El papel de Europa como actor global depende de su capacidad para adaptarse a un mundo en constante transformación equilibrando sus objetivos de crecimiento, sostenibilidad, estabilidad y cohesión interna. El presente capítulo identifica los riesgos más acuciantes agrupados en cuatro bloques (geopolíticos, económicos, sociales y ambientales) y explora distintos escenarios estratégicos que podrían definir el rumbo de Europa en las próximas décadas. Desde un escenario de mayor integración y consolidación hasta escenarios más pesimistas de fragmentación y declive, el análisis busca ofrecer perspectiva para anticipar riesgos y promover decisiones informadas. A partir de lecciones aprendidas de crisis anteriores, como la importancia de la solidaridad entre Estados miembros, las reformas estructurales o la cohesión social, se aboga por un enfoque proactivo y coordinado para abordar los retos actuales y futuros. Entre los principales riesgos geopolíticos se citan la rivalidad entre EE. UU. y China, el resurgir de Rusia como potencia desafiante, la amenaza del terrorismo internacional, los desafíos en ciberseguridad y guerra híbrida, y la necesidad para la UE de fortalecer su política exterior común. En el plano económico y financiero, se presta atención a las necesidades de inversión, a la situación de la deuda pública, a la crisis energética, a las desigualdades regionales y campo-ciudad, y se hace una revisión de las perspectivas económicas para 2025 con especial atención a la debilidad actual de Alemania y Francia. En cuanto a los riesgos sociales, destacan los cambios demográficos (envejecimiento de la población, inmigración), así como el ascenso de movimientos populistas de extrema derecha que suponen un desafío para las democracias europeas. Finalmente, entre los factores ambientales y climáticos más relevantes se hace referencia a la transición energética, a la descarbonización de la economía y a la lucha contra el cambio climático.
Europe’s role as a global player depends on its ability to adapt to a changing world, balancing its objectives of growth, sustainability, stability and internal cohesion. This chapter identifies the most pressing risks grouped into four blocks (geopolitical, economic, social and environmental), and explores different strategic scenarios that could define Europe’s course in the coming decades. From a scenario of greater integration and consolidation to more pessimistic scenarios of fragmentation and decline, the analysis seeks to offer perspectives to anticipate risks and promote informed decisions. Drawing on lessons learned from previous crises, such as the importance of solidarity among Member States, structural reforms or social cohesion, it argues for a proactive and coordinated approach to address current and future challenges. Among the main geopolitical risks are cited the rivalry between the US and China, the re-emergence of Russia as a challenging power, the threat of international terrorism, the challenges in cybersecurity and hybrid warfare, and the need for the EU to strengthen its Common Foreign Policy. On the economic and financial front, attention is paid to investment needs, the public debt situation, the energy crisis, regional and rural-urban inequalities, and a review is made of the economic outlook for 2025, with particular attention to the current weakness of Germany and France. As for social risks, demographic changes (population aging, immigration), as well as the rise of extreme right-wing populist movements that pose a challenge to European democracies, stand out. Finally, among the most relevant environmental and climatic factors, reference is made to the energy transition, the decarbonization of the economy and the fight against climate change.
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