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Resumen de El conflicto israelí-palestino y la cooperación de EE. UU. En el periodo de Barack Obama (2009-2011): el terrorismo islamista y su implicación en el conflicto

Tania Gabriela Rodríguez Morales

  • La investigación plantea una situación de desgaste dentro del conflicto israelí-palestino, el cual se materializa en diversas causas, tales como la falta de continuidad de un programa diseñado particularmente para la resolución del mismo. A ello se suman los diversos acontecimientos no solo en la región sino a nivel global, pues implica a terceros países con intereses en la región. Más explícitamente los Estados Unidos es uno de los directamente implicados en el conflicto y su contexto, debido a su estrecha relación con el Estado de Israel y su compromiso con la seguridad y defensa en la región, de forma que intenta mantener una paz relativa en la región.

    Otra de las causas, y tal vez la más contundente de las que impiden que este conflicto de desgaste llegue a su fin, es el particular problema sobre el estatus de la ciudad de Jerusalén. Actualmente la ciudad se encuentra bajo el estatus de capital del Estado de Israel, y la ONU ha propuesto desde el inicio del conflicto que la ciudad se erija dentro de un estatus de carácter internacional, a lo que ambas partes se han negado en reiteradas ocasiones. La situación en la región de tiempo atrás afecta de forma directa e indirecta a unos y otros, desde la revolución iraní.

    Los conflictos entre países árabes que han alterado la situación en la región, en particular la invasión de Irak a Kuwait y la intervención de los Estados Unidos en 1990 desató la última escalada violenta que afectaba de forma directa al Estado de Israel. En 2012 una situación similar se repite con la amenaza del programa nuclear iraní. El conflicto israelí-palestino no es el único conflicto en la región, es apenas uno de ellos, sin embargo, es el conflicto que puede desatar un conflicto regional donde varios países del mundo árabe más Israel se verían implicados, de igual forma países occidentales.

    La relación existente entre un posible conflicto entre israelíes e iraníes tiene el añadido de la influencia de Irán en la zona, su relación con Hamas en lo que a la parte Palestina, se refiere pone en peligro la descongelación de las negociaciones de paz y más bien puede influir en una congelación indefinida de las negociaciones de paz. Adicionalmente a esta situación se encuentra el terrorismo islamista que históricamente ha reivindicado la causa palestina como razón implícita de sus actos, tanto lo hizo en su momento Osama Ben Laden como lo hace su