"Desde que empecé a pensar ¿afirma Indro Montanelli en las Memorias que, al término de su larga vida (1909-2001), dictó a Tiziana Abate¿ estuve convencido de que iba a ser periodista. No había otra elección. Yo no he decidido nada. El periodismo decidió por mí" (Memorias de un periodista, Barcelona: RBA, 2003, p. 5). Montanelli se nos presenta así, de entrada, como el ungido y representa al periodismo como el ser supremo que lo ungió y se encarnó en él: "Enseñar me gustaba. De no haber llevado el periodismo en la sangre, probablemente habría seguido los pasos de mi padre. De él había aprendido el arte de divulgar de forma transparente y fácil, y de relatar la historia hablando de hombres y de hechos en vez de teorías"
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