Introducción: las inducciones de parto intentan evitar malos resultados materno-fetales en gestantes de > 40 semanas. El objetivo del estudio es comparar los resultados obstétricos de la inducción de parto a la semana 41+3 frente a la 41+0, y los posibles cambios que supongan en la morbimortalidad materno-fetal. Materiales y métodos: estudio de cohortes retrospectivo donde la cohorte control correspondió a los partos en gestaciones de > 40 semanas del año 2019 (inducción de parto a la 41+3 semana) y la misma cohorte del año 2021 (inducción de parto a la 41+0 semana). Resultados: las poblaciones de ambas cohortes fueron comparables en número y características maternas. La tasa de inducciones de parto durante el año 2021 fue significativamente más alta que en el 2019 (29,8 vs 45,9, p < 0,0001), pero con una disminución significativa de las inducciones por condiciones fetales no tranquilizadoras de un 26,2% a un 10,3%. Como consecuencia de estas inducciones más precoces se precisaron hasta un 37,5% menos de consultas de control de embarazo de > 41 semanas, y aunque no hubo diferencias en la proporción de cesáreas y partos eutócicos entre ambos periodos, sin embargo, en el año 2021 se redujeron significativamente los partos instrumentales (22,8% vs 15,4%, p < 0,0001). No se observan diferencias significativas en la morbimortalidad materno-fetal. Estos resultados fueron similares en el subgrupo específico de mujeres que precisaron de inducción de parto por gestación cronológicamente prolongada, donde la inducción más precoz se asoció a una mayor probabilidad de parto eutócico (38,6% vs 59,8%, p = < 0,0001), y sin diferencias en los resultados materno-fetales. Conclusiones: la inducción de parto en la semana 41 supuso un incremento en el número de inducciones, sin embargo, disminuyó el número de visitas preparto, y la tasa de instrumentación, con resultados perinatales similares respecto a una política de inducción más allá de la semana 41+3. Por tanto, parece viable anticipar las inducciones de parto con el fin de aumentar los partos eutócicos y disminuir la carga asistencial, con los mismos resultados materno-fetales. Son necesarias más investigaciones para determinar el periodo óptimo para la indicación de la inducción de parto en gestantes a termino.
Introduction: Labor inductions try to avoid poor maternal-fetal outcomes in pregnant women of > 40 weeks. The aim of the study is to compare the obstetric results of labor induction at week 41+3 versus week 41+0, and the possible changes they may have in maternal-fetal morbidity and mortality. Materials and methods: Retrospective cohort study. The control cohort corresponded to births in pregnancies of > 40 weeks in 2019 (induction of labor at 41+3 weeks) and the same cohort in 2021 (induction of labor at 41+0 weeks). Results: The populations of both cohorts were comparable in number and maternal characteristics. The rate of labor inductions during 2021 was significantly higher than in 2019 (29.8 vs 45.9, p < 0.0001), but with a significant decrease in inductions for non-tranquilizing fetal conditions from 26.2% to 10.3%. As a result of these earlier inductions, up to 37.5% fewer full-term pregnancy control consultations were required, and although there were no differences in the proportion of cesarean sections and eutocic deliveries between the two periods, however, in 2021 instrumental deliveries were significantly reduced (22.8% vs 15.4%, p < 0.0001). No significant differences were observed between the two cohorts in terms of maternal and fetal morbidity and mortality. These results were similar in the specific subgroup of women who required induction of labor due to chronologically prolonged gestation, where earlier induction was associated with a higher probability of eutocic delivery (38.6% vs. 59.8%, p= < 0.0001), and with no differences in maternal-fetal outcomes. Conclusions: Induction of labor at week 41 led to an increase in the number of inductions, however, it decreased the number of antepartum visits, and the rate of instrumentation, with similar perinatal results with respect to an induction policy beyond week 41+3. Therefore, it seems feasible to anticipate labor inductions in order to increase eutocic births and reduce the care burden, with the same maternal-fetal results. Further research is needed to determine the optimal period for the indication of labor induction in term pregnant women.
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