerramiento piramidal dispuesto sobre una losa de mármol. El material latericio utilizado para el cerramiento es de las mismas medidas (0,44 x 0,30 x 0,05 m) y características que los de las tumbas 1062 y 1063. De todo el cierre únicamente se conserva in situ, y situado en la cabecera, un fragmento de mármol y parte de la estructura piramidal. En su interior se localizó el esqueleto de una mujer adulta (U.E. 1074), orientada SONE. Aparecía en posición decúbito supino, con el cráneo ladeado hacia la derecha. El brazo derecho aparecía flexionado, con la mano apoyada en la cadera, mientras que el izquierdo se situaba a lo largo del cuerpo. Los pies estaban ambos hacia la derecha. Entre las costillas aparecieron insertados dos clavos con restos de madera, indicándonos el posible empleo de una caja de este material. Carente de ajuar, sin embargo se localizaron en su interior fragmentos de cerámica y vidrio. l. 2. La estratigrafía Al tratarse de un edificio ya visible desde las excavaciones de la 'Casa del Anfiteatro', todos los niveles arqueológicos que presentaba se adscribían a la época romana, puesto que los contextos de época posterior se habían eliminado durante los trabajos anteriormente reseñados. Acometimos inicialmente una limpieza superficial (U.E. 1000) de toda la estructura. Una vez realizada, se procedió a la excavación propiamente dicha, siguiendo el sistema de registro Harris, mediante unas fichas normalizadas, elaboradas por el Patronato. Primeramente se documentaron una serie de fosas de robo con sus respectivos rellenos (U.E. 1016, 1017, etc.). En ellas aparecía abundante material cerámico, fechable en época tardorromana. Estas fosas cortaban a un relleno de tierra anaranjada (U.E. 1015 y 1019) con abundante material constructivo fragmentado, de más de un metro de potencia. Ésta aparecía en el interior del edificio, cubriendo toda la estructura. Nos indica, por tanto, su amortización. Este relleno, a su vez, cubría el potente nivel de destrucción (U.E. 1020, 1023, 1026, 1027y1028) del que formaba parte el dintel marmóreo. Procedentes principalmente de la bóveda, destaca la presencia de ladrillos de grandes dimensiones (0,45 x 0,30 x 0,05 m), muchos completos, con restos adheridos de argamasa. Además aparecían grandes fragmentos de opus signinum, restos de pintura, etc. Este potente derrumbe apoyaba sobre un suelo de tierra batida (U.E. 1033) apareciendo casi en el centro del edificio, al mismo nivel que el suelo, un hogar (U.E. 1036), hecho a base de ladrillos reutilizados, con restos de cenizas. Este-suelo cubría algunas estructuras, documentándonos el abandono, al menos parcial, de las mismas. Sobre esta tierra batida se apoyaban varios materiales, como ruedas de molino, una basa y placas rotas de mármol cuya disposición denota intencionalidad o, al menos, cierta regularidad en su colocación. 258 ALICIA M. CANTO -ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA Debajo de este suelo se documenta un relleno de nivelación (U.E. 1034, 1035, 1042), que cubre ya el pavimento original del edificio (U.E. 1039, 1060, 1045, 1046, etc.) y varias de sus estructuras (U.E. 1031, 1040, etc.). Bajo esos pavimentos originales aparecen ya las distintas inhumaciones, en dos planos diferentes, cubiertas, en algunas zonas, por un potente relleno de 'tosca' picada (U.E. 1061). I. 3. Contextualización Como hecho más concluyente, es evidente que este edificio está concebido desde sus orígenes como mausoleo de carácter privado y que a partir de esa estructura primitiva se irán modificando su morfología e incluso su funcionalidad. Todo ello a lo largo de varios momentos, sin aparente ruptura entre ellos. Esto, al menos, parece reflejar el abundante material cerámico y numismático encontrado durante su excavación (figs. 6. 7). A modo de hipótesis, parece que en un primer momento existió un recinto de carácter más modesto, a modo de cerco sin cubierta, de planta rectangular (fig. 3), con un posible acceso, de 1 m de anchura, en su esquina noroeste. Esta entrada, a la espera de posteriores trabajos en el exterior de dicho edificio, es de difícil confirmación. La presencia de un grueso enlucido interno impide ver si se trata de un tapiado, lo que confirmaría la existencia de este acceso, o forma parte simplemente del paramento murario, aunque es el único sector que presenta ladrillos, y del mismo tipo que los muros posteriores. También habrá de comprobarse en el futuro si, como sospechamos, discurre una calzada, a la cual se abriría esta primitiva entrada, entre el cierre externo de la domus y el mausoleo. De este primer momento se documentan los muros, apoyados en la roca natural, con materiales reutilizados, sillares, fustes, etc., unidos en seco, muros que serán reutilizados como cimentación del edificio posteriormente construido. Esto explicaría la distinta fábrica empleada en los diferentes paramentos. En este originario recinto se albergaron las primeras cinco inhumaciones, excavadas en la roca, que presentan una disposición más regular, con distintas orientaciones y aprovechando perfectamente todo el espacio disponible. Esta primera fase podría fecharse, por la presencia mayoritaria, entre otros materiales, de T.S. hispánica y lucernas adscritas a este momento (fig. 6 a-c), durante el siglo II-III d.c. 1s. El tema de las cronologías, al menos en algunos casos, hay que tomarlo con ciertas reservas, puesto que en las inhumaciones no han aparecido casi ajuares in situ. Tan sólo se puede decir que todo el material cerámico, así como el numismático, que en general aparece en el mausoleo, se engloba básicamente dentro de las tres primeras centurias de nuestra era (material que, por otra parte, al ser utilizado como relleno, pudiera proceder de contextos anteriores). Sobre este recinto funerario, de carácter más o menos sencillo, se decide edificar otra estructura de mayor porte. Se aprovecha el espacio disponible en el interior para nuevas sepulturas, un total de tres, dos de las cuales se orientan oblicuamente en relación a la escalera (fig. 4). Ello 18 Hay que tener en cuenta, a pesar de esto, la escasa presencia de materiales en conjuntos cerrados (ajuares, etc.) por lo que, al formar parte del relleno, podrían proceder de contextos anteriores. Por su cercanía, podrían ponerse en relación con el uso de la Casa del Anfiteatro. 259 EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA o 1 O- o- d o 1 o - - o -- e Fig. 6 Materiales procedentes de la excavación. a Paredes finas; b terra sigillata hispánica; e lucerna; d. e acus crina/es. explicaría la diferencia de cotas con las primeras inhumaciones, además de su distinta disposición y tipología. Por tanto, a esta segunda fase pertenece el mausoleo tal y como lo conocemos actualmente. Se recrecen los muros, de distinta edilicia que los anteriores, sobre los que cimentan, empleando profusamente argamasa, así como grandes ladrillos, y se adosan a estos paramentos los contrafuertes, situándolos casi simétricos en sus lados norte y sur; habilitarían el nuevo acceso con una escalera, para salvar la altura creada, en el lado este, entrada rematada por el gran dintel en mármol con las alegorías de los ríos emeritenses (fig. 8; Taf. 43 ). Por último, se cubriría el edificio con una bóveda rebajada y se colocaría la plataforma (U.E. 1075), flanqueando la entrada. Esta fase parece fecharse durante el siglo III d.C., y más concretamente en su segunda mitad. Esta cronología queda confirmada por la amplia presencia de material cerámico, desta- 260 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA /[7 Fig. 7 Materiales procedentes de la excavación. a. b Platos de terra sigillata africana; c. d lucernas. cando, sobre todo, la T.S. africana, siendo la forma más abundante la Hayes A-Lamboglia 42 19 (fig. 7 a. b ). Aparecen además varias monedas correspondientes al emperador Galieno (253-268 d.C.), una de ellas incluso embutida en uno de los muros. A todos estos indicios se añaden las propias características epigráficas y escultóricas del dintel, que parecen encajar perfectamente en este momento. La última fase de ocupación, concluido su uso como lugar de enterramiento, viene indicada por la existencia de un hogar, construido con ladrillos reutilizados y muy fragmentados, casi en el centro del edificio, asociado a un suelo de tierra batida, unos 25 cm por encima del suelo original, de cal y opus signinum, asociado a la segunda fase. La presencia de este hogar 19 A. Vázquez de la Cueva, Sigillata africana en Augusta Emerita, Monografías Emeritenses 3 (1985). EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 261 podría hacer pensar en la existencia de un óculo en el centro de la bóveda que permitiese una fácil ventilación, sin descartar la posibilidad que la cubierta estuviera, al menos en parte, rota. Este hogar y el suelo de tierra (U.E. 1033 y 1036), cubriendo el peldaño inferior de la escalera (U.E. 1031) y el 'estanque' (U.E. 1040) confirman el abandono, al menos parcial, de estas estructuras y evidencian la conversión de este edificio funerario en un espacio 'doméstico': Un lugar en el que se almacena una amplia gama de materiales, de distinta índole a juzgar por la presencia de hasta cinco ruedas de molino de granito, una gran basa, igualmente granítica, y grandes fragmentos de placas marmóreas, entre ellas la que presenta restos de un epígrafe imperial20 (Taf. 48 a). Esta reocupación se fecha igualmente en época tardorromana. Sobre este suelo de tierra batida apoya ya el potente derrumbe (U.E. 1023), del que forma parte el mismo dintel marmóreo, marcando la destrucción del edificio. Tras ésta, o durante ella, los paramentos del mausoleo son usados, aún en época tardorromana, como cantera, lo que se evidencia por las fosas de robo y el hurto de, al menos, varios sillares, los ubicados tanto en las esquinas como flanqueando la entrada. I. 4. Conclusiones Este conjunto funerario lo encuadramos dentro de los cambios producidos en época tardorromana en Emerita Augusta. Ya en el siglo III d.C., y, a juzgar por este mausoleo, antes de mediado el siglo, comienza una etapa de cambios en la ciudad y transformaciones en su urbanística que culminarían, siendo éste el hecho principal del proceso, con el nombramiento, durante la reforma administrativa de Diocleciano, de Mérida como capital de la diocesis Hispaniarum21. Es en este momento cuando el urbanismo periférico viene marcado por un cambio que afecta a su funcionalidad, es decir, se pasa de una zona de concentración de domus suburbanas en el perímetro oriental de la ciudad a un abandono sistemático, ya en el siglo III d.C., de dichos espacios, que pasan a formar parte del cinturón funerario que rodeaba la ciudad en época altoimperia122. El abandono de estos espacios sería un proceso paulatino, que culminaría con la ocupación de las grandes viviendas suburbanas, lógicamente ya abandonadas, por necrópolis. Así se confirma por los restos documentados en las excavaciones de La Rambla y Pontezuelas 23, donde localizamos dos casas fechadas en torno al siglo 1 d.C. y amortizadas en el siglo IV, si no con anterioridad, por una zona de enterramientos. Un similar proceso se observa en la inmediata 'Casa del Anfiteatro': Según las excavaciones realizadas por E. García Sandoval24, esta vivienda se fechaba en el siglo III d.C., amortizán- Véase la parte II de este estudio. Aunque este tema suscita controversia, parece claro que la capitalidad correspondía a Mérida. Véase J. Arce, Mérida tardorromana: 289-409, en: Homenaje a Sáenz de Buruaga (1982) 209 ss. 22 Sobre el tema de las necrópolis existe una abundante bibliografía. Entre otros, cf. M. Bendala Galán, Las necrópolis de Mérida, en: Augusta Emerita, 141 ss. o J. J. Enríquez Navascués - E. Gijón Gabriel, Arqueología urbana en Mérida. La necrópolis del Albarregas (1987). 23 Ambas excavaciones se encuentran en fase de publicación. 24 Cf. supra nota 3. 20 21 262 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA dose en el siglo V d.C., cuando su recinto fue invadido por tumbas, en época tardorromana y visigoda. Pero a raíz de recientes excavaciones en ella, realizadas por nuestro compañero J. C. Saquete, el inicio de la casa se fecha en el siglo 1 d.C., poco después de la fundación de la colonia. La excavación de este mausoleo nos habla del abandono, al menos parcial, de esta casa señorial ya en el siglo 111 d.C., explicando el hecho, ya comentado por Balil25, de la falta de materiales fechables en el siglo IV d.C. La conclusión parece evidente: la domus estaba ya abandonada. Continuando con esta enumeración, una trasformación similar de estos espacios se produce en la basílica de Santa Eulalia26 , donde se localizan restos de una vivienda con dos momentos de uso, el primero en el cambio de era, y el segundo, reconstruyendo la casa anterior, unos 50 años después. Posteriormente se abandona en torno al siglo 111 d.C., para ser transformada la zona en necrópolis cristiana. Lista de elementos o unidades estratigráficas (U.E.) U.E. 1000 U.E. 1001 U.E. 1002 U.E. 1003 U.E. 1004 U .E. 1005 U.E. 1006 U.E. 1007 U .E. 1008 U.E. 1009 U .E. 1010 U.E. 1011 U.E. 1012 U.E. 1013 U.E. 1014 U .E. 1015 U.E. 1016 U.E. 1017 U.E. 1018 U.E. 1019 U.E. 1020 Capa superficial Relleno Relleno Relleno Relleno Contrafuerte Contrafuerte Contrafuerte Muro Muro Muro Contrafuerte Contrafuerte Contrafuerte Muro Relleno: Tierra anaranjada Relleno Relleno Relleno Relleno: Tierra anaranjada Nivel de destrucción U.E. 1021 U.E. 1022 U.E. 1023 U.E. 1024 U.E. 1025 U.E. 1026 U.E. 1027 U.E. 1028 U.E. 1029 U.E. 1030 U.E. 1031 U.E. 1032 U.E. 1033 U.E. 1034 U.E. 1035 U.E. 1036 U.E. 1037 U.E. 1038 U.E. 1039 U.E. 1040 Estrato Muro Nivel de destrucción Relleno Relleno Relleno Relleno Relleno Relleno Capa de cenizas Escalera Materiales constructivos almacenados Suelo de tierra batida Relleno: Subsuelo Nivel de destrucción Hogar Restos óseos humanos Restos óseos humanos Pavimento de opus signinum »Estanque« de opus signinum 25 Balil art.cit. (nota 3). El problema para fechar esta vivienda radica en la falta de contextos arqueológicos, basándose sobre todo en criterios estilísticos. Para ello véase L. Abad, Pinturas romanas de Mérida, en: Augusta Emerita, 163 ss.; A. Blanco Freijeiro, Los mosaicos romanos de Mérida (1978) 41 ss.: Fecha todos los mosaicos en el siglo III d.C. 26 L. Caballero - P. Mateas, Trabajos arqueológicos en la iglesia de Santa Eulalia de Mérida, ExtremA 3 (=Jornadas sobre Santa Eulalia de Mérida, Badajoz [1992]) lSss. Matriz Harris 1000 1002 1004 Robo: S. IV-V 1024 '------1 1o15 1019 1020 1026 1028 1027 1023 1036 1033 J!! fase: IV-V 1034 1037 1038 1042 1035 1054 = 1039 1060 = = 1044 1064 = 1045 1046 1067 1065 1050 = 1057 1058 ¡2 1031 2 fase: S. 111 1059 1007 1022 1006 1008 1005 1009 1013 1014 1012 1010 1011 1066 1062 1082 1074 1073 1083 1063 1068 1070 1072 1064 1071 1069 1084 1085 1086 11 !! fase: S. 11-111 264 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA U.E. 1041 U.E. 1042 U.E. 1043 U.E. 1044 U.E. 1045 U .E. 1046 U.E. 1047 U.E. 1048 U.E. 1049 U.E. 1050 U.E. 1051 U.E. 1052 U.E. 1053 U.E. 1054 U.E. 1055 U.E. 1056 U.E. 1057 U.E. 1058 U.E. 1059 U.E. 1060 Suelo Relleno Suelo Suelo Suelo de cal Suelo de cal Relleno: Nivel de destrucción Relleno Relleno Tumba Tumba Tapadera de mármol Opus signinum Suelo Hornacina Relleno Opus signinum con media caña Opus signinum Enlucido interior Pavimento. Materiales reutilizados U.E. 1061 'Tosca' machacada U.E. 1062 Tumba U.E. 1063 Tumba U .E. 1064 U .E. 1065 U.E. 1066 U .E. 1067 U.E. 1068 U .E. 1069 U .E. 1070 U .E. 1071 U .E. 1072 U.E. 1073 U.E. 1074 U.E. 1075 U.E. 1076 U .E. 1077 U.E. 1078 U.E. 1079 U.E. 1080 U.E. 1081 U.E. 1082 U.E. 1083 U .E. 1084 U.E. 1085 U.E. 1086 Tumba Tumba Relleno de la tumba 1062 Relleno de la tumba 1065 Relleno de la tumba 1064 Tumba Sarcófago de plomo Relleno de la tumba 1069 Caja del sarcófago de plomo Tumba Relleno de la tumba 1073 Plataforma maciza Enlucido externo Recipiente de granito Enlucido externo: Opus signinum Pavimento externo Entrada Pavimento externo Muro Muro Muro Muro Muro Parte JI. Los materiales epigráficos En el transcurso de la excavación que se acaba de describir hubo solamente tres hallazgos epigráficos, pero dos de ellos de especial valor. Son los que ahora procedemos a estudiar. Pero conviene quizá enmarcar el conjunto primero en los datos arqueológicos y epigráficos de la zona en la que se enclava. La descripción primera del ambiente de necrópolis en el que nos movemos se debe a A. Floriano Cumbreño 27 , quien dice que más de un tercio de todas las inscripciones funerarias que entonces guardaba el Museo, y casi todas las que guardaban indicación de emplazamiento, »habían sido halladas en el área que se extiende al SSE de la población, entre el Cerro de San Albín y el circo, respaldando el teatro, flanqueando el anfiteatro, a un lado y otro de los restos del acueducto (de San Lázaro)«. También A. García y Bellido observó que de allí procedían la mayor parte de los retratos funerarios del siglo I d.C. 28 • Los hallazgos más célebres se habían dado en 1926 y 1927: Las conocidas tumbas de Voconios y Julios 29 . 