En este artículo, examinamos el impacto, a menudo pasado por alto, de la menstruación en las experiencias de trabajo de campo en las disciplinas de las ciencias naturales. Realizamos una encuesta transversal a 429 participantes, predominantemente mujeres (86.0%), con una representación limitada de personas no binarias y sin hombres trans, para investigar los desafíos logísticos, sociales y relacionados con la salud que se afrontan durante el trabajo de campo.
La encuesta, que combinó datos cuantitativos y cualitativos, reveló que el 86% de los encuestados ha experimentado la menstruación, y casi la mitad (48%) reportó un dolor menstrual significativo durante el trabajo de campo. Los hallazgos cuantitativos indican que la logística del trabajo de campo rara vez se adapta a las necesidades de salud menstrual: el 85% de los participantes manifestó que los botiquines estándar no incluyen productos de higiene menstrual. Además, los datos cualitativos destacaron dificultades en la comunicación sobre cuestiones menstruales, ya que solo el 30.5% de los encuestados se sintió cómodo discutiendo estos temas con supervisores masculinos, en comparación con el 59.9% con supervisores femeninos.
Estos hallazgos subrayan importantes lagunas en el apoyo a la salud menstrual durante el trabajo de campo. Sugieren que medidas prácticas —como asegurar la disponibilidad de productos menstruales en los botiquines de primeros auxilios y fomentar un diálogo más abierto sobre la salud menstrual— podrían mejorar el apoyo a las investigadoras que menstrúan. Sin embargo, nuestros resultados también destacan la necesidad de realizar investigaciones adicionales para explorar los factores sistémicos más amplios que subyacen a estos desafíos. En última instancia, abordar estas lagunas podría contribuir a crear un entorno más inclusivo y equitativo para todas las personas dedicadas a la investigación.
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