Los socialistas no habían esperado los últimos años de Franco para luchar por su cese y la supresión total de los organismos totalitarios, que había instalado un régimen inédito en Europa: una dictadura nacional católica. En todas las ocasiones, y más aún, en los últimos años del franquismo, repitieron lo que uno de sus lideres antaño proclamó: no tendremos otra relación con el régimen que la que tiene la escoba con la basura. Mantenían desde décadas, concretamente desde 1948, que la sucesión al dictador sería una transición con un gobierno provisional sin signo institucional que daría al pueblo la oportunidad, por su voto libre, de determinar el régimen de España.
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