27 A. Floriano [Cumbreño], Excavaciones en Mérida (Campañas de 1934 y 1936), ArchEspA 17, 1944, 151-192, espec. 162ss. 2s EREP, 286. 29 J. R. Mélida - M. Macías, Excavaciones en Mérida. Memoria de los trabajos practicados en 1926 y EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 265 Esta gran necrópolis suroriental fue estudiada de forma general en 1975 por M. Bendala30 , quien recogió lo esencial de la mucha bibliografía dispersa en la que fueron publicándose los sucesivos hallazgos del sector significativamente llamado de antiguo »Los Bodegones« y »Las Cuevas« 31 . Bendala32 concluyó que las inhumaciones eran más frecuentes conforme se alejaban de las murallas y según se ac.e rcaban al sector del anfiteatro; según Serra Rafols, la necrópolis estaba prácticamente abandonada desde el siglo III 33 . Por último, a la necrópolis suroriental, pero más hacia el S. y la Casa del Mitreo, pertenece también el hallazgo antes citado (cf. supra nota 7) de un mausoleo con tumba apiramidada, bien datado también a través de una moneda de Juliano (355-360 d.C.). Con estas referencias hay que conectar ahora los datos de.la necrópolis propiamente oriental, que discurría a lo largo de la calzada de salida hacia M etellinum, ya al otro lado del circo y cerca del río Albarregas. Excavaciones de urgencia practicadas en 1988, con motivo de la construcción de la nueva avenida de Juan Carlos I, y publicadas ahora34, han proporcionado una cantidad considerable de material epigráfico que, junto con los pocos arqueológicos bien documentados, apuntan a una cronología dentro de la segunda mitad del siglo I, especialmente flavia. Cabe, por tanto, concluir, que casi simultáneamente comenzaron los enterramientos en las necrópolis sur y oriental de la salida de Mérida y que, a comienzos del siglo III más o menos, vetustate conlapsae aquéllas, se comenzó a ocupar también el espacio intermedio entre ambas, creándose así la nueva 'necrópolis suroriental', que acabaría subsumiendo incluso al menos algunas de las residencias suburbanas próximas, ya en estado de abandono (d. supra). En este esquema básico, de una gran necrópolis que va rodeando y extendiéndose desde el Sur hacia el NE del río y desde el siglo I hasta al menos el IV d.C. 35 , hasta conectar con la de la calzada metelinense, se inscribe perfectamente el mausoleo que estudiamos. Pero no sólo en el aspecto cronológico, sino también en el constructivo. La tipología de las tumbas colectivas de inhumación, especialmente de dos de las publicadas por Floriano en la vecina área de 'Las Pontezuelas'36, se aproxima, en varios detalles, a la del mausoleo ahora hallado. Así, las escaleras de 1927, Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 98 (1929) 10ss. y específicamente M. Bendala, Los columbarios de Mérida, Habis 3, 1972, 223 ss. 30 Bendala Galán cit. supra (nota 22). 31 Cf. G. Fernández y Pérez, Historia de las antigüedades de Mérida (1893) 83. La otra referencia de M. Bendala, tomada del primer historiador de Mérida, B. Moreno de Vargas, Historia de la ciudad de Mérida (Madrid 1633 [= Mérida 19928]) 106, no corresponde a este área. 32 Bendala, en: Augusta Emerita, 148. 33 Bendala cit. (nota 29) 224, afirma que esta necrópolis suroriental »se colmó en época de los Flavios«, citando (ibid. 223) la opinión de J. C. Serra Rafols (en la Memoria inédita de sus trabajos de 1943), quien dice que »en época temprana la necrópolis donde se encuentran las tumbas (de Voconios y Julios) fue abandonada, y en el siglo III era un auténtico estercolero«. 34 J. L. Ramírez Sádaba - E. Gijón Gabriel, Las inscripciones de la necrópolis del Albarregas (Mérida) y su contexto arqueológico, Veleia 11, 1994, 117 ss., y espec. su fig. 1. 35 Bendala, en: Augusta Emerita, su nota 27, recoge una información de J. M. Álvarez Martínez sobre el hallazgo en esos años de tumbas visigodas, pero aún más hacia el N, en la zona del cuartel de la Policía Armada. 36 Floriano art.cit. (nota 27) 168 s. con figs. 6. 9. 266 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA RECOMMEMORATIO s ian@ ly g V vセscei AVGY5TALIHMERJHNSIS· EX.5V PER. ANTl,r- Fig. 8 El Dintel de los Ríos. bajada, la subdivisión interna de los enterramientos mediante muretes bajos de ladrillo, la utilización en los muros de ladrillo y estucado, la cubierta mediante bóvedas de cañón37 y algunos detalles de la disposición de los ajuares. Por ejemplo, la tumba 'de la doble cámara', con sus hornacinas latericias, allí triangulares, dentro de la propia tumba, conteniendo pequeños vasos, y su tipo de cubierta, resulta de especial interés al cotejarla con la tumba U.E. 1051 de nuestro edificio. Así pues, el nuevo mausoleo de esta necrópolis se adapta bien a un área arqueológica coherente y conocida de antiguo, coincidiendo en detalles constructivos y funcionales, si bien cuenta con la ventaja de poder documentar dos fases de uso y algunos otros detalles originales, entre ellos el del imponente dintel marmóreo, ricamente decorado e inscrito, que le daba acceso. II. 1. El »Dintel de los Ríos« (fig. 8; Taf. 43-45) Se trata claramente del dintel original, ya que apareció in situ, caído casi a plomo de su ubicación primitiva, aunque en un momento en que ya había sido abandonado, destruido y rellenado el nivel estratigráfico al que pertenecía (fig. 4). Se corresponde con el potente nivel de destrucción (U.E. 1020), posiblemente fechado hacia el siglo V. La pieza encaja perfectamente en el vano de acceso al mausoleo (cf. supra). El vano en sí mide 90 cm, y ambas muescas del encaje lateral completan su medida, 2,16 m. El dintel lleva además en su parte inferior, a 65 cm del lado derecho, el orificio correspondiente al gozne, así como los rebajes precisos para su encaje. Está hecho (fig. 8; Taf. 43) en una sola pieza de mármol blanco, de unos mil kilos de peso. El trabajo previo es interesante: Es un bloque rectangular de 46 cm de altura inicial, pero por la parte superior se fue rebajando lateral y gradualmente, hasta obtener una forma ligeramente apiramidada. La cara externa se retrasó a continuación por arriba en unos 4 cm, creando así un frente completamente rectangular, que es el que después se decora e inscribe. Una vez instalado el dintel, se le aplicaron posteriormente, por arriba y para disimular el citado rebaje, dos capas (quizá no coetáneas) de enlucido muy fino, de 2 y 1,5 cm respectivamente, que se aprecian muy claramente sobre la cartela central (Taf. 45 a). El extremo derecho tenía, ya antes de esculpirlo, 37 En el llamado propiamente »columbario « se pudo documentar la existencia de un lucernario en la bóveda (»a modo de impluvium«, dice Floriano) que en el que ahora se publica no se ha podido ver. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 267 una pérdida de mármol (a la cual hubo de ;;tjustarse el relieve de este lado), y por ello esta zona se completó con el mismo enlucido, disimulando la falta. En medidas globales, su ancho es de 2,16 m; la altura varía, en razón de la disminución, desde 0,46 m por la parte central a 0,42-0,36 m en la zona izquierda y 0,42/0,37 m en la derecha. El fondo, en virtud del citado rebaje frontal, varía de 0,41 por abajo a 0,365 m por la parte alta. El resto de su parte superior estaba sólo desbastada, y la trasera ·se alisó someramente, para recibir allí una capa de fino estuco (Taf. 43 b), que fue pintado de color rojo, del cual se conservan débiles restos . Más tarde se volvió a enlucir con otro estucado fino, cuya mitad superior ha sufrido pérdidas irregulares. Así pues, su cara interna siempre debió permanecer vista desde el interior del mausoleo, y en un momento inicial de la segunda fase pudiera pensarse que las paredes del propio mausoleo estuvieran también pintadas del mismo color. Por lo demás, su estado de conservación puede calificarse de impecable, a excepción de la ya citada pérdida inicial y de una fractura, también de época (quizá del momento de su caída), que afecta a la zona izquierda de la moldura inferior de la cartela central. De esta observación debemos deducir que no fue mucho el tiempo que estuvo expuesto a la intemperie, y que cayó relativamente pronto. Las inscripciones (Taf. 44. 45) La cara frontal del dintel, en la que ya nos vamos a detener, fue nítidamente distribuida de forma tripartita. En el centro, una cartela sobresaliente y doblemente moldurada (con algunas pequeñas pérdidas en ella) enmarca la inscripción principal (Taf. 45 a). La cartela mide por el exterior 63,2 x 36 cm, y el campo epigráfico propiamente 53 x 25,5 cm, por tanto con 10 cm de ornamentación estrictamente repartida, horizontal y verticalmente. Las líneas, cuatro, miden de alto 5,2 (1 ª), 5,4-5,2 (2•), y 2,8 cm las dos inferiores. Las interpunciones son tres hederae (dos en la lín. 2, de doble tallo, y una en la 4) y cuatro triangulares (una en la lín. 2, dos en la 3 y una en la 4). Lleva además, al comienzo de la lín. 4, una palma curvada hacia arriba. El texto, en capitales cuadradas de buena factura y elegante y profundo ductus, es: Recommemoratio C · Iul(ii) · Successiani · augusta/is · Emeritensis · (palma) · Exsuperanti · f(iberti) Los dos cuadros laterales resultantes, que enmarcan la inscripción, en un plano de apoyo obviamente más bajo y sin molduras a su vez, miden 77 x 36 cm el izquierdo y 76 x 37 cm el derecho (las alturas ambas tomadas por su zona central). Ambos relieves presentan figuras fluviales recostadas (Taf. 44) (en el mismo orden, de 63 y 58 cm de ancho cada una), de las que nos ocuparemos más abajo, acompañadas de una inscripción. Ambos letreros se acomodan bien al espacio dejado libre por su relieve respectivo, y ocupan los extremos de la composición. La inscripción izquierda, en dos líneas de 6,5 y 6 cm, dice: Ana b(onis?) · b(ene?) · 268 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA La derecha, en dos líneas también, de 5,8 y 5 cm de altura: Barrae ca El conjunto del dintel puede calificarse de excepcional, y seguramente llamará por mucho tiempo la atención de los investigadores, como ya lo ha hecho en las dos ocasiones en que públicamente se ha podido contemplar38. Y, en efecto, la singularidad de sus distintos aspectos es tal que puede considerarse desde su aparición, y en adelante, especialmente por pertenecer a la época quizá peor documentada de la ciudad, como una de las joyas más representativas del patrimonio arqueológico emeritense. E incluso del histórico, si las hipótesis con las que más adelante trataremos de enlazar este monumento (culto prerromano de las confluencias y altar de culto imperial) pudieran llegar a encontrar confirmación en los años venideros. En primer lugar prestaremos atención a las inscripciones. El epígrafe central está hecho, como dijimos, en letras muy cuidadas, que acusan la estilización moderada del siglo III, visible también en tipos de letras característicos de la época, como las G, O y C, o las L y T de trazos horizontales contenidos, aunque curvos. Indicio paleográfico similar es la combinación de las hederae, otra vez naturalistas (lín. 2 y 4), con el uso de interpunciones triangulares. El buen oficio del lapicida se demuestra también al cruzar limpiamente entre sí trazos, como en las letras R y A de la lín. l. La cronología, pues, a la que por razones tipológicas nos llevaría la letra, el siglo III (más abajo nos ocuparemos también de los coincidentes aspectos escultóricos), se vio afortunadamente concretada, durante la excavación del mausoleo, por los hallazgos cerámicos y numismáticos de la segunda fase constructiva, a la que el dintel pertenece (cf. supra), entre los cuales los más definitivos varias monedas del emperador Galieno, una de ellas embutida en uno de los muros. Inscripciones y relieves, por lo tanto, pueden fecharse con precisión en los años de su reinado (253-268 d.C.), lo que añade al dintel, a efectos de su comparación con otras piezas epigráficas y escultóricas, un nuevo valor. El único problema de lectura se produce al final de la última línea, donde a primera vista se lee sólo EXSVPERANTI39 , enmarcándose entre una palma a la izquierda y una hedera a la derecha. La comprensión de la palabra como dativo de Exsuperans y en tal posición se convertiría en ciertamente difícil. Pero visto el lugar con más detalle, después de la hiedra, aparentemente final, viene un golpe que ha producido pérdida de la capa más superficial del mármol. Dentro de ese golpe (Taf. 45 b) pueden observarse, aunque con harta dificultad, los débiles trazos, supe- 38 En un mural en color, en ocasión de la exposición celebrada en la Universidad Autónoma de Madrid, en abril de 1995; en el mes siguiente se pudo ver la pieza original en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, en la exposición pareja de la de Madrid. Actualmente se encuentra en el almacén del Patronato Arqueológico de Mérida, donde lo vi en distintas ocasiones en 1995 y 1996. 39 Así en HispEpigr 5, 1995, e. p., a partir de una fotografía en el diario »Extremadura«, 6-8-1994, 15 (información firmada por C. Cabrero). EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 269 rior e inferior, de una L, con lo que la lectura que más arriba hemos propuesto cobra verosimilitud. La existencia de alguna letra en ese espacio se podía deducir también de la extraña ausencia de una segunda palma, similar a la del extremo izquierdo, que equilibrara simétricamente un epígrafe tan perfectamente paginado. Esta ausencia sólo sería explicable si hubiera algo más tras la hoja de hiedra. Así pues, se trata de un epígrafe funerario, de una recommemoratio, con la que se 'renueva la memoria', se 'reconmemora' a un augustal emeritense, Caius Iulius Successianus, liberto de C. 1ulius Exsuperantius. Tal renovación de memoria se habría producido, en nuestra opinión, coincidiendo con lo que hemos llamado »segunda fase« del mausoleo, es decir, la erección de los muros, contrafuertes, bóveda y plataforma exterior del mismo, tras un tiempo, difícilmente determinable, en que el recinto funerario carecía de muros elevados, aunque dentro de un área delimitada (cf. supra). Se puede deducir, pues, que hay también dos fases en la deposición de las distintas inhumaciones; y, en efecto, éstas se disponen en dos niveles, inferior y superior. En el inferior (fines del siglo II-siglo III) hay cinco inhumaciones, entre las que se han podido identificar una mujer y dos hombres (dos de las tumbas estaban completamente saqueadas); de los hombres, uno parece más relevante, por el uso de un sarcófago de plomo. En el nivel superior o fase II (mediados del siglo III) hay otras tres inhumaciones, de dos mujeres y un hombre (cf. supra). También en este caso el empleo generoso de mármoles, aunque reutilizados, en la tumba masculina, pudiera apuntar a su cierta mayor importancia. A partir de los datos arqueológicos y epigráficos, pues, podría suponerse que el epígrafe conmemora seguramente el acceso al primitivo y más sencillo mausoleo familiar de C. 1ulius Exsuperantius (quizá él mismo un antiguo esclavo), de su liberto, enriquecido y vinculado al culto imperial, como evidencia el cargo de augustalis, C. Iulius Successianus. Éste habría encargado el nuevo y más suntuoso edificio, con el dintel y el epígrafe. Debe contener, pues, los restos de otros Iulii, hombres y mujeres, parientes de los dos que se citan en el epígrafe. La palabra recommemoratio aquí utilizada es además un unicum, porque es la primera vez que se documenta en cualquiera de sus formas en el latín clásico (y también en el medieval como substantivo). En efecto, sólo la hemos encontrado utilizada verbalmente, recommemorare, en un uso medieval, el Vetus Interpres de San Ireneo, lib. 5, cap. 17, núm. 4: In novissimis temporibus idipsum venit Verbum Dei advocare hominem, recommemorans cum opera sua .. .40 . Naturalmente, la copiosa documentación antigua41 y medieval 42 del término simple, 40 Du Cange, Glossarium mediae et infimae Latinitatis, VI-VII (1954) 51. ThLL III 2 (191 O) cols. 1828-1830, junto a otros como commemoro, commemorator, commemoratrix, commemoratorium, commemoratus y commemorialis. Que la palabra es antigua en el latín lo demuestra su uso, entre otros, 29 veces por Livio, 215 por Cicerón, 16 por César y 12 por Plinio (ibid.). Hemos participado oportunamente a la redacción del ThLL, que se aproxima precisamente ya a la publicación de la letra R, la aparición de este nuevo vocablo. 