Francisco Javier Navarro Meneses
La formación para el emprendimiento se ha convertido en un elemento distintivo de numerosas universidades nacionales e internacionales que tratan así de alinear su oferta formativa con las oportunidades profesionales de sus egresados. Lejos de contemplar un cuerpo bien definido de contenidos, métodos y objetivos de aprendizaje, esta formación está conformada por un sistema muy heterogéneo de enseñanzas que ofrecen grandes oportunidades tanto a alumnos como a docentes. Para los alumnos es una oportunidad única de desarrollar habilidades significativas y de experimentar a través de la creatividad y el trabajo en equipo, al tiempo que adquieren conciencia de sus propias capacidades. Para los docentes, es un laboratorio donde practicar métodos de alto impacto centrados en el aprendizaje colaborativo y el trabajo por proyectos. En este resumen, el autor presenta una reflexión sobre las debilidades detectadas en la formación para el emprendimiento, partiendo de su propia experiencia como docente en la materia y conocimiento del mercado, así como las bases sobre las que, en su opinión, podría innovarse y mejorar la calidad de estos programas formativos.
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