El segundo exilio de Atanasio comienza cuando el 18 de marzo del 339 el prefecto de Egipto Flavio Filagrio lo expulsa de Alejandría. Constancio II envía después tres cartas a Atanasio para convencerle de que vuelva a su sede alejandrina, ya que no existen graves inconvenientes que lo impidan. Atanasio atiende tal requerimiento no sin vacilaciones, aunque supiera los móviles de ese cambio en el espíritu de Constancio: su guerra contra los persas y los deseos de complacer a su hermano Constante.
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