42 J. F. Niermayer, Mediae Latinitatis lexicon minus (1976) 211. Incluye también los vocablos commemorare, commemoratorius y commemoratorium. 41 270 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA commemoratio, hacía verosímil que existiera también antiguamente una revalidación o recordatorio en segundo momento, pero es lo cierto que hasta ahora no se había podido documentar; y lo que sí puede afirmarse es que su uso no sería tampoco frecuente. Atendiendo a la segunda acepción de commemoratio (ipsius), sería, pues, de significado paralelo a los de memoria o recordatio, rigiendo genitivo 43. Por otra parte, hay que destacar algunos otros aspectos en relación con el texto mismo: La gens I ulia, como cabía esperar 44, era ya la mejor representada hasta 1972 en la epigrafía emeritense45, con 46 hombres (de ellos 11 de prenombre Caius) y 30 mujeres. Recientemente se ha hecho una puesta al día, sumando cinco más, con lo que su total es de 81, a gran distancia de los otros nomina de la colonia 46. Los cognombres Successus y Successa están también presentes en Mérida 47 • En un epígrafe funerario, la dedicante es una Amabilis, Successae lib(erta) (CIL 11 501). En cuanto a Exsuperans, en la participial de presente, sólo da Kajanto tres ejemplos, y los tres casualmente africanos. Pero como aquí, por lo ya dicho, sería un genitivo, hay que contar para época imperial sólo con su derivado Exsuperantius, algo más representado (nueve casos). En cambio, éste es un nombre mucho más frecuente en la epigrafía cristiana y tardía, cuando sube a 64 ejemplos 48. Solin y Salomies no aportan variaciones en torno a este cognomen 49 . Por lo que respecta a los seviri augustales, estaban hasta ahora definidos en Mérida un sevir y cuatro llamados sólo augustaless 0 • A ellos hay que añadir recientemente dos más, en el lote de más de 20 inscripciones aparecidas en el curso de excavaciones en la Avda. Juan Carlos 1, al NE del circo, en 1988 51 • De ellas nos interesa especialmente la nº 1, puesto que es la única otra mención literal documentada de la expresión augusta/is Emeritensis 52 • Además de la bibliografía ThLL cit., col. 1829. Uno de nosotros ha defendido la posibilidad de una fundación previa de la ciudad por parte de César, quizá entre 48 y 44 a.C. (A. M• Canto, Colonia Iulia Augusta Emerita. Consideraciones sobre su fundación y territorio, Gerión 7, 1989, 149 ss.; ead., Las tres fundaciones de Augusta Emerita, en: Stadtbild und Ideologie. Die Monumentalisierung hispanischer Stadte zwischen Republik und Kaiserzeit [1990] 289ss.). De forma que, por parte de ambos, el gentilicio Iulius tenía que ser el mayoritario. 45 ERAE, v. índices onomásticos. 4 6 J. L. Ramírez Sádaba, Para-representatividad demográfica en Emerita, vista a través de los Iulii, en: Roma y el nacimiento de la cultura epigráfica en Occidente, Actas Zaragoza 1992 (ed. F. Beltrán Lloris [1995]) 271 ss. El autor suma 90 personas de nombre Iulius/a. Pero por nuestra parte hemos descontado, de su cuadro de tabulación I 1 (p. 275) aquellos epígrafes que no son estrictamente emeritenses, que ofrecían otras nueve. 4 7 ERAE, nº' 116 y 322, en ambos casos personas libres. 4 s I. Kajanto, Latin Cognomina (1965) 277. 49 H. Solin - O. Salomies, Repertorium nominum gentilium et cognominum Latinorum (1988) 328. so ERAE, n° 121 y nº' 119, 120, 122 y 554, esta última más dudosa por el estado fragmentario de la inscnpción. 51 Ramírez Sádaba - Gijón Gabriel art.cit. (en nota 34) 117 ss. nº' 1 y 2. 52 Ibid. 128 con foto:[--- au}gustalis/ [Emerite}nsis /3 [---]Mandatae. Se trata de un epígrafe de tamaño muy importante para ser un fragmento, (83) x (57) cm, con letras de 11 cm en su lín. l. Los autores no restituyen nada ante el [---]nsis de la lín. 2, pero es lo más lógico pensar que se trata de un natural de la ciudad. La fechan los autores a fines del siglo I o comienzos del II. 43 44 EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 271 general sobre estos cargos del culto imperial menor 53, dedicada incluso a Hispania54 , es importante el personaje del dintel emeritense porque se trata de uno de los más tardíos ejemplos hispanos de mantenimiento del culto imperial. Pero sobre esta cuestión volveremos más abajo. En cuanto a los nombres de los ríos, los dos son novedosos. En primer lugar, se confirma que, al menos en esta época avanzada, el nombre del más célebre curso fluvial de los vetones era Ana y no Anas. De ello había ya proporcionado una indicación un fragmento de catastro de bronce, aparecido sin contexto alguno hace unos años 55, que ahora se afianza. Sin embargo, no hay que olvidar que en las fuentes textuales latinas, que declinan por la primera y en singular el nombre del río, era muy raro encontrarlo en caso nominativo en -as. De hecho, la fuente a priori más antigua, la Ora maritima de Avieno, da Ana 56 . Que el nombre debía ser en singular, Ana y no Anas, se podía deducir también de la homogeneidad con que, en las fuentes medievales, tanto árabes como cristianas, es llamado Ana, Guadiana, Wadf Ána, Nahr Anna o Nahr Yana 57 , pero siempre en singular, hasta consolidarse en el definitivo y actual Guadiana. Parece claro que Ana no es nombre ni griego ni latino y, salvo un origen directo oriental, imposible de demostrar por el momentoss, se debe pensar en primer lugar en un nombre vetón y/o de raíz indoeuropea. La primera idea es la de »gran río« 59 • En esta línea, existe asimismo 53 Puede destacarse, de la larga serie de estudios al respecto, el artículo de A. von Premerstein, Augustales, DizEpigr 1 (1895) 824ss.; F. Mourlot, Essai sur l'histoire de l'Augustalité dans l'Empire romain, Antiqua 14 (1895; reimpr. Nápoles 1985 con una nota de F. Guizzi); R. Duthoy, La fonction sociale de l'augustalité, Epigraphica 36, 1974, 134 ss., cf. Les Augustales, en: ANRW II 16, 2 (1978) 1254 ss.; D. Fishwick, The Imperial Cult in the Latin West, EPRO 108, I 1, I 2, II 1, III 1 (1987-97). s4 R. Étienne, Le culte impérial dans la Péninsule Ibérique d' Auguste aDioclétien (1958). Cf. J. Mangas, Esclavos y libertos en la España romana (1971); J. M. Serrano Delgado, Status y promoción social de los libertos en Hispania Romana (1988). 55 P. Sáez Fernández, Estudios sobre una inscripción catastral colindante con Lacimurga, Habis 21, 1990, 205 ss. (HispEpigr 4, 1994, 983 ). Aparece el nombre Ana junto al río que cruza la centuriación. A pesar de que en el comentario de la pieza en HispEpigr, por otros motivos, la consideré con reservas, creo que ahora precisamente este detalle del nombre del río la confirmaría. 56 Ora maritima, v. 205: Ana amnis illic per Cynetas effluit (FHA I, 73 y 107, cf. ahora Testimonia Hispaniae Antiqua I [edd.J. Mangas-D. Plácido, 1994] 78). La excepción, en nominativo, en P. Mela, una sola vez, De chorog. II 5, 87: . . . !!las (Baeticam Lusitaniamque) fluvius Anas separat. Ptolomeo parece considerar el nombre indeclinable en griego, pues hace su genitivo en -a (toií 'Ava Jtotaµoií en II 4, 4; y luego en II 5, 2, pero otra vez en dativo). 57 E. Terés, Materiales para el estudio de la toponimia hispanoárabe. Nómina fluvial I (1986) 452 ss., con las citas correspondientes. Aparte de las árabes, interesa una bastante antigua, de la Crónica Albeldense, del año 919 (D. Alfonso), donde se dice: ... et decimo miliario ab Emerita pergens, Ana flubium trascendit . . ., es decir, considerándolo nuevamente indeclinable. 58 En el vocabulario oriental semita antiguo, las voces ana, anaku, se usan para referirse a metales, especialmente el estaño. Pero estamos aún lejos de poder precisar contactos lingüísticos tan antiguos (aunque verosímiles, precisamente en función de los metales hispanos) con estas culturas del Próximo Oriente. Para A. Schulten (Geografía y etnología antiguas de la Península Ibérica II [1963] 66) el nombre era de raíz libio-ibérica. 59 Así nos lo sugiere, y se lo agradecemos, el Dr. M. Pérez Rojas. Con esta proposición coincide curiosamente una de las definiciones de S. de Cobarruvias Horozco (sic), Tesoro de la Lengua Castellana o Española (1610-11; reimpr. Madrid 1979) 114-115: »Ana: La congregación de aguas que concurren de 272 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA una conexión con el radical ide. >:·an-, »ancestro, hombre o mujer«, del que deriva también el nombre propio Ana 60 • Valorando su papel en la economía y la subsistencia, no es tan raro considerar un gran río como »la madre«, especialmente si otro gran río como el Rhin recibe el apelativo de »padre«6 1, tampoco infrecuente para el Tiber. Naturalmente, es obvio que en el relieve, así como en las amonedaciones emeritenses 62 , encontramos el río masculinizado, pero ello quizá sólo se deba a la interpretación romana, para la cual, como acabamos de ver y veremos infra, los ríos grandes siempre son hombres adultos o incluso ancianos. Como se dijo, bajo la representación relivaria y nominal del viejo e ilustre Guadiana aparecen dos iniciales, dos B, separadas por interpunción. Estas abreviaturas no tienen por qué tener significación funeraria. Hemos barajado múltiples combinaciones y parejas de palabras 63, entre ellas las que hubieran podido relacionar al Ana con el propio Barraeca, o al Ana con las comarcas entre las que transcurre, como Baetica, Baeturia y Vettonia 64 y, sin completa convicción, hemos optado finalmente por b(onis) b(ene) por tres motivos: 1) La expresión existe en Mérida, explayada, en el mosaico de la calle Legio X-Vía Ensanche firmado por Baritto, coloniae (servus), de tema acuático6 5 (Taf. 46 a); 2) porque tiene paralelo en un gran epígrafe, también dintel, de (2,25) x 0,50 m de Clunia, que no parece funerario, sino más bien de buen augurio o prosperidad66, y 3) porque si dos letras son suficientes para caracterizar al río Guadiana, éstas tendrán diversas partes á un lugar. « Es muy bella la que este mismo autor, Covarrubias, recoge de Tamarid (p. 663): »Guadiana: Río de Diana, de la fertilidad o del llanto «, sobre todo por la importancia de esta diosa en este territorio. Por cierto que Covarrubias no duda en el nombre antiguo del mismo río, en singular: »Ana: que recoge muchas aguas. « No nos resistimos a citar entonces un embalse natural (que dió lugar en nuestros días a la infausta presa de Taus), cerca del pueblo valenciano de Játiva: Porque a ambas orillas, dos pequeños municipios se llaman »Anna« y »Anahuir«. 60 El radical da en hitita an-na-as, »madre« y ha-an-na-as, »abuela«, en latín anna, »madre adop:·anna, tiva«, en germano antiguo ane, »abuela«, en irlandés el nombre propio Ana, ':Anand, derivado de > »madre «. Cf. G. Olmsted, The Gods of the Celts and the Indoeuropeans, Archaeolingua 6 (1994) 209 y espec. 367. El radical está relacionado con los nombres infantiles para la madre, del tipo t.·amma, "-·mamma y >:·manna. 61 Rheno Patri / Oppius Severus /3 leg(atus) Aug(usti), véase G. Trendel, Ein romisches Heiligtum des »Vaters Rhein « in StraRburg entdeckt, Beitr. Rheinkunde 24, 1972, 16 ss. 62 De ellas se tratará más abajo. 63 Por ahorrar trabajo a futuros estudiosos, estarían entre ellas como más posibles baca, bacca, badius, baltheus, barbatus, basilicus, basilium, basis, beatificus, beatus, benefactor, benevolens, bibulus, bifer, bisulcus, bivius, bonus o brevis, además de los nombres geográficos como Baetica o Baeturia. Pero todas estas posibilidades en nuestra opinión chocan con el hecho de que, al no ser comunes en epigrafía, serían de muy difícil comprensión. Debería tratarse, por el contrario, de abreviaturas comunes. 64 Vettonia aparece en algunos códices con B, aunque un uso así sería impropio en Mérida, donde residirían los procuradores de tal circunscripción administrativa. 65 Blanco Freijeiro op.cit. (nota 25) nº 5 y lám. 7A. D e la segunda palabra se aprecian sólo las letras NE (según Blanco, VE, quizá para él de [e]ve[ntisj). En nuestra opinión debe ser Bonis/ [be]ne. El mosaico se conserva expuesto en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. 66 CIL II 2812, cf. P. de Palo!- J. Vilella, Clunia II . La epigrafía de Clunia, ExcArqEsp 150 (1987) 116 nº 208, con foto: In his prae[diis?]/ Aur(eliae) I(u)ventianae/ PEC.ASI .. B·B ·. Las letras iniciales de la lín. 3, que han sido entendidas como Pegasi, parecen un añadido posterior (quizá de un nuevo propietario de los predios), y todo el conjunto queda de significado también incierto. EL MAUSOLEO D EL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 273 que ver con la abundancia de bienes y prosperidad que el río proporcionaba a los emeritenses (o, quizá, al propio Sucesiano ). Pero, como decimos, este desarrollo debe quedar abierto. Vamos ahora al segundo de los relieves e inscripciones fluviales del dintel. El interés del nombre Barraeca para la historia lingüística es aún mayor. Hasta ahora el vocablo permanecía sin explicación, desde aquélla, legendaria, propuesta por Moreno de Vargas en el siglo XVII (y repetida por autores posteriores), quien veía en el río Albarregas (el afluente septentrional del Guadiana que con él se une precisamente por el lado oeste de la ciudad) y en su vecina barriada de Santa Eulalia, una trasposición nada menos que de Alba Regia6 7 • Gracias a esta nueva inscripción, sabemos ahora que los árabes se limitaron a añadir el artículo »al« al nombre prerromano del río 68 • A nuestro juicio, el nombre Barraeca, de radical barr-, formaría parte del grupo de palabras españolas de origen incierto que cuentan con la doble r, como carro, cerro, perro y otras, entre ellas, naturalmente, barro, más una terminación adjetival, -aecus, -eaecus, bastante común entre los epítetos teonímicos. G. Olmsted 69 , al comentar uno de los epítetos del Marte galo, Bar(o)rix, a partir del epígrafe de Carlisle, G.B. : M(arti) Barregi (RIB 947), lo entiende como Bar(o)regi y, así, lo relaciona con el radical ide. ':·bher-1 bhor-, de donde derivan, por ejemplo, las gal. bar y baren, irl. barae o el lat. ferio y foro, todos con el sentido de »rabia, cólera, furia «, »herir« u »horadar«. Ahora bien: Si cualquiera de tales epítetos resulta más que oportuno para un dios guerrero, y aunque no olvidamos que en Mérida hasta un templo le estaba consagrado, es casi imposible aplicar tales definiciones violentas al apacible y llano afluente del que hablamos. De forma que en este caso, habiendo pervivido en el español actual la palabra barro, »tierra muy húmeda, lodo «, parece preferible considerar el nombre Barraeca derivado de esta palabra, autóctona o asimilada en época antigua, y traducir el nombre casi como »barrizal, lodazal «, y suponer que su curso en la Antigüedad sería con frecuencia tan moderado como ahora 70 . Interesa también destacar que, al igual que Ana, termina en -a y se declinaría en latín también por la primera, aunque fuera masculino. Los relieves De no menor interés resultan los relieves a los que acompaña cada epígrafe, y que representa cada uno de ellos a su río correspondiente. La concepción plástica de ambos (Taf. 44) es simétrica y similar: Los dos recostados, apoyando un brazo sobre un cántaro del que fluye la 67 Moreno de Vargas op.cit. (nota 31) 52. De Albam rigas lo hace venir V. Barrantes (Mérida, La Defensa de la Sociedad [Madrid 1874] 210), pensando que la comparación, con la Alba p alatina de Rómulo, venía por regar el río »el primer asentamiento de los legionarios «, junto a la futura Emerita. 68 de Cobarruvias op .cit. (nota 59) 195 ss. cree que barra es palabra arábiga, que significa »campo, salida«, así como barro. Pero cita las »barracas « de pescadores en Valencia y las »barras « de los puertos, donde el agua es aún poco profunda y muy arenosa. Éste es el sentido quizá más equiparable, pero por su parecido con las aguas pantanosas. 69 Op.cit. (nota 60) 341. 70 Barrantes, sin embargo, art.cit. (nota 67) 210, le llama »arroyo caudaloso «. Ha sido noticia su desbordamiento en el invierno de 1996. 