La conquista de Iberia por Roma provocó múltiples cambios en la sociedad. Entre ellos, variaciones significativas en la producción alimenticia y en la gastronomía cotidiana. Toneladas de salsamenta, nuestra actual ‘mojama’, viajaron desde los puertos andaluces a todos los rincones del Imperio, junto al garum. Se consumieron habitualmente tiburones, quizás el origen del famoso “cazón” en adobo típico de las frituras gaditanas. También se introdujo en Andalucía la acuicultura, especialmente el cultivo de ostras, un manjar muy apreciado por las clases dirigentes. Y se fabricó el famoso tinte de color púrpura triturando las “cañaíllas”. Todo ello se lo debemos a los romanos, desde hace más de mil años.
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