Leire Luque García, A. M. Rodriguez Arilla, A. López Gil, M. Martín González
En el centro de salud llevo durante toda mi formación en seguimiento de una paciente con una insuficiencia cardíaca muy complicada ya que se sumaba una depresión de larga data que le impedía salir de su domicilio y con una calidad de vida muy limitada. Además, la paciente refería que no podía tomar el diurético que le mandaban todos los profesionales médicos (el cardiólogo, diferentes médicos de urgencias y su médico de Atención Primaria) ya que ¨le sentaba muy mal¨. Dado que es un tratamiento que todos los pacientes que lo toman produce una polaquiuria que puede ser muy incómoda y en ocasiones por su enfermedad de base les puede producir mareo o debilidad, siempre se ha achacado lo que decía la paciente a los efectos secundarios habituales del fármaco. A esta paciente se le hacían visitas domiciliarias periódicas para controlar su insuficiencia cardíaca y en cada una de las visitas siempre decía que no se tomaba la medicación, lo que provocaba múltiples ingresos en Urgencias para tratamiento diurético. En uno de ellos, mi tutora hablo con la paciente y se dio cuenta de que los síntomas que contaba al tomar la medicación parecían distintos. Al investigar las historias clínicas del hospital se dio cuenta que en uno de los informes del hospital aparecía que tenía alergia a las Sulfamidas. Dicha alergia no estaba reflejada en AP Madrid y dio la pista para encontrar que estaba contraindicada la medicación diurética que se indicaba siempre con la alergia a sulfamidas. Al darse cuenta mi tutora, ésta consiguió hablar con cardiología del Hospital para que la valoraran presencialmente y cambiarle la medicación por uno que no le sentara tan mal.
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