274 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA a Fig. 9 Monedas coloniales de Emerita. a El Guadiana; b una náyade, quizá el Albarregas. corriente y sujetando con la otra mano una especie de juncos de ribera, nudosos sólo en el caso del Guadiana. Los dos aparecen semidesnudos, con un manto de fino tejido (más transparente también sobre el cuerpo del Ana), que les cubre desde las caderas hasta los tobillos y asoma, descuidadamente y sin sujeción, sobre el mismo hombro, el izquierdo. Sólo el viejo Guadiana se lo recoge además con la mano izquierda. Ambos van asimismo descalzos. El trabajo de la musculatura en ambas personificaciones es espectacular, e incluso excesivo, bastante bueno el desarrollo del segundo plano del manto del Guadiana y chocante si se compara con el poco dominio que se manifiesta en otros puntos, plásticamente mal resueltos, como el pie y el brazo derechos del Albarregas (su mano es prácticamente una garra) o el rostro, el brazo izquierdo y la pierna derecha del Guadiana, por no hablar de ambos cántaros. Todo ello hace pensar en al menos dos escultores, uno de ellos más experto que el otro, trabajando a la vez. Hay una notable ausencia de trépano, y la composición y la técnica, en general, nos alejan de los momentos clásicos emeritenses. Estamos, pues, en un siglo III y, al menos para Mérida y su zona de influencia, la datación monetal en el reinado de Galieno de este dintel resulta preciosa. A pesar de los evidentes defectos de composición y ejecución (o quizá precisamente por ellos), el conjunto tiene una fuerza plástica innegable. Los c,uerpos, que serían casi intercambiables, se distinguen por sus rostros. Gráficamente, el Ana, com,o el río mayor o 'padre', se representa (Taf. 44 a) mediante la cara de un anciano barbado, de mélena radiada, en forma casi de halo. Nos hace pensar en un tipo bien establecido en la ciudad el que conserve cierto remoto parecido con el viejo Guadiana, provisto también de un ánfora similar, de los anversos de las amonedaciones augusteas de la ciudad 71 (fig. 9 a). Por su parte, el Albarregas, como afluente o río menor, tiene una cara juvenil e imberbe, de melena A. Vives, La moneda hispánica (1924-26) láms. CXLI 6, CXLII 3-5; O. Gil Farrés, La ceca de la Colonia Augusta Emerita, ArchEspA 19, 1946, 209 ss., espec. 239. 243, quien no cree en que se trate de la personificación del Guadiana; A. Beltrán, Las monedas romanas de Mérida: Su interpretación histórica, en: Augusta Emerita, 93 ss., espec. 101 s., comparte la opinión de Gil Farrés, al criticar a A. Delgado, quien pensó el primero en que pudiera tratarse del Guadiana. Por su parte, A.M. Canto, Sobre la cronología augustea del acueducto de Los Milagros de Mérida, en: Homenaje a Sáenz de Buruaga (1982) 157 ss., espec. 160, optó por la personificación del Ana. 71 EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 275 corta con mechones nítidos como madejas (Taf. 44 b). El gesto de ambos, con una media sonrisa, resulta distendido y hasta risueño. En punto a paralelos, la iconografía fluvial es bastante tópica. Su carácter de deificación se advierte, entre otros, por la semidesnudez de las figuras . El mismo repertorio iconográfico se comparte a veces con náyades de fuentes. Buscando paralelos, habríamos de fijarnos en primer lugar, en la propia Mérida, en el llamado »Océano« (Taf. 46 c), aparecido en 1902 en el mitreo 72 y que se data hacia el año 155 d.C. 73 • Y, efectivamente, el tipo iconográfico es muy similar, salvo algunos detalles. No es aventurado, pues, concluir que un modelo próximo para los ríos del dintel que estudiamos es precisamente esta escultura, que debe ser, no Océano, sino el Ana mismo 74, y que podrían admirar nuestros escultores a escasa distancia, en el mitreo del Cerro de San Albín. Pero quizá los mejores prototipos estaban, allí mismo, aunque en obra musiva: En el mosaico cosmo-mitraico de la 'Casa del Mitreo' 75 podían inspirarse también con las representaciones de dos de los más grandes y míticos ríos de la Antigüedad, el Nilo y el Éufrates (a cuyas cabezas más se parece la del Ana del dintel), junto al auténtico Oceanus, con arpón, caracola, serpiente, y las características pinzas de cangrejo asomando entre los mechones. El Nilo, por fin, se acompaña incluso de un cántaro y un junco idénticos. Pueden, no obstante, apurarse algo aún más los paralelos en cuanto a la representación aislada y conjunta. En este sentido, el mejor y más reciente estudio es el de R. Vollkommer sobre En este punto queremos agradecer las facilidades de エッ、 セ ゥーッ@ ofrecidas por la dirección y conservadores del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida para el estudio de materiales de sus fondos y archivos con destino a este trabajo. Gracias especiales deben ir a D. Agustín Velázquez. 73 ILER 289. Es regalo de G. Acc(ius) Hedychrus, p(ater) p(atrum), como el soberbio Mercurio, consagrado a Mithra y fechado ann(o) col(oniae) CLXXX. Si tomamos como fecha tradicional de fundación la del 25 a.C., ambas piezas serían ejecutadas en y poco después del 155 d.C. En nuestra opinión, podrían ser ligeramente posteriores, pero, en todo caso, de la segunda mitad del siglo II d.C. 74 EREP nº 108, p. 109 y lám. 86 (en esta fotografía no aparecía el fragmento de cornucopia, que ha sido reintegrado a la escultura posteriormente). Partidario de que se tratara del Guadiana fue J. R. Mélida (Cultos emeritenses de Serapis y Mithras, BAcHist 64, 1914, 447). García y Bellido no se decidió finalmente en su comentario por una u otra opción (p. 111 ). Los tritones fluviales son frecuentes en las proximidades de Mérida (información que agradecemos a D . Agustín Velázquez). En todo caso, muchas ciudades del interior hispano acuñan monedas con delfines: no parece un dato decisivo. Diferente es el caso de tres trullae de paredes finas, aparecidas en 1972 en las excavaciones de la 'Casa del Mi treo', donde la divinidad fluvial puede ser de repertorio (cf. B. Pérez Outeiriño -M• J. Villaluenga, Notas sobre mangos con temas dionisíacos en cerámica de 'paredes finas' hallados en Mérida, Anas 4/5, 1991/92, 93 ss. con fig. 1 y láms. 11. 12). 75 Este espléndido mosaico ha continuado desde su aparición siendo objeto de estudios e incluso motivo de unas recientes Jornadas del Museo de Mérida, en diciembre de 1995. Cf., por ejemplo, Blanco Freijeiro op.cit. (nota 25) nº 17 y fig. 1 (saeculum aureum Commodianum); M. H. Quet, La mosai'que cosmologique de Mérida (1981) (estoico) y J. Lancha, La mosai'que cosmologique de Mérida: Étude technique et stylistique, MélCasa Velázquez 19,1, 1983, 17 ss. (id.). Los tres, como otros muchos estudiosos, han seguido defendiendo que no se trata de una representación mitraica, a pesar de las evidencias. La cronología es discutida, pero las opiniones oscilan entre la segunda mitad del siglo II y la primera del III, de forma que su uso como modelo de nuestro dintel es perfectamente viable. 72 276 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA el Rhenus pater76. También son frecuentes en Galia 77 • Paralelo hispano interesante es asimismo la célebre pátera argéntea de la Salus Umeritana, hallada cerca de Otañes (Santander) a fines del siglo XVIIFS. Sostiene en su mano derecha lo que García y Bellido llama »carrizo« norteño 79 • Por su carácter cultual, debe citarse también el conocido »Nilo«, aparecido en los alrededores de Igabrum (Cabra, CO.)SO. Por último, como ejemplo de divinidades fluviales en pareja, que es en Mérida el caso, interesa recordar un paralelo galo: Se trata del llamado »mosaico de los dioses ríos«, de la rue des Colonnes de Vienne8 1, ambos con ánforas y largos juncos en sus manos. Es más bien, como dice J. P. Darmon82, la imagen de la pareja río-náyade de fuente8 3 . Queda, no obstante, como paralelo muy interesante para Mérida, ya que es mucho menos común la representación de dos divinidades fluviales juntas y en estrecha relación. Obsérvese que este mosaico procede del punto de confluencia de los ríos Isere y Gere. Parece, finalmente, fuera de duda, que el Guadiana y el Albanegas no deben estar aquí, en la tumba de un augustal, como simples motivos decorativos. Hay base para pensar que al menos el Ana recibió culto en Mérida, aunque sólo contemos de momento con su representación en el mitreo, junto a otros dioses como Mercurio, Venus, Sarapis o Esculapio. Es éste el razonamiento que nos lleva al último capítulo en el estudio de este interesante dintel. Revve Anabaraecus: La relación con el culto imperial y el culto de las confluencias El liberto C. Iulius Successianus, augusta/is Emeritensis, es el personaje principal. En ocasión tan solemne como la de erigir el nuevo mausoleo, por sí mismo o por sus herederos, parece 76 R. Vollkommer, Vater Rhein und seine romischen Darstellungen, BJb 194, 1994, 1 ss. Los tipos se diferencian con bastante claridad de los de Océano. Cf. supra nota 61. 77 F. de l zarra, Hommes et fleuves en Gaule romaine (1993), espec. 228 ss., donde trata, entre los aspectos religiosos de la navegación, aquellos relacionados con la divinización y cultos de los ríos. 78 EREP, nº 493 y lám. 345. Se fechaba hacia mediados del siglo 11 d.C., pero el autor la creyó más bien de entre mediados del siglo 1 y la época flavia. 79 Pueden recordarse aún las estatuillas fluviales de Itálica (Sevilla) y Coria (Cáceres), pero tienen otro carácter: Son típicas figuras de jardín, de escasa calidad (EREP, n°5 109 y 110). Las perforaciones en sus cántaros (que no tiene el Ana de Mérida) evidencian un uso decorativo y no cultual. 80 Blanco Freijeiro, El Nilo de Igabrum, Habis 2, 1971, 251 ss. y lám. XV fig. l. Recordemos que de Cabra procede también el grupo de Mitra tauróctono del Museo de Córdoba. La inscripción acredita la pequeña estatua fluvial (46 cm de ancho la peana) como un obsequio, objeto sin duda de culto, para la sede del collegium illychiniariorum Prati Novi. Otros ejemplos hispanos de divinidades fluviales, en mosaico, son analizados por M. Torres Carro, Iconología marina, en: Alberto Balil in memoriam (Guadalajara 1990) 126-130. 81 R. Lauxerois, Les mosalques de la rue des Colonnes aVienne (France), en: La mosalque grécoromaine IV, Tréveris 1984 (1994) 377 ss. Se encontró en el barrio de San Martín, precisamente entre los ríos Isere y Gere. Sobre su cronología (p . 380), la habitación S-7, en la que estaba, corresponde a la fase 5•, del siglo 11. Es anterior en un siglo a otro mosaico, con el tema de Océano, en la estancia S-2. (Agradecemos el llamar nuestra atención sobre este paralelo a la colega J. Lancha.) 82 Ibid., debate, en p. 382. 83 Darmon, ibid., percibe incluso la idea del afluente, puesto que »el cuerpo de ella parece, en cierto modo, fundirse en el cuerpo de él, representado en primer plano «. No parece probable que se trate de otras parejas mitológicas, como Píramo-Thisbe, Alfeo-Arethusa u otra. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 277 legítimo deducir que la elección del tema de los relieves que habían de significarle y acompañarle en su último descanso, las dos divinidades fluviales emeritenses, debería estar en relación con su función de seviro augustal84 • Una de las características de la ciudad de Mérida (aunque no ciertamente la más comentada), es que se eleva en un punto de confluencia fluvial. La dedicación frecuente a la topografía arqueológica enseña que muchos de los hábitats antiguos se elegían por ser puntos más o menos altos, rodeados casi completamente por un río o bien abrazados por dos de ellos. Se nos imponía, pues, la reflexión sobre el área occidental de la Mérida romana, que es precisamente la más desconocida 85 , y sobre la posibilidad de que allí se hubiera desarrollado algún culto de confluencias, cerca del punto de unión de ambos ríos. Comprobamos en primer lugar que la confluencia no se producía antiguamente donde hoy. En efecto, en una foto aérea de 1943 86 puede verse todavía que el Albarregas se inflexionaba, en una pronunciada curva hacia el E., para, contra corriente del propio Guadiana (lo cual es un fenómeno hidrológicamente raro), confluir con él sólo unas decenas de metros más abajo del viejo molino de Pancaliente8 7 • Nos acordamos entonces de uno de los muchos teónimos de la España prerromana que continúan sin dilucidar. Se trata de un enigmático dios, que en los catálogos y bibliografía suele aparecer como REVVEANABARAECvsss. Era conocido de antiguo por dos epígrafes. El primero, CIL 11 685, de la pequeña aldea de Ruanes, unos 15 km al S de Trujillo, fue dado por Hübner así: Reuveana/baraeco/3 Afer Albini !f Turolus/v.s.l.m. El segundo, CIL 11 5276, se encontró en el propio Trujillo en 1845, aunque Hübner no pudo verlo personalmente. Posiblemente le faltaba una línea superior, como el propio epigrafista alemán supone en su comentario, y era, o _parecía, dedicación oficial, y se podría restituir, pues, no Baraecol . . ., sino: [Revve Ana]/baraeco/3 Norb(anus) ac/ Iunius aed(ilis) Ilvir C.!./ pro salute 89 • La inscripción turgaliense se había encontrado a pocos metros de la CIL 11 5278, una dedicación votiva al Deus Neto, y no lejos tampoco de la 5277, a la diosa Bellona. En el mismo Trujillo, »en la pared de la cerca que está frente al Arco del Triunfo, en la parte que mira al osario del 84 Supra, en las notas 53 y 54, hemos citado lo más indispensable de la bibliografía sobre la clase y función social de los augustales en el mundo romano y en Hispania. 85 En efecto, véase cualquier plano, científico o turístico, al uso y se comprobará que los restos visibles del llamado »foro colonial« en la calle Holguín y el arco de Trajano marcan el fin, hacia el O, de los grandes monumentos conocidos, salvo el acueducto de Los Milagros, que no es propiamente un monumento urbano. 86 En fotografía del Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire, nº 3607, de 16-11-1943, a una escala aproximada de 1/2.900. Ya en el grabado de A. de Laborde (Voyage pittoresque et historique de l'Espagne 1 [1806] lám. 146 arriba) se recogía, esquemáticamente, esta inflexión. 87 Este molino figura ya citado por Moreno de Vargas en 1633, op .cit. (nota 31) 52 y 416, cerca de la necrópolis judía del »Cortinal del Osario«. 88 Lo esencial de lo que aquí sigue fue avanzado por uno de nosotros (Canto), verbalmente, en el Coloquio Internacional de Epigrafía de Sintra (Portugal), en marzo de 1995. 89 El mismo Hübner dice que la inscripción le parece ficticia, pero la deja entre las buenas, quizá porque el raro dios sí le constaba que existía. L. A. Curchin, sin embargo, la considera falsa (The Local Magistrates of Roman Spain [1990] nº 25':- [=HispEpigr 4, 1994, 253]). Nosotros, por la misma razón que Hübner, pero con más elementos de juicio, la consideramos buena, aunque sean difíciles de resolver las inicia- 278 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA Campo Santo«, había empotrada otra doble (CIL 11 5279), a los dioses Salama y Nabia. Como la callejuela que iba al Espolón se encontraba »Cerca de unas casas derruidas que dan al cementerio« (ad 5278), parece, pues, que todo el conjunto podía proceder de una especie de santuario colectivo, a varias divinidades no locales del propio Trujillo. El citado teónimo, Revveanabaraecus, se ha venido entendiendo conjunta o separadamente, sin dar con su significado y comprensión exactos9o. Así pues, a la vista de los epígrafes del nuevo dintel de Mérida, proponemos la existencia de un culto prerromano de los ríos Ana 91 y Barraeca, llamado Revve Anabaraecus, que se materializaría en el lugar más sagrado, el de su confluencia, en la más tarde Colonia Augusta Emerita, mediante el nombre común reve, revve 92 . En opinión de F. Villar este nombre, a partir de un posible revis, significaría, más aún que »rÍO«, la divinización del mismo, pasando a tener vida independiente como teónimo. En nuestra opinión, cabe pensar que, en este caso, el verdadero teónimo, que sigue a este primer elemento común, puede ser una combinación de dos hidrónimos, como es el caso de Ana + Baraecus 93 • Una rápida revisión de los pocos casos conocidos permite abrigar alguna esperanza de que ello sea así. Por ejemplo, Reve Reumiraegus de Verín (Orense) o, especialmente, Reve Langanidaecus, de Idanha (Castelo Branco), en el que los dos les de la ciudad. En la bibliografía posterior se le ha considerado como un dios distinto, Baraecus, pero debe ser el mismo. 90 J. Rodríguez, Boletín de la Sociedad Geográfica 5, 1878, 148 s., que vio y copió la de Trujillo, pensó de Baraeco que era el Marte vetón y lusitano, »como Neto lo era bético «. J. M. Blázquez, Religiones primitivas hispánicas (1962) 74 (Baraecus) y 84 (Revveanabaraecus); id., Diccionario de las Religiones Prerromanas de Hispania (1975) 47 (Baraeco) y 141 (Revve Anabaraeco ): Citando la opinión de R. Menéndez Pida!, Blázquez dice que bar- tendría el significado de »cercado, vallado « y el dios por ello quizá sería protector de ganados. M. Pastor (en: La religión romana en Hispania [1981] 269) aún toma a Revveana Baraegus como »dios céltico en territorio astur«, debido a una antigua confusión de Muratori con un Ruanes de Galicia (pero ya resuelta por el propio Hübner en favor del Ruanes cacereño). Para M. L. Albertos, Teónimos hispanos, apud J. M. Blázquez, Primitivas religiones ibéricas. II. Religiones prerromanas (1983) 477ss., espec. 485, es Revve Anabaraeco. M. Salinas de Frías, Organización tribal de los vettones (1986) 71 s. entiende Revveanabaraecus como un dios tribal vetón, protector del territorio de Ruanes (la derivación del topónimo actual es innegable, de forma que queda pendiente la investigación de aquella zona). 91 Existen unos Lares Anaec[i], en epígrafe de la freguesía de Lagares (conc. Penafiel, Porto, cf. HispEpigr 1, 1989, 689), que quizá tuvieran que ver también con el Ana. 92 Nuestra hipótesis de que revve sea un nombre común ha sido planteada independientemente, desde el campo lingüístico, en un reciente congreso, por F. Villar, de la Univ. de Salamanca: El teónimo lusitano Revve y sus epítetos, en: Die groBeren altkeltischen Sprachdenkmiiler, Akten des Kolloquiums Innsbruck 1993 (= Innsbrucker Beitriige zur Kulturwissenschaft 95, 1996) 160 ss., espec. 170 ss. 180 s. Agradecemos sinceramente al Dr. Villar el habernos dado su opinión y facilitado su manuscrito. Cf. id., Marandigui. Un nuevo epíteto de la divinidad lusitana Reve, BeitrNamF 29/ 30, 1994/95, 247 ss. Se mencionó el asunto en el Coloquio Internacional de Sintra, en marzo de 1995: J. Untermann señaló, acertadamente, aJ. de Hoz que, si reve- o band- debían tomarse como nombres comunes, las diferencias en las áreas de distribución de los nombres se deben hacer a partir del segundo elemento. 93 Consultada nuestra hipótesis con él, hemos de agradecer también al Prof. Untermann su opinión epistolar, favorable en principio a la misma. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 279 elementos, Langa y Nitta!Nida, están documentados también por separado 94 . Quizá otro epígrafe de Évora fuera un caso similar: Sancto R(eve) / Unesocesio ... 95 . La existencia de Reus Paramaecus96 y otros similares, que no son desdoblables en dos hidrónimos, nos hacen coincidir con F. Villar en que revve fuera una divinidad fluvial tutelar. Unas veces de un sólo río y otras, como en el caso de Mérida, de ambos a la vez, en el punto en que confluyen. Si se admite nuestra hipótesis, se abre entonces un nuevo e interesante abanico de líneas de trabajo. No sólo existiría el culto en Mérida, sino que tendría suficiente prestigio como para serle dedicadas inscripciones votivas, incluso por parte de magistrados, a decenas de kilómetros de allí, en Ruanes, y en Trujillo, en un santuario con otros dioses autóctonos como Neto, Nabia, Salama o Bellona. Pero es la posibilidad misma de la existencia de un culto de confluencia la que resulta apasionante. Ciudades de nombre Confluentes 97 son frecuentes en los territorios de raíz celto-germana, comenzando por la propia Coblenza (nombre recuerdo aún de la antigua Complentia, la Conbulentia del Ravennate), en la conjunción del Rhin con el Mosela, donde el antiguo pago de Condate, el vicus Ambitarvius y el oppidum Rigomagum; la de Raetia, la statio ad Confluentes de la Via Emilia, donde se unían el Rugone y el Fiumicino; la actual Belgrado, heredera de Singidunum, donde el Save se unía al Danubio. O, entre los hispanos, la carpetana Complutum (Compludo) o la Komflóenta arévaca mencionada por Ptolomeo (II 6, 55) cerca de Clunia, quizá en la confluencia de Arlanza y Arlanzón98. Pero a donde la imaginación vuela de inmediato es a la colonia romana de Lugdunum (Lyon) 99 , capital de los galos Segusiavos, levantada por Roma a orillas del Sa6ne y enfrente mismo del hábitat prerromano, también (como en Coblenza) llamado Condate 100 , éste en la plena confluencia de los ríos Rhodanus y Arar, es decir, el Ródano y el Sa6ne. El lugar era muy representativo y sagrado para las sesenta tribus galas, que tenían el hábito de reunirse allí anual94 ILER nº' 914 y 915. Sigue existiendo el nombre de río Lángara. F. Villar, que nos informa ahora de un tercer ejemplo de este mismo teónimo, opina en este punto que se trata aquí más bien de un adjetivo, equivalente al latino longa. 95 ILER 917: Se lee habitualmente RVNESOCESIO, pero creemos que podría ser un Reve, ya que la R se encuentra sola, al final de la lín. l. 96 En este caso lucense, al existir el adjetivo paramica, aplicado a la ciudad de Segontia, en el páramo burgalés (Sigüenza del Páramo), no debe tratarse de dos ríos, sino sólo de uno. Aparece el mismo dios, [Rejo Pa[ra}maeco, en la freguesía de Foios (conc. Sabugal, Guarda, d. HispEpigr 2, 1990, 802). Nos preguntamos si la referencia a un río o a dos tendrá que ver con la escritura de la palabra, con una o dos V: reve, reuve. O si otros teónimos, aún sin reve, pudieran significar lo mismo, como los dei Vacodonnaegus y Vacocaburius de Astorga (ILER 946 y 947). 97 Las referencias que siguen son de la RE IV 1, s. v. confluentes. 9 8 A. Tovar, Iberische Landeskunde. III. Citerior Tarraconensis (1989) véase C-365. La idea del punto (Torquemada) es de K. Müller, en su comentario a Ptolomeo. Por cierto que, habida cuenta de la derivación del término confluentia, confluentes hacia complentia, por ejemplo, no cabe descartar que otras ciudades hispanas como Complega o Compleutica pudieran tener el mismo significado. La actual Alcalá de Henares, por ejemplo (Tovar op.cit. C-150: leyenda monetal indígena Konbouto) está sobre la confluencia del río Henares y los arroyos de Torote y Campanillas. 99 Cf. RE XIII 2, col. 1718 ss., s. v. Lugudunum. too Este nombre quizá tenga que ver con el significado de »confluencia« o »punto de unión«. 280 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA mente, cada 1 de Agosto, en la confluencia, donde tenían un santuario confederal101 . El altar, como recuerda en su puesta al día crítica R. Turcan, no ha sido encontrado nunca, no obstante lo cual, sus descripciones por parte de los arqueólogos son tan nítidas como si se hubiera.excavado. Se sabe su ubicación aproximada (en el barrio de la Cruz Roja, cerca del anfiteatro), y se conocen algunos materiales, hallazgos casuales, que se le han atribuido. Uno de los textos literarios principales para su conocimiento es la periocha 139 de T. Livio, al año 12 a.C. 102 : Ara dei Caesaris ad confluentem Araris et Rhodani dedicata, sacerdote creato C. 1u!io Vercondaridubno, Aeduo. Estrabón (que no conoció personalmente la Galia) se refiere también al altar (IV 3, 2), y resulta ser quien da mejor detalle: »El santuario ('to LEQÓV) que dedicó el conjunto de los pueblos galos a César Augusto se levanta enfrente de la ciudad, sobre la confluencia de los dos ríos. con una inscripción que enumera los sesenta pueblos (galos), así Tiene un notable altar Hセキᄉ￳I@ como una estatua por cada uno de ellos, y un gran bosque sagrado H。aNッセ@ ᄉ←ケ。セIN ᆱ@ Pero también es de valor, por su cierta correspondencia con Mérida y Agripa, su cap. 8. Habla Estrabón de Lugdunum como una acrópolis en razón de la confluencia donde está, y de su centralidad con respecto al país, y aclara: »Es por lo que también Agripa ha hecho trazar las calzadas a partir de ella ... «, describiendo a continuación las varias vías que, pasando todas por Lyon, enlazan Italia y el Mediterráneo con el Rhin y el Océano. La dedicatio del altar debió producirse el 1 de AgostoI03 del año 10 a.C. 104 . La última de las citas es de Dión Casio1os, al recordar las campañas de Druso en las Galias en ese año 13-12 a.C., dice que »sometió el territorio [de los Sugambros y sus aliados, en guerra] convocando a los principales entre ellos, con el pretexto del festival que los galos celebraban, e incluso ahora [comienzos del siglo III d.C.] celebran, en torno al altar de Augusto en Lugdunum«. Pero la verdadera fuente de alimentación de las especulaciones reconstructivas en torno a este ara es la larga serie de amonedaciones conocidas como »del altar de Lyon«, a las que Turcan 101 Para las fuentes G. Lucas - J.-C. Decourt, Lyon dans les textes grecs et latins, Travaux de la Maison de l'Orient 23 (1993) 29 ss . Para los restos arqueológicos R. Chevallier, Gallia Narbonensis. Bilan de 25 ans de recherches historiques et archéologiques, en: ANRW II 3 (1975) 860, espec. 928 ss., R. Turcan, L'autel de Rome et d'Auguste ad Confluentem, en: ANRW II 12, 1 (1982) 607 ss. y U. Süssenbach, Der Reichsaltar der Roma und des Augustus in Lugdunum, BJb 189, 1989, 73 ss., además de los trabajos de A. Audin citados infra. Para el culto, además de los anteriores, en D. Fishwick, The Imperial Cult in the Latin West I 2 (1987) 308 ss. (cf. JRS 62, 1972, 46 ss ., actualizado). El extenso artículo de R. Turcan provee de abundante bibliografía de detalle e ilustraciones. 102 Ed. Belles Lettres, por P. Jal (1984) 52 s. y 103 s. Curiosamente, tres de los más importantes autores que se han ocupado de ello, como son Chevallier, Turcan y Fishwick, citan mal laper. 137, pues el 136 y el 137 son precisamente de los resúmenes perdidos. IOJ Chevallier art.cit. (nota 101) 928, pone de relieve la importancia del 1 de Agosto precisamente en la liturgia imperial. 10 4 Suetonio (Vita Claud. 2): » ... nació ... en Lyon, en las calendas de agosto, bajo el consulado de Iulio Antonio y Fabio Africano, el mismo día en que se dedicaba el altar consagrado a Augusto.« Como distinto de la inauguratio lo explica Turcan art.cit. (nota 101) 608 con notas 4. S. Chevallier art.cit. 928 cree que simplemente se trata de un error de Suetonio. Plinio (cosa extraña en él) no hace la menor referencia ni al altar ni al templo que le sucedió, mientras que Juvenal (I 44) se refiere sólo a Lugudunensem . . . ad aram. 105 LIV 32. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 281 dedica muchas páginas 106 , cotejando las distintas series con sus reversos (veinticuatro desde el año 12 a.C.: seis de Augusto, quince de Tiberio, dos de Claudio y una de Nerón) con las variadas hipótesis de reconstrucción debidas a diferentes autores, seguidas por la suya propia, que tiene en cuenta los no muchos hallazgos arqueológicos útiles 107 para poner en relación lógica con el monumento. Por fin, aparte de las referencias literarias y del testimonio numismático, existen innumerables inscripciones lionesasI08 que recuerdan el culto desarrollado en el altar, y también su transformación posterior en templo. Desde el comienzo, tal como Livio recordaba, el culto es servido por un sacerdos y la denominación tradicional es la de sacerdos arae Romae et Augusti quae estad confluentem, pudiendo en ocasiones omitirse o abreviarse alguno de los elementos. En un momento mal determinado, se construye en la vecindad del ara un templo, de la misma advocación, que comienza también a ser definido como templum .·.. ad aram, apud aram .. . 109 , Es importante resaltar en este punto que, al otro lado del Saone, en la ciudad misma, existía otro santuario de culto imperial, pero municipal. Por las razones obvias de su origen, el primitivo santuario federal de las Tres Galias era el provincial. Este importantísimo centro de culto indígena, hábilmente transformado y adaptado por Roma, es decir, por Augusto, como medio de vinculación a su persona y herederos, no fue el único. La costumbre existía en otros puntos del Occidente indoeuropeo. El mismo carácter debía tener el Ara Ubiorum sobre el Rhin, que dio más tarde lugar al correspondiente culto imperial, servido también por sacerdotes. El ara, y las dos legiones que allí invernaban (Tácito), debieron ser la semilla de la posterior Colonia Claudia Ara Agrippina, la actual Colonia. El altar, preexistente, es mencionado dos veces por Tácito (Ann. I 39: legati ... apud Aram Ubiorum Germanicum adeunt y I 57: sacerdos apud Aram Ubiorum creatus ... ). En este caso no hay indicios claros de ningún tipo para su ubicación o aspecto 11o. 106 Turcan art.cit. 615-638. De las series postaugusteas se ocupa más especialmente el trabajo citado (nota 101) de U. Süssenbach. 107 Por ejemplo, A. Audin - P. Quoniam, Victoires et colonnes de l'autel fédéral des Trois Gaules: Données nouvelles, Gallia 20, 1962, 103 ss. (hallazgos entre 1958 y 1961, entre ellos un fragmento de corona broncínea, sumada al recuerdo de una delicada Victoria de bronce, de 28 cm, encontrada en el lecho del Saone en 1876); A. Audin - W. Binsfeld, Medaillons d'applique Rhodaniens du Musée de Cologne, KolnJbVFrühGesch 7, 1964, 14ss. (ambientación de fondo, con el templo, de una venatio, grabada en un medallón). 1 8 CIL XIII 1 p. 221 ss. s. v. Ara Romae et Augusti ad confluentem Araris et Rhodani, p. 227 ss. nº' 1664 ss. La mayor parte de ellas son pedestales de las estatuas que el concilio de las Tres Galias, las ciudades de origen, o familiares y amigos, dedicaban a los sacerdotes al finalizar su mandato. Pero hay también de otros dioses, como Júpiter, Marte, Vesta, Vulcano, Apolo, Diana Augusta, Bonus Eventus, Fortuna Redux (casi todos ellos también presentes en Mérida, por cierto) o los Númenes imperiales. 1 9 CIL XIII 1691. 1702 etc. Al momento de la creación del templo junto al ara es al que Fishwick, The Temple of the Three Gauls, en: op.cit. (nota 101) I 2, 308 ss. se refiere. En su nota 3 recuerda el parecido del esquema en Camulodunum (altar ante templo, allí divo Claudia constitutum), que más abajo citamos. 11 º Fishwick op.cit. I 1 (nota 53) 137 ss.: Los Ubii tenían igualmente una posición estratégica, aprovechada igualmente por Roma, »as the religious and political hub of a future Roman Germany« antes del 9 d.C. (desastre de Varo en Teotoburgo) . º º 282 ALICIA M. CANTO -ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA Queda aún el caso de la britona Camulodunum, la actual Colchester 111 . El nombre indígena ya indica la consagración previa de la ciudad a Mars Camulus. Casi al mismo tiempo que Colonia, se fundó la ciudad romana, en el año 51 y también por Claudio. Se funda asimismo un culto de Roma (Victoria) et Augustus, atendido una vez más por sacerdotes, que se convierte también en un punto principal del culto imperial, con su posterior templo, al divino Claudio, del cual existe algún indicio arqueológico 11 2. Parecen fundarse estos altares en lugares estratégicos, ya puntos aglutinantes prerromanos, reconvertidos con toda habilidad en centros de adhesión inquebrantable, más que a la difusa y ausente dea Roma, al muy concreto y presente Augustus. No se olvide que hablamos de provincias imperiales; las senatoriales, como la Bética, son otra cuestión. Volvamos ahora a Augusta E merita. Si nos preguntamos qué tenemos a priori para suponer que hubiera entre los vetones (o, incluso, ya entre los cynetes/cunei, sus bastante menos que míticos, antecesores en el territorio 113 ), un culto similar, nos contestaremos que nada, como no fueran sus lejanos ancestros galos . Pero sí que existen ciertos indicios. En primer lugar, Mérida se ubica sobre un lugar elevado con relación al vastísimo valle del río Guadiana, con dos cotas, exactamente en los extremos O y E de la ciudad, de 225 m en el Cerro del Calvario y de 241 m en el área al E del conjunto teatro-anfiteatro 1 14. Todo el núcleo urbano se encontraba, y se encuentra, inmerso dentro de la confluencia de los ríos Guadiana y Albarregas. O Ana y Barraeca, como sabemos ahora. Por otra parte, se ha señalado innumerables veces la posición estratégica de la ciudad, por las facilidades para el cruce del gran río que debió ser el Guadiana en la Antigüedad, debido a los islotes que en su curso y delante mismo de la ciudad se levantan. Y, de hecho, como en el caso de Lyon, sobre ella se reconvierte, y seguramente también por el mismo Agripa, la gran red de vías que debían estar ya en uso desde los tiempos protohistóricos 115 • De hecho, están descritas en el Itinerario de Antonino las calzadas que tenían como cabecera Augusta Emerita: a Hispalis (414, 1), a Corduba (415, 3), tres a Olisippo (416, 4, 418, 7 y 419, 7), a la desembocadura del RE III cols. 1448-1450. M. R. Hull, Roman Colchester (1958) 162 ss.; P. J. Drury et al., The Temple of Claudius at Colchester reconsidered, Britannia 15, 1984, 7ss. Cf. ahora D. Fishwick, The Temple of Divus Claudius at Camulodunum, Britannia 26, 1995, 11 ss.: Los indicios arqueológicos, p. 22 ss. 113 Ora maritima, vv. 200 y ss., espec. 205; cf. A. Schulten, FHA I (1955) 73 y 105 ss. Heródoto los llama cynetes y cinesioi (cunei, conios, para Schulten). El nombre seguía existiendo en época romana: Conimbriga, Conistorgis, ager Cuneus, Couneidoqum, Couneancum ... Como es bien sabido, para el erudito alemán los cynetes eran ligures (ibid. 106), pero en este tema es imposible detenernos ahora. 114 Naturalmente, a cada una de ellas arribaban los dos más grandes acueductos de la colonia, Los Milagros y San Lázaro. Hemos utilizado para las cotas un antiguo mapa de los ingenieros C. Juanes y R. Montalbán, que aparece en D. Vicente, Guía de Mérida (1929) 12, por presentar muchas zonas aún libres de las numerosísimas construcciones modernas que hoy literalmente asfixian a la Mérida romana. 11 5 Cf., por ejemplo, J. J. Enríquez Navascués, El Bronce Final extremeño y su relación con la cultura tartésica, en: La cultura tartésica en Extremadura, Cuadernos Emeritenses 2 (1990) 70; M. Almagro Garbea, El período orientalizante en Extremadura, en: ibid. 96 y fig. 12; J. M. Fernández Corrales, El trazado de las vías romanas en Extremadura (1988) mapa 4. 111 112 EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 283 Guadiana (431, 8) y tres a Caesaraugusta (433, 1116, 438, 2 y 444, 3), en total nueve vías principales. La navegabilidad parcial del Guadiana y la extraordinaria fertilidad del territorio, al N y al S del río, debieron hacer de ella un punto neurálgico de cynetes y de vetones, especialmente para el intercambio comercial con la actual Andalucía, aunque no se haya dado aún con el hábitat indígena. La posibilidad de la atribución del culto de Revve Anabaraecus a Emerita, como más arriba hemos propuesto, que recibe ofrendas a muchos kilómetros de Mérida, en la ciudad, también vetona, de la cual se tomó el territorio para su praefectura Turgaliensis, abre la posibilidad de que en la confluencia emeritense existiera, antes de Roma, un culto o un lugar de reunión similar al de Lyon. No en balde en las importantes y significativas series monetales de la colonia figuran, ya se ha dicho, y con categoría de anversos, dos series que manifiestan posiblemente divinidades localestt7: el Ana y una diosa (fig. 9a. b). Quizá fuera el Barraeca mismo, pues del género, masculino o femenino, de nuestros dioses indígenas no sabemos mucho 11 8 . El cerro occidental emeritense del Calvario, por donde entraba directamente al cardo la Vía de la Plata, como más próximo a la confluencia, sería un punto muy adecuado para haber sido el lugar de este hipotético culto de la confluencia. Y ahora es cuando procede rescatar del olvido un viejo hallazgo: El 23 de Mayo de 1924, »cavando para hacer un pozo en el corral de la casa sita en el cerro del Calvario«tt9, fue hallada una serie de siete objetos, y fragmentos de otros, de bronce, de carácter claramente votivo. J. R. Mélida añade que »parece que fueron exvotos, y ornato de un buen edificio del cual no se hallaron restos ... « . Fueron adquiridos para el Museo por Maximiliano Macías. Esta serie de exvotos y objetos de bronce, que nos parecen de alto interés y, hasta donde hemos podido comprobar, eran120: 116 J. M. Roldán, Itineraria H ispana (1975) passim y 81: es la primera parte de la gran Vía de la Plata, hasta Asturica Augusta. 11 7 A. M• Canto, Sobre la cronología augustea del acueducto de Los Milagros de Mérida, en: Homenaje a Sáenz de Buruaga (1982) 159 s. Entonces ya pensé que el viejo barbado representaba al Ana, y la cabeza femenina manando agua a la náyade de las fuentes y manantiales de Cornalvo, sacados del río Albarregas. Quizá se trate, al final, de honrar dos dioses locales. El anciano habría de ser entonces el gran Ana. 11 8 Varias diosas de los galos lo son de ríos y no de fuentes, como Ritona, Perta, Souconna, Bricia o la más conocida, Sequana. Cf. C. Bourgeois, Divona. l. Divinités et ex-voto du culte gallo-romain de l'eau (1991) 18 y passim. Villar art.cit. (nota 92) toca la cuestión: Los ríos lusitanos tienen género masculino (quizá por influencia romana), como indican sus epítetos, aunque la palabra genérica para »rÍO« r:-reu-) fuera entre ellos primitivamente femenina y muchos de ellos acaben en -a. Aunque Mérida es supuestamente túrdula o vetona, y quizá entre éstos algunos de los mismos ríos, y no sólo de palabra, fueran femenmos. 119 J. R. Mélida, Catálogo Monumental de España. Provincia de Badajoz (1924-26) nº' 1141a1147 (citado CB). Cf. también A. García y Bellido, EREP nº' 469. 471. 480 (recogió sólo tres de ellos). Conocemos también referencias gracias a notas manuscritas de D. José Álvarez Sáenz de Buruaga, de hacia el año 1964. Agradecemos especialmente a su hijo y actual Director del M.N.A.R., D . José M. Alvarez Martínez, el haber podido consultar estos apuntes. 12 º EREP, sub nº' 469 y 471 ; García y Bellido señala que estos bronces estaban en muy mal estado, y recomendaba su limpieza. Se hizo, en efecto, años más tarde, y hoy pueden admirarse mucho mejor en el 284 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA 1) Un caballo de muy buen arte (CB 1145, BR 187) (Taf. 46 b), en hueco, de 51 x 45 cm, en actitud de levantarse de patas. Tiene una oquedad en su lomo, como si hubiera llevado un jinete. Se trataría, pues, de una estatuilla ecuestre12 1. 2-4) Tres figuras, muy similares de tamaño, dos hombres y una mujer. Han sido entendidos como genios domésticos 122. Ellos van togados; uno es hombre adulto, de 29,8 cm, ahuecado por detrás (CB 1141, BR 144) (Taf. 47 b), capite ve lato, en actitud de presentar un objeto, perdido junto con su antebrazo derecho, pero que quizá fuera una cajita de incienso. Sostiene parte de otro objeto, de sección circular, en su mano izquierda, mejor un rollo que una pátera. Nos parece más bien un sacerdote sacrificando o unflamen123. El más joven (CB 1143, BR 144), de 30,2 cm, sólido, está simplemente de pie mirando hacia la derecha (Taf. 47 c). Lleva restos de una láurea y calceamento con correas. Mélida pensó que llevaba una bulla al cuello, que hoy no vemos. La mujer, velada, de 31,1 cm, (CB 1142, BR 144) tiene restos de una corona de flores. Eleva su antebrazo derecho, del que pudo pender algún objeto perdido (Taf. 47 a). Podría tratarse a su vez de una flaminica. Apunta a época julio-claudia, como en general el estilo de las tres piezas. En su espalda presenta una oquedad cuadrada de 4 x 3,5 cm y, más abajo, en letras grandes, de 3,4-3 cm, la inscripción PRQ124. Quizá fuera Pro(serpinae sacrum). 5) Estatuilla (14 cm) de pugilista 125 (Taf. 4 7 d), en actitud de luchar; lleva faldellín y guanteletes (CB 1144, BR 32). 6) Palmeta (CB 1146) que pudo formar parte de la decoración de otro monumento. 7) Remate abalaustrado de un mueble (CB 1147). Museo emeritense. Varios de ellos han sido estudiados por T. Nogales Basarrate, Bronces romanos en Augusta Emerita, en: Los bronces romanos en España, Catálogo de la exposición (1990) 103ss. (citados BR). Cf. ahora tres de ellos en U. Kreilinger, Romische Bronzeappliken. Historische Reliefs im Kleinformat, Archaologie und Geschichte 6 (1996) nº' 217. 230 (»togati«). 259 (»Romerin«). 121 Debe suponerse que el jinete estaría fundido separadamente, y adherido sólo por la parte superior del caballo; de igual manera, pero a la inversa, que la parte conservada (1,23 m) de la gran estatua ecuestre de Augusto del Museo Nacional de Atenas (hallada en el Egeo, cerca de Eubea, en 1979): Kaiser Augustus und die verlorene Republik, Catálogo de la exposición de Berlín (1988) nº cat. 149. 122 Nogales art.cit. 109, siguiendo a García y Bellido y Almagro, cree que pueden ser genios de la casa o del lugar, o imágenes de larario. 123 Es muy parecida a otro pequeño bronce, hallado en Lyon en relación con el altar, que representa a un sacerdote del culto imperial: Foto en Fishwick op.cit. (nota 53) I 1, 133 con nota 246 y lám. XIX. Por cierto que otras piezas hispanas deben relacionarse, nos parece, con la misma idea y recintos cultuales públicos, no privados: así, dos sacerdotes capite ve lato, de Itálica (BR 143) y de Segóbriga (BR 80). La especie de volumen que estas dos figurillas sí conservan debe ser lo que la emeritense llevaba en su mano izquierda. 124 No se ve el recuadro para las letras que cita Nogales art.cit. (nota 120) 108 y catálogo núm. 144 (no se reprodujo la fotografía). La pieza ha sido muy restaurada y las letras ofrecen desde luego un aspecto algo extraño, cf. Kreilinger op.cit. (nota 120) 24: (Versatzmarke): » .. . vermutlich moderne Buchstaben . .. « 125 ERAE nº 469 y lám. 326. Es quizá la pieza que, una vez restaurada, ha dejado apreciar mejor todos sus detalles. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 285 Hasta aquí las piezas de bronce de aquel hallazgo de 1924 que hemos podido identificar con cierta seguridad. Pueden sumarse otras noticias sueltas de hallazgos hechos en El Calvario, como un arquitrabe, una estatua femenina, con manto, que estaba en el Ayuntamiento, hoy en el Museo 126, o la célebre basa ochavada, tardía, de tema báquico, que García y Bellido supuso fue primero un pedestal y luego, ahuecada, reutilizada para brocal de pozo 127 . Pero, sobre todo, los hallazgos próximos más espectaculares son los de 1934 y años siguientes en la famosa 'cloaca de Pancaliente' 12 s, parte de los cuales, pero sólo parte en nuestra opinión129, tienen correspondencia con otros hallazgos de las excavaciones del pórtico del 'foro municipal', en la calle SagastaDo. No debe descartarse en principio tampoco la otra cota más elevada (241 m) que citábamos, la oriental: La zona al E del conjunto teatro-anfiteatro. En la fotografía aérea antes referida, de 1943, se ven restos junto al campo de fútbol, hoy des aparecidos 131 , de una gran cimentación 12 6 J. Alvarez Sáenz de Buruaga, Adquisiciones 1958-1961, MemMusAProvinc 19-22, 1958-61, 114 nº 6 con fig. 60. De tamaño natural. Se encontró al hacer el alcantarillado y pavimentación de la propia calle Calvario, no consta el lugar preciso. 12 7 EREP nº 406 con lám. 286. 287. Se encontró en 1946. La estudió luego J. Arce, El mito de Dionysos y Ariadna en un putea! tardorromano del Museo de Mérida, Habis 7, 1976, 343 ss. La pieza pudo haber servido ya en la Antigüedad como brocal. Hay que sumar también las criptas descritas por Barrantes art.cit. (nota 67), aunque éstas parecían estar algo más abajo en la ladera; esta noticia requiere un análisis más detenido. 128 EREP nº' 403. 417. 418. 420-423 (clípeos, cariátides, guirnaldas de bu cráneos, relieve de sacrificio y el espléndido árbol con frutos y pájaros); García y Bellido hizo (p. 416) un primer intento de restitución de los relieves con guirnaldas y bucráneos. Se dieron a conocer en MemMusAProvinc 4, 1943, 46 y ArchEspA 1944, por sendos artículos de J. Alvarez Sáenz de Buruaga y A. Floriano Cumbreño (agradecemos al Dr. M. Casamar sus datos de aquellos años). Cf. el primer intento de aproximación a la disposición original de los mármoles, comparándolos al Foro de Augusto de Roma, por parte de M. Floriani Squarciapino, Ipotesi di lavoro sul gruppo di sculture da Pan Caliente, en: Augusta Emerita, 55 ss. 129 García y Bellido, EREP, bajo su nº 420, al hablar del conjunto de los materiales, ya lo dudaba: »No sé hasta qué punto todos estos hallazgos tienen unidad.« En el mismo sentido opinaba J. Alvarez Sáenz de Buruaga, en sus notas manuscritas. 130 La memoria de las excavaciones de 1980, en el solar de la c/ Sagasta, 11 y 13, se encuentra aún en fase de publicación. Puede verse un adelanto en J. M. Alvarez Martínez - T. Nogales Basarrate, Schéma urbain de Augusta Emerita: Le portique du forum, en: Akten des XIII. Internationalen Kongresses für klassische Archaologie (1988). En 1989 se hicieron trabajos de restauración y reintegración hipotética de elementos del pórtico. V. la reconstrucción de J. M. Alvarez y T. Nogales en: M. Bendala Galán - J. M. Alvarez Martínez, Semblanza de Augusta Emerita, ExtremA 4, 1995, 179 ss. y fig. 1. W. Trillmich ha hecho sucesivas teorizaciones sobre este pórtico, acercándose cada vez más al esquema del Foro de Augusto en Roma, y culminando en 1995 con la reconstrucción del grupo Eneas-Anquises-Ascanio (idea ya entrevista por él en 1990), con epígrafe virgiliano incluido (en prensa por este autor): cf. por ejemplo, Colonia Augusta Emerita, die Hauptstadt von Lusitanien, en: Stadtbild und Ideologie (cit. nota 44) 299 ss . o El niño Ascanio ('Diana Cazadora') de Mérida en el Museo Arqueológico Nacional, BMusMadr 10, 1992, 25 ss. Sobre el tema acaba de celebrarse una sesión en el M.N.A.R. (Forum Augustum. Modelo y reflejo en Augusta Emerita, Mérida 19 de Abril de 1996). 131 Es la fotografía doble de inicio de la obra de VV.AA., Conjunto Arqueológico de Mérida. Patrimonio de la Humanidad, editada por la Junta de Extremadura (1994). 286 ALICIA M . CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA semicircular, enmarcada a su vez en una línea de recinto rectangular 132 • De esta zona, llamada Barriada de la República Argentina, proceden algunos materiales aptos también para un lugar religioso, como un trípode quemaperfumes con patas de león y otros 133 . Conclusión En este punto vamos a dejar aquí sólo esbozadas estas reflexiones, pues conducen a una investigación de mayor complejidad, que, ya en estado de elaboración avanzada, será objeto, por parte de uno de nosotros, de publicación independiente. Hemos querido aquí sólo traer a colación distintas noticias y materiales dispersos, que nos llevarían en conjunto a la siguiente valoración: El dintel de los ríos de Mérida es una pieza excepcional en lo epigráfico, lo escultórico y lo lingüístico que permite, relacionando sus inscripciones con las dos conocidas de Revve Anabaraecus de Ruanes y Trujillo (CC.), vislumbrar la existencia de un culto, no sólo a los ríos Ana y Barraeca por separado, sino a la confluencia de ambos, en la ciudad de Mérida. El mosaico de Vienne, con representación de dos ríos, se halló también en la confluencia del Isere y el Gere. Las amonedaciones de la ciudad recordarían tal culto. Es un aspecto en el que se podría asemejar a otros casos conocidos en el mundo céltico (Lugdunum, ara Ubiorum, Camulodunum) al cual los vetones, en última instancia, pertenecen. La aparición conjunta de los dos ríos, en la inscripción principal del mausoleo de un augustalis, nos lleva a la suposición de que este culto debería estar relacionado con las funciones habituales del augustal y, por tanto, con el culto imperial. En tal caso, hallazgos arqueológicos, tanto monumentales como votivos, como los de la zona del Calvario, podrían en el futuro ser puestos en relación. La vinculación de Augusta Emerita con César, Au"gusto, su familia y los herederos de su dinastía es de las más antiguas y categóricas. Los testimonios epigráficos del culto son muy tempranos, tanto municipales como provinciales, incluso mediante un sacerdocio que había parecido tan extraño como el del /lamen divae Augustae provinciae Lusitaniae 134 (comprobado definitivamente ahora por un epígrafe reciente de Scallabis 135 ). Y no debe olvidarse tampoco 132 Se realizaron, en junio de 1995, excavaciones de urgencia en un sector del interior del campo de fútbol. Los resultados están sin publicar, pero entre ellos se contaba un recinto funerario, un estanque de uso industrial y un tramo del acueducto, por ejemplo. Cf. P. Mateos, Proyecto de arqueología urbana en Mérida, RevA 178, febrero de 1996, 53, con una foto de los trabajos. 133 Publicados en las MemMusAProvinc 16-18, 1955-57, 119ss. con fig. 79. 134 CIL II 473 (Divo Augusto/ Albinus Albui f flamen/ 3 Divae Aug. provinciae Lusitaniae), corregido por Hübner DiviAug., pero cuya reaparición permitió comprobar a L. García Iglesias (ERAE nº 50) que la corrección del CIL era indebida. 135 Cf. ahora (HispEpigr 4, 1994, 1082) el epígrafe scallabitano de Aponio Capitón, que se dice [lamen provinciae Lusitaniae divi Augusti divae Augustae, en el 48 d.C., de la fecha más temprana, claudiana, documentada por Étienne (op.cit. [en nota 54] 122), aunque este autor sostenía (p. 126), en nuestra opinión acertadamente, que el culto debía haber sido instituido ya por Tiberio, hacia el 15 d.C. Este epígrafe de Santarém prueba, al revés de lo que Étienne y otros sostenían, que un flamen sí podía desempeñar, al menos en esta época, el culto provincial también de la emperatriz difunta. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 287 a Fig. 10 Monedas coloniales de Emerita de Tiberio. a Ara Providentiae; b templo Aeternitatis Augustae. que en las series monetales emeritenses con anversos de Divus Augustus aparecen en los reversos de los ases dos monumentos que, en Mérida, se consagraron a su memoria, lógicamente en época de Tiberio: un templo, tetrástilo, a laAeternitas Augusta (fig. 10 b) 136 , y un ara, con recintom, a la Providentia138 (fig. 10 a). Parece más que probable que el templo y este ara, o una similar, fueran traslación o anexión al culto imperial de un culto previo prerromano. Si Druso, en fecha tan temprana como el año 12 a.C., creó en Lyon un sacerdocio divi Caesaris, y, por tanto, a César 139 , tan importante para la Galia, no habría motivo para negar que Agripa hiciera, tres o cuatro años antes, lo mismo en Mérida, ciudad inicialmente fundada por el primer Julio1 40 , y donde se asentaban dos de sus viejas e históricas legiones, las mundenses Vy X. A la altura del año 16-15 a.C., cuando Agripa, en 136 Vives op.cit. (nota 71) lám. CXLVI; Beltrán art.cit. (nota 71) 97 lám. XXXII f. No puede ser el de siempre llamado »de Diana«, sin duda de culto imperial, pero hexástilo, que sería el de ámbito municipal (recordemos que en Lyon existía la misma duplicidad). 137 Vives ibid.; Beltrán ibid. con lám. XXXII e. Los dibujos que aquí reproducimos se deben a G. del Rey Trujillo, La moneda emeritense (1962). 138 Pace, Fishwick op.cit. (nota 53) I 1, 183: »There can no longer be any reason to believe that the altar ... supposedly at Emerita ... was a monument of the Augustan period modelled on the municipal altar of Tarraco ... It must rather be the actual altar of Providentia in Rome. « Existen más argumentos, que dejamos, como hemos dicho, para próxima ocasión, pero creemos que el ara emeritense se corresponde con un altar real y muy temprano. [En prensa ya este trabajo, D. Fishwick nos hace llegar gentilmente el manuscrito del capítulo dedicado al templo de culto provincial de Mérida (op .cit., su volumen III 1, en elaboración). Estamos de acuerdo en general con su planteamiento. Él se sorprende ya de que el programa decorativo equiparable al del foro provincial de Tarraco, es decir, clípeos y cariátides, se corresponda en Mérida, in tato, al foro municipal de la calle Sagasta. Intuye y cita incluso el hallazgo de exvotos de la calle Calvario, que aquí estudiamos, como pertenecientes quizá al foro provincial. No podemos entrar ahora en esta cuestión, pero creemos que algunos otros datos respaldarán en el futuro las impresiones actuales de D . Fishwick.] 139 Se tiene por cierto que el altar de Lugdunum fue dedicado a Augusto (así Estrabón y Dión Casio), pero Livio habla con toda claridad de ara dei Caesaris, es decir, de Julio César, siendo también muy llamativa, y quizá no exenta de significado, la elección del vocablo deus, tan 'indígena', en vez de divus. Debían aunarse allí, pues, el culto de César divinizado y de su hijo Augusto en vida, continuando luego la identificación con los emperadores reinantes. 140 Canto art.cit. (nota 44), para la argumentación extensa. 288 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA nombre de Augusto, inaugura la nueva capital lusitana y le regala su teatro, se trataba también, entre otras cosas, de conmemorar nada menos que la pacificación de toda Hispania. Y, por otra parte, este dintel nos aporta también prueba de que el culto imperial, mediante este augustalis, aún un Caius I ulius, seguía todavía vivo en la ciudad a mediados del siglo III, siendo así uno de los más tardíos ejemplos de la augustalidad en Hispania. Y, más interesante aún, que todavía se compartía con él un culto vetón tan antiguo como el de Ataecina141 , puesto que un cráneo de cabra procede de una de las inhumaciones femeninas del interior del mismo mausoleo y no cabe otra explicación (cf. supra, parte I; fig. 5). Hay que pensar que la diosa, adorada en Mérida lo mismo celto-vetona que romanizada como Proserpina 142 , estaba presente también en la liturgia oficial, como creemos que puede conjeturarse de su estatua en el teatro, del epígrafe en la espalda del citado exvoto femenino del Calvario, o del cráneo de cabra en la sepultura familiar de un augustal. Estos nuevos datos no prueban sólo un tradicionalismo persistente en la capital lusitana: Nos obligarán a revisar la generalizada opinión del decaimiento oficial de Mérida durante el siglo III d.C. II. 2. Inscripción monumental imperial (Taf. 48 a) Como se dijo al tratar de la estratigrafía documentada durante la excavación (cf. supra), una vez abandonado el mausoleo, sus pavimentos originales se ocultaron parcialmente bajo un relleno de nivelación (U.E. 1034. 1035. 1042). Sobre éste se apreció un suelo de tierra batida, (U.E. 1033) y, en él, casi en el centro del edificio, un hogar (U.E. 1036) de ladrillos reutilizados y con restos de cenizas. Sobre esta tierra batida apoyaban varios restos, como cinco ruedas de molino, una basa, una pequeña ara y varias placas rotas de mármol, materiales todos dispuestos con cierta intencionalidad. El hogar parece dar a entender que una parte de la bóveda estaría ya caída. Se ha deducido, pues, que, abandonado ya el mausoleo, el espacio, casi a modo de refugio, fue reconvertido en época tardía en mísera cabaña doméstica. A él se llevaron distintos materiales 143 . Entre éstos apareció el epígrafe que se estudia a continuación. 141 ERAE nº' 11-15 para los testimonios epigráficos. M• P. García y Bellido presentó en el citado Coloquio de Sintra (marzo 1995) una interesante comunicación sobre el culto de la diosa en Mérida y su territorio, inédito aún. Ead., Las religiones orientales en la Península Ibérica. Testimonios numismáticos 1, ArchEspA 64, 1991, 71 ss. Pero v. recientemente (y por fin) el estudio de los epígrafes de su importante santuario en Alcuéscar (CC.): J. M. Abascal Palazón, Las inscripciones latinas de Santa Lucía del Trampal (Alcuéscar, Cáceres) y el culto de Ataecina en Hispania, ArchEspA 68, 1995, 31 ss. Ambos autores creen que no llegó a realizarse una completa identificación entre ambas divinidades. 142 ERAE nº 12 (Dea Ataecina Turibrigensis Proserpina). J. Álvarez Sáenz de Buruaga, quien la reencontró y publicó (ArchEspA 30, 1957, 245 ss.) llegó a pensar que »el templo de Diana« le hubiera estado dedicado. Sin llegar tan lejos aún, creo, independientemente del culto imperial que en ese templo se desarrollara, que también esta diosa podía tener allí su propio culto. 143 Hay un caso curioso y próximo, el de una inscripción emeritense quizá de Trajano (ERAE nº 64), un fragmento de la cual apareció en la misma necrópolis E., zona del cuartel de Artillería, reutilizada para cubrir una sepultura tardía. También en los propios teatro y anfiteatro se reutilizaron partes de epígrafes EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 289 Es lo que queda de una inscripción imperial de gran porte y excelente factura (Taf. 48 a). Se trata de una lastra de mármol blanco rosáceo, con los bordes originales, rectos, arriba y abajo, rota sólo por sus laterales, el derecho recta y el izquierdo oblicuamente. Tenía roto el ángulo inferior derecho, que se le reintegró. Mide (87 /66) de ancho y 60,5 cm de alto. El fondo es desigual, 6,5/4 cm por el lado derecho, 7 cm por el izquierdo. Presenta molduras horizontales, arriba y abajo, por lo que suponemos que el original sería extraordinariamente largo y da idea sobre su función. La parte trasera está alisada. El estado de conservación, por lo demás, es casi perfecto, por lo que también hemos de deducir que no ha rodado prácticamente, y que posiblemente ésta fue su única reutilización. Presenta dos líneas, ambas con letras capitales cuadradas de perfectísimo ductus. Las de la primera miden 14,5, las segundas 10,5 cm de altura144 • Las interpunciones son triangulares. El texto conservado es: [---] German[(icus)] [--- 」ッHョIスセオャ@ · V · p(ater) · [p(atriae)} De la última letra de la lín. 1 se conserva el primer trazo con sus remates; tiene una forma ligeramente inclinada, pero no puede tratarse de ninguna otra letra. Nos hallamos, por tanto, ante posiblemente el extremo derecho de una larguísima inscripción imperial. Hemos supuesto para ella el caso nominativo pero, evidentemente, podría también ser honorífica y estar por tanto en dativo. Si hemos optado por el nominativo es debido a su tamaño y forma, pues parece conmemorativa. Es difícil sustraerse entonces a la hipótesis de que proceda de uno de los dos grandes edificios inmediatos a la necrópolis, teatro y anfiteatro, que nos consta hasta ahora que fueron objeto de construcción, ampliación, embellecimiento o restauración por, al menos, un legado, Vipsanio Agripa, y cuatro emperadores: Augusto, Trajano, Adriano y Constantino 145 • Cabe decir en primer lugar que, revisados todos los datos publicados de soporte, forma y tipo de mármol, por un lado, y medidas de alto, fondo y letras, por otro, de las inscripciones conocidas de aquellas dos procedencias, el fragmento que estudiamos no coincide con ninguno. Hemos también repasado tanto los fragmentos anepigráficos conservados en los jardines de imperiales en los suelos y accesos, se supone que en un momento en el que aún estaban en uso ambos edificios (ibid. nº' 39. 40. 41: augusteas, en el suelo de un vomitorio del anfiteatro, como la nº 87; nº 55: de Tiberio, como baldosa en la orchestra del teatro). Ello habla del mal estado y desmembramiento general de estas inscripciones en momento todavía tardorromano. Quizá sea en esta misma ocasión cuando el habitante vivo del mausoleo se aprovisionó de ésta que aquí tratamos. Ello no sería antes de fines del siglo III d.C. 144 Sin completa seguridad, en la zona trasera parece distinguirse una L cursiva y sin contexto, de 9 cm. 145 Cf. la nota 143. Casi todas las inscripciones de ambos edificios son reintegraciones de muchos fragmentos (de complejas restituciones) y escasas in situ, en granito, mármol y alguna en caliza; se encuentran en García Iglesias, ERAE. Reflejando sólo las que evidencian obras, son del anfiteatro sus nº' 35. 36. 37. 38 (Augusto, 8 a.C.). Del teatro los nº' 44a. b (Agripa, 16 a.C.), 85 y 86 (reformas de Trajano, hacia 105-115 d.C.), varios de la dudosa CIL II 478 de Hübner (ERAE cf. p. 175-177: inseguramente de Adriano hacia 134-135 d.C.) y, por último, la nº 81, reformas de Constantino, entre 324-337 d.C. La reforma de Trajano 290 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA ambos edificios, como los epigráficos del almacén del Museo 146 sin encontrar nada similar, ni por el peculiar mármol blanco-rosáceo ni por las molduras o el tamaño de las letras 147 . Se observará, por los citados supra (en la nota 145), que la mayor parte de los epígrafes monumentales conocidos de ambos edificios proceden del teatro. Del anfiteatro 148 sólo contamos (nos referimos a epígrafes no de homenaje) con tres inscripciones fundacionales, graníticas, de Augusto del año 8 a.C., ubicadas sobre tres de las tribunas, E, O y N 149 . Además, seguramente honoríficas, con una dedicación, quizá al Genio de Augusto (ERAE nº 38), y tres fragmentos, de fondos y letras sólo parecidostso, donde no es posible que se honrara a Liviatst, pero cuya datación formal, en dos casos, sí parece augustea. Así pues, mientras las fases del teatro están bien documentadas, en el caso del anfiteatro constan arqueológicamente algunas reformas posteriores a su creación 152 , pero carecemos de documentación epigráfica para ellas. Y, por otro lado, la excepcional conservación del fragmento que presentamos indica que su ubicación primitiva debe estar muy próxima. Cabe, pues, pensar que estamos ante parte de una inscripción conmemorativa de mejoras del anfiteatro, pero que no podemos de momento conjuntar con ningún otro fragmento conocido. Los dos datos que aparecen en el epígrafe son, sin embargo, esenciales: el cognombre o epíteto Germanicus y un quinto consulado. Como, para empezar, no encajan con Augusto, tendríamos en principio ya una segunda fase para el edificio. Reuniendo en el tiempo ambos, cognombre (o epíteto) y función, y teniendo en cuenta el criterio paleográfico, sólo tenemos a Claudia, Nerón y Trajano 153 • Claudia llevaba como cognombre, desde el 4 d.C., el de Germanicus, y en la ima cavea del teatro se ha reconstruido recientemente, a partir de cuatro fragmentos de lastras de mármol blanco: W Trillmich, Un sacrarium del culto imperial en el teatro de Mérida, Arras 2/3, 1989/90, 87ss. (cf. HispEpigr 4, 1994, 167). 146 En compañía del conservador del M.N.A.R. D . Agustín Velázquez, a quien agradecemos otra vez su paciencia. 147 La única en la que coinciden más o menos el fondo (de 7 a 9 cm) y dos únicas líneas de las mismas dimensiones (16/15y10,5/10) (ERAE nº 38: G(enio) · A(ugusti)/ d(ecreto) · d(ecurionum), se diferencian en la altura (1,05 m) y en tener ésta el borde superior redondeado. 148 Estos epígrafes han sido recogidos hace poco por J. L. Ramírez Sádaba, Epigrafía del anfiteatro romano de Mérida, en: El anfiteatro en la Hispania Romana, Coloquio 1992 (1995) 285 ss., sin fotos. 149 R. Menéndez Pidal, Restitución del texto y dimensiones de las inscripciones históricas del anfiteatro de Mérida, ArchEspA 30/31, 1957/58, 205ss., con motivo del hallazgo, en los trabajos de limpieza y restauración, de la tercera de ellas. 15 º ERAE 39. 40. 41: Los fondos varían entre 6,5, 7 y 10 cm y las letras de cada uno son de 34, 35 y 37 cm. Cabe la posibilidad de que sean de la misma sólo las dos primeras. 15 1 Así pareció creerlo García Iglesias (ERAE pp. 117. 118), pero el problema es que no es posible la combinación Livia-Augusta. Por ello, es más probable que estos fragmentos formaran parte de otro epígrafe imperial con pote}sta[te (nº 41 ), como pensó primero J. R. Mélida; aunque, como bien observa Ramírez (nota 148, p. 296), no se podría encajar con él el fragmento LIV (nº 39) por razones paleográficas. 152 Para el edificio, v. por último M. Bendala Galán - R. Durán Cabello, El anfiteatro de Augusta Emerita: Rasgos arquitectónicos y problemática urbanística y cronológica, en: El anfiteatro en la Hispania Romana (cit. en nota 148) 247ss. 153 D. Kienast, Romische Kaisertabelle. Grundzüge einer romischen Kaiserchronologie (1990) 90. 96. 122. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 291 es cos. V desde el año 51 hasta su muerte, en octubre del 54. En el mismo caso está Nerón, que llevó el nombre de Germánico de privado y de emperador, pero él es cos. V durante apenas dos meses antes de su muerte, motivo por el cual puede ser descartado. Y Trajano, por fin, adoptó el epíteto de Germánico el año antes de imperar, el 97, y accedió a su quinto consulado el 1 de Enero del 103154. Así las cosas, hay que elegir entre Claudia y Trajano, ambos representados en Mérida. Claudia soporta, además, en estos últimos años, el peso de las hipótesis de la marmorización emeritense. Un fenómeno basado, además de en razones estilísticas, en la creencia, quizá errónea, de que debe por fuerza producirse un retraso de varias décadas antes de poder trasplantar cualquier modelo, técnica o material, desde la Urbs hasta una provincia, incluso cuando, como en Mérida, se trata de una capital, augusta, protegida por los emperadores y espléndidamente concebida y ornamentada. De ahí, sin embargo, a que, recientemente, se haya propuesto a Claudia como el verdadero constructor del anfiteatro, media un buen trecho. Frente a ello, creemos que los epígrafes augusteos de las tribunas del anfiteatro nos garantizan que, aunque sin lujos y sin mármoles, lo esencial del edificio que vemos fue de verdad inaugurado el 8 a.C. 155 • Dicho lo cual, existe una posibilidad de que este epígrafe imperial, dada su forma y envergadura, conmemore ciertas obras de mejora, y quizá de ampliación, en uno de los dos edificios de ocio, más probablemente el anfiteatro. Es viable especialmente por razones paleográficas (aunque es sabido que este tipo de capitales monumentales es difícil de fechar), pero sobre todo porque observamos que la palabra Germanicus no aparece abreviada GERM., como en todos los casos conocidos de inscripciones de Trajano. En las de Claudia, en cambio, lo más frecuente es escribirla sin abreviar, quizá porque se trataba de un auténtico cognomen 156. Así pues, como tentativa, y considerando que el fragmento debe corresponder a la zona derecha del epígrafe (sin ser, evidentemente, su final), el texto original, adaptado al modelo claudiano más común, podría haber sido: [Ti. Claudius Caesar Aug.] German[icus pont. max./ trib. potest. --- imp. --- co(n)]s(ul) V p(ater) [p(atriae) ce(n)s(or) f(ecit)?] Las potestades tribunicias podrían ser entre la XI y la XIV y el imperio entre el XXII y el XXVII 157 . El epígrafe se dataría en este caso entre los años 51 y 54 d.C. 154 La siguiente posibilidad es la de Cómodo (Kienast op.cit. 147): Germánico desde 178 y cónsul V en 186-190. Pero a él, entre otras razones, se le oponen las paleográficas. 155 No podemos entrar a fondo aquí en el hecho discutible de que los tres epígrafes conmemorativos de la inauguración de este anfiteatro, por Augusto y en el año 8 a.C., no tengan para algunos autores el peso específico y el valor histórico que se merecen, cf. Bendala - Durán art.cit. 253 ss. La epigrafía bien fechada está, en términos de fiabilidad cronológica, por delante de cualquier otro elemento material que se considere. t 56 ILER 1064. 1065. 1067. 1068. 1072. 157 Kienast op.cit. (nota 153) 91. Aunque utiliza el título de procónsul, en los epígrafes hispanos conocidos no suele aparecer. Podría llevar también la filiación, Drusi f Nos hemos basado en los ejemplos hispanos (ILER 1063-1072), y especialmente en los de Cabezas de San Juan (SE) y Cártama (MA). 292 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA II. 3. Pequeña ara funeraria (Taf. 48 b) Por último, en el relleno nivelador del suelo de tierra batida U.E. 1033 y, por tanto, reaprovechada en uno de los últimos pavimentos originales del mausoleo, apareció una pequeña y estrecha ara de mármol blanco. Tiene ligeramente remarcados el pie y la cornisa. Sobre ella, el coronamiento presenta, grabados, como en otros muchos casos de Mérida y Jerez de los Caballeros (Badajoz) sobre todo 158 , dos cuartos de círculo que rememoran la posición de los pulvinos. En cada uno de los espacios resultantes se han escrito las tres letras de rigor, DMS. Mide 18/16 cm de ancho por 31 de alto y grosor variable de 6,4 a 7 cm. La primera línea mide 1,8/2 cm, las demás todas 2. Los laterales y las zonas traseras están alisados. Las interpunciones son ligeras y triangulares. La letra es capital cuadrada de época avanzada, con pocos elementos curvos pero significativos, como las T, las E, las P otra vez ligeramente abiertas y especialmente las G, que anuncian una fecha dentro del siglo III d.C. El estado de conservación es espléndido y presenta sólo escasas adherencias de argamasa en la parte frontal, restos de su reutilización, boca abajo. La cara trasera aparece bastante desgastada, fruto de su uso como pavimento. Se conserva, como las anteriores, en el almacén del Patronato Arqueológico de Mérida. Su texto es: 5 D(iis) M(anibus) s(acrum) G(aius) S·p(urius) · Peregrinus ann(orum) XXXIIII · m(ensium) VII d(iei) I G(aius) Sp(urius) · Fortunalis pater · fil(io) · piissimo fec(it) La interpunción que aparece entre S y P en la lín. 2 sobra. M y N tienen formas singulares, a veces para ganar espacio, como es claro en la última línea. El formulario se adapta bien a la época, salvo el tardío uso de los genitivos para la edad. Spurius es un antiguo prenombre, de los relativos a circunstancias del nacimiento, y, así, se puede encontrar como tal y también como gentilicio, como aquí es el caso 15 9. Peregrinus es cognomen bien conocido. En cambio, Fortunalis es mucho menos usado frente a Fortunatus/a. Se trata de cognombre teofórico no adjetival, de forma que puede proceder de advocación a Fortuna. Esta diosa tuvo veneración en Mérida. Otros dos casos conocidos son de la Tarraconense 160, aparte, naturalmente, de los ciudadanos béticos de nombre Siarenses Fortunales. l58 A. M. Canto, Epigrafía Romana de la Beturia Céltica (ERBC), Madrid, U.A.M., en prensa. En unas piezas tienen volumen real; en otros el mismo modelo sólo se deja marcado. 159 Kajanto op.cit. (nota 48) 40 y 73. Entre los escasos ejemplos hispanos, tiene función de nomen el de ILER 4222, de Tarraco: Spurius Ursicinus. 16º Publicia Fortunalis: CIL II 3355; ILER 3094; CIL II 3780. Cf. Kajanto ibid. 107. EL MAUSOLEO DEL DINTEL DE LOS RÍOS DE MÉRIDA 293 ZusAMMENFASSUNG Emeritenser FluBpersonifikationen auf dem Türsturz eines Mausoleums in Mérida, REVVE ANABARAECUS und der Kult des Zusammenflusses Der erste Teil des Beitrags stellt die Ergebnisse der Grabungen in einem privaten spatantiken Mausoleum in Mérida vor, die im zweiten Halbjahr 1994 durchgeführt wurden. Es liegt im Osten au6erhalb der antiken Stadt innerhalb der archaologischen Zone der 'Casa del Anfiteatro' in der Nahe des Theaters und Amphitheaters. Das gewolbte Gebaude umfaBt zwei Konstruktionsphasen, denen fünf bzw. drei Leichenbestattungen entsprechen, und drei weitere Phasen seiner Benutzung. Obgleich verschiedene Graber schon in der Antike ausgeraubt waren - mehrere Raubgraben sind dokumentiert-, reicht das Fundmaterial aus, jede Phase zu <latieren. Die ersten beiden entsprechen der Periode zwischen dem Ende des 2. Jhs. und dem Ende des 3. Jhs. n. Chr. Für die erste Phase sind terra sigillata hispanica und Lampen belegt, für die zweite terra sigillata africana (Hayes A und Lamboglia 42), au6erdem verschiedene Münzen; u. a. stammt eine Münze Galliens (253-268 n. Chr.) aus einer Wand, die sie damit in die zweite Phase datiert. Zwischen der Mitte des 4. und dem 5. Jh. wurde das Mausoleum als armlicher Wohnbereich wiederbenutzt und anschlie6end endgültig aufgegeben. Dieses chronologische Schema stimmt mit den bekannten Datierungen der nahe gelegenen Nekropolen überein. Der zweite Teil gilt den Inschriften. Das wichtigste Zeugnis stellt ein Türsturz aus der zweiten Phase des Mausoleums dar. Der gro6e Marmorblock überliefert im Zentrum eine Inschrift. Sie erwahnt eine recommemoratio - ein linguistisches Unikum, dessen Bedeutung gut zum archaologischen Befund paBt - des C. Iulius Successianus, augusta/is Emeritensis. Au6erdem wird sie auf beiden Seiten von zwei Reliefs mit den Darstellungen der Personifikationen der beiden Flüsse gerahmt, die bei Mérida zusammenflie6en, des Ana (heute Guadiana) und des Barraeca (heute Albarregas). Andas Studium ikonographischer Vorganger und Parallelen (u. a. vgl. den 'Okeanos' aus Mérida) schlie6en sich Überlegungen zur Inschrift an. Sie gehen von einer Verbindung beider Personifikationen mit den religiosen Aktivitaten eines Augustalen aus. So schlagt die Autorin eine Beziehung zwischen Barraecus und dem einheimischen, vermutlich vettonischen Theonym Revve Anabaraecus vor, wobei sie revve als »FluB, Flu6gott« interpretiert und einen Kult des Zusammenflusses der beiden Flüsse annimmt. Ahnlichkeiten mit einheimischen gallischen, germanischen und britannischen Kulten werden deutlich, die seit augusteischer Zeit mit dem Kaiserkult mittels arae und templa wie in Lugdunum, Colonia Agrippina oder Camulodunum in Zusammenhang gebracht werden. Die mit Caesar und Augustus eng verbundene Stadt Augusta Emerita lie6 Münzen mit Darstellungen einer ara Providentiae (Augustae) und eines Tempels Aeternitatis (Augustae) pragen. Beiden dürften reale Bauten entsprochen haben. Aus der Zone des Zusammenflusses stammt ein 1924 entdeckter Fund verschiedener Exvotos, u. a. eines Pferdes, einer Reiterstatuette, eines flamen und einer flaminica. Die Autorin schlagt vor, daB der vorromische vettonische Kult wie andernorts in iulisch-claudischer 294 ALICIA M. CANTO - ANA BEJARANO - FÉLIX PALMA Zeit zu einem provinziellen Kaiserkult umgepragt wurde. Dieses Thema bleibt jedoch weiteren Studien vorbehalten. Die eine der beiden anderen Inschriften stammt von einem kleinen Grabaltar, die zweite ist das Fragment einer gro6en kaiserlichen Inschrift. Letztere geht sicherlich auf den Kaiser Claudius, und zwar etwa auf die J ahre zwischen 51 und 54 n. Chr. zurück und kann vielleicht dessen Erweiterungs- und Ausschmückungsarbeiten am benachbarten Amphitheater, einem Geschenk des Augustus an die Colonie im Jahre 8 v. Chr., <latieren. Procedencia de 1as figuras: Fig. 1: P. Mateos. - Figs. 2-4: Patronato Arqueológico de Mérida. Figs. 5-7: J. A. Pacheco, A. Crespo y V. Mateos. - Fig. 8: V. Mateos. - Figs. 9. 10: Según del Rey Trujillo. Procedencia de las láminas fotográficas: Taf. 42: a Foto F. Palma; b foto A.M. Canto. Taf. 43: a Foto V. Novillo; b foto A.M. Canto. -Taf. 44: a. b Fotos A.M. Canto. -Taf. 45: a. b Fotos A.M. Canto. - Taf. 46: a. b Fotos A. M. Canto; c foto G. Fittschen, lnst.Neg.Madrid R88-86-7. -Taf. 47: a-c Fotos A.M. Canto; d foto G. Fittschen, lnst.Neg.Madrid R237-84-1. -Taf. 48: a Foto A.M. Canto; b foto V. Novillo. Di re c c iones de 1os autores: Prof. Dr. Alicia M. Canto, Departamento de Prehistoria y Arqueología, Universidad Autónoma de Madrid, Cantoblanco, E-28049 Madrid. Ana Bejarano y Félix Palma, Consorcio de la Ciudad Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida, calle Reyes Huerta 5, E-06800 Mérida. TAFEL 42 CANTO - BEJARANO - PALMA b Mérida, Mausoleo del Dintel de los Ríos. a Vista desde el E. antes de la excavación; b inhumaciones de la fase II. b Mérida, Mausoleo, Dintel de los Ríos. a Vista frontal; b vista trasera. TAFEL 44 CANTO - BEJARANO - PALMA a b Mérida, Mausoleo, Dintel de los Ríos. a. b Detalles de los ríos Ana y Barraeca. CANTO - BEJARANO - PALMA TAFEL 45 a b Mérida, Mausoleo, Dintel de los Ríos. a. b Detalles de la inscripción central y del ángulo inferior derecho. TAFEL 46 a CANTO - BEJARANO - PALMA b c Mérida, Museo Nacional de Arte Romano. a Mosaico de Baritto, detalle de la inscripción; b caballo de bronce del Cerro del Calvario; c divinidad fluvial del mitreo, posiblemente el Ana. TAFEL 47 CANTO - BEJARANO - PALMA a e b d Mérida, Museo Nacional de Arte Romano, estatuillas del Cerro del Calvario. flamínica; b posible flamen; e joven togado; d pugilista. a Posible TAFEL 48 CANTO - BEJARANO - PALMA a b Mérida, Mausoleo del Dintel de los Ríos. a. b Epígrafes procedentes de las fases II y III. Alturas: a 60,5 cm; b 31 cm. Addemla con algunasilustradonesen color al artículo en Academia.edu : A . M. CAN1D , A . BEJARANO y F. P ALMA, " El m ausoleo del Dintel de los Ríos de Mérida, Revve Anabaraecusy el culto de la confluencia", Madrider Mitteiá111gen 38, 1997 , págs. 247-294, fi gs. 1-10, lám s. 42-48 . Cf t ambién "Anabaraecusy confluencias div inas en Mérida: un m auso leo excep cional'', en http ://www.celtiberia11et/mticulo.asp?id= l 124 ( 4-feb-2005) . "'lr/,rJJ.,!/¡' La confluencia del río Guadiana y el arroy o Albarregas, regulado éste desde 1931 a favor de la corriente (foto de Google Maps). (A C., Madrid, 12-jul-2014) AdtkNla 1 (:01.a) a C.an•Bc,armo-Pakl..t.. .\fadn.kr N|HQuセエJYG@ m euィQセ\ャNdjエHォLッB⦅rIヲ」nMᄋcGv^@ E.lda!el ya suttlAJo en el セャa@ O foco D \\'llC"ltl'LU'IA ?Ol:l. en Fbc:b l):!:r ._,,..""" ac-tckm... セスQ@ ) el C\lko de k cm1lxgc_11 Ad<kndo 2 (2014) a C"anto-lk)atn...,..Po.lm.a.. •N|サセイ@ l!Hpt-\\»\\ St}•put+x!y 192SS'.\'t t;¡ セャーエオァキ@ L|ヲGQセエャョァュ del l>otlt! ャ@ 91)1. c:n de lsn R19t d; セエNョウャ。@ Bs>>s Ackkld:I :i (201.&) a· Ca.nto-Otj..-..n<>-Pa:lma..\fooht.kr·'l•ttttlu'fS"'"l9"11. en b!le \\'\\\\ acaskm1asdu 107SS:t:l FI G ヲ ウオセャHョ@ <kl l?iQ!d de IM, 8tM di セャュ、。@ Orctallc <kl noRúrT'fHCO(AlbarTCgas). foto D. \\Ícsniann 20J:t. en Flkl..r e Rc,,c ,\nsNnocu' \ el cul19 ds lf Mnfl1Knc1a Aa dr セャエイゥ、。@ "1 muntll11 (dt con fJml ttprtM'nt•C"l6n drl ;ln )t. Canco. RPセN@ rn 「ャー ZO セL⦅N@ Addcnda 4(20 14) n: Cnnt()-llcjt1r:1no·Prtl1n :L i\1ódrukrJ\·f11tc1/1111gí!11I ')<)7. C1\ ht11>://\\\'"'.3C:ld\:111i:..cd11fJ07SS;\30.;¡ セャーオウッ ャ 」ッ@ del l)inh:I de lo:c: Rjo!I ds: :>tcrjdp Rg\'\'c Q |ョ。「イZオ Dc:iaHc del rustro del l'io ¡ jno (Gu:1di11nn). C> 1;·010 O. \Vicsntann 20 13. en l.'lil.':kr. N セャB@ \' el cullo de la co110uw1wjn Addenda 5 (2014) a: Canto-Bejarano-Palma, Madrider Mitteilungenl 997, en http ://www.academia.edu/l 075533 /El Maug)leo del Dintel de los Rios de Merida Revve Anabaraecus y el culto de la confluencia . Detalle del ro&ro del afluenteBarraeca (Al-barregas) . © Foto D. Wiesmann 2013 , en Flickr. Addenda 6 (2014) a Ca;:;'tq-Bejarabo-Palma,Madrider Mítteihtngerñ.997 , en ィエQー ャO キセ@ academ1a.edu/ l075533/El .Mausoleo del Dintel de los .Rios de Merida Revve .Anooaraecus y con ..fluencia Esta célebre セウ」、ャエオイN。 L@ muy, mayoritari{lllente definidá como " Océano"; apareció en 1902 en el Ínitreo del cerro de San Albfu y se éonse a en t:l セarN@ En éste エイ£「セッ@ los 。オエッイセウ@ la atribuyeron·mejor:·al río Ana (Í>. 2(5),,obséJ:Vese que carece de atri fotos marinos ; lleva comuco¡;úáy un.posible tritón fluvial ·(para ello af especi:a1mente nut:Stra nota 7 4), no tm. delfin como se · v ・ョ■セ ᄋ@ diciendo.. En.2002 X.No gales se mÓstró muy de acuerdo con:nu.éstraquev a atribu,ción, ーイ・ウョエ£、ッャセ@ ya comp "·E scultura del líio.,Ana pro<>édente del 1',1itreq.,emerit,ense" "Aquae Emeritenses..", 99-100). © Foto de M . Á Otero en la b·ase.CERES.mcu . ' , ·. Addenda 7 (2014) a: Canto-Bejarano-Palma, Madrider Mittei lungenl 997, en http://www.academia.edu/1075533/El Mausoleo del Dintel de los Rios de Merida Revve Anabaraecus v el culto de la confluencia . Detalle de la tabla central con la inscripción (art.supra , lám. 4 5 a) y debajo ampliación del final del te>..1o, con un golpe sobre la L de l(iberti) , de la que se aprecian aún el remate superior triangular y restos de sus trazos (marcados aquí con un lápiz azul). © Fotos A M. Canto en art.cit. y http ://www.celtiberia.net/verimg. asp?id=940 , 2005). A ddenda 8 (2014) a Canto-Bejarano-Palma,MadriderMitteilu11gen 1<;197 en Academi a.edu. Posible fl amínica del grupo de bronces aparecidos casual mente en 1924 haciendo un pozo en la calle Calvario. Ent endidos siempre como " geni a; doméstiros", en el artículo (pp. 2 83 ss.) se rescatan y se reinterprtian en el contexto de un posible núcleo de cu lto imperial que pudo roman izar otro anteri or v ctón a la co nflu enc ia, en la misma zona.© Fotos : ゥ セ、。N@ D. Wiesmann en Flickr (20 13 ),;arriba y centro JL. Sánch ez Rodríguez en la base CERES.mcu; dcha .. foto antigu a, sin res taurar, de A de la Barrera, ibid. En su espald a se lee el epígrafePRO(serpinae sacrum?} Addenda 9 (2014) a Canto-Bejarano -Palma, Madrider Mitteilungen 1997 en http ://www .academia.edu /1075533/El Mausol oo del Dintel de los Rios de Merida Revve An abaraecu s y el culto de la confluencia Posible flamen capite vela to , y joven togado, del mismo grupo de bronces aparecidos casualmente en 1924 haciendo un pozo en la calle Calvario. Entcrididos desde siempre como " genios domésticos", en el artículo (pp. 2 83 ss.) se rescatan y se reinterpretan en relación con un posible núcleo de culto imperial que pudo romanizar otro anterior vetón a la confluencia, en la misma zona.© Fotos : lL . Sánchez Rodríguez en la base CERES.mcu. Adde11da 10 (2014) a Canto-BejarnnoPalma, lvladrider Milleil1111ge11 1997. Más piezas del grupo de bronces aparecidos casualmente en 1924 cavando para hacer un pozo en la calle Calvario (el pugilista junto a la desaparecida ennita). Las tres piezas son de muy buen arte. C Fotos: de la base CERES.mcu. Pugilista: MNAR y J.L. Sáncltez Rodríguez; palmeta y caballo de A. Osorio. Al caballo le falta su jinete, pero es m1 tipo ecuestre imperial. Addenda 11 a Canto et al 1997 - El ninfeo del Cerro del Calvario Durante el eiudio del mausoleo y del dintel me surgió ma idea, ligada a mi e!pecial intErés por la z.ona de la confluencia, por los viejos hallazgos del Calvario y , en ァ・ョイ。セ@ por el poco conocido y poco excavado e<trano n oroccidental de Mérida Que el oficiamerte clasificado como "cas"fellum a::¡uoe" o dEpósit.o de Los Milag-ospudiEra haber sido 。ャセ@ más que eso. Como !le iba a hacer una e<:cavación rutinaria en una parcela de su z.ona trasera (en c/Adriano, 64), en 1995 confiém i idea simultáneamente a mi buen 。ュ ゥ セ@ Agmtn Velázquez (MNAR) y al entonces respcnsable científico del C'.onsorcio, Ped'o :tvf.atoos, para que se excavara con más cuidado del habitual, porque aquello podía ser un nin feo, ya que estal::a en el cardo máKimo, en ma zona q.ie me parecía sagrada, y adanás, midiéndolo y dibujándo lo entre las malezas jooto con mi hija mayor (hoy Dra. arquitecta Sara Luz.ón Canto), había observado que estaba revaido de mármo les H。ャセ@ nunca visto en los dEpósit.os ncrmales). La eccavación fl.l:l hecha y publicada (Mimoria 2, 1996) por T. Barrientos Vera, amque... dando como suya la hpótesis de la fuentemon1.1TientaL En fin... lo bueno fue que finalmerte los abandcnados reiosdel Calvario fueron lirrpiados, ampl iados, excavados por su lado O, arbolados, y el ccnjunto restit.uído como en eia foto re:iente se puede comprobar. Aunque sigue siendo m á·ea básicamente pooo estudiada. Ana-Barraeca cッセョ」ゥ。@ l。セャヲcーエG|uサHijN、@ ヲu「ィセ@ (IW.\';1: d ( itud* ケャF￑エセ@ &1dlf$,1t1Gl セJ@ ャゥエセ、@ de C\l!tlnS セ@ 1111 \セdc「Tヲ@ ,., rfOJ<origen d( Mbilb f li>)\KO¡\-.c...Oiw-ndlo4< セ@ (111f'C!,;OCI (11 1,,.,ydaotltmpc>4t qll( lU.,(U (llU111 o rOit1a>jQpocla O.,_l»}. (! c」ッ。[NセGYL@ f4t01W((;IC"ÑU.•8:11n(o, セャ|Hゥ。@ 4( HGviセB L@ (IQtl m Óllo&dd4u.l cf (11 tv f'OChdt. IGセゥ。ᄏcャo」@ ,.._,to» "l"I' cath, t'ot(Kl.ln4L !11 199t, .al iiioolllt"la.lt<k セィ@ S•ad( セャYGQヲT セ@ 111 HFセ@ ヲco\N」G、セ \@ 11 HGセ。、 c@ エNッャオセ@ \@ セi@ df l """°d( Y«Ulda t:mo10 y f't·l!.!01co M«pdO. 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