Este artículo pretende abordar una de las facetas del coleccionismo artístico que desarrolló el VII marqués del Carpio, don Gaspar de Haro y Guzmán: la compra de pinturas en el mercado veneciano a través de sus agentes mientras ocupaba el puesto de la embajada ante la Santa Sede (1677-1682). Contextualizamos esta actividad dentro de la práctica habitual de los grandes príncipes coleccionistas de las Cortes europeas, que, a través de sus agentes, establecían una velada competitividad artística por conseguir las mejores y más emblemáticas obras del mercado a los mejores precios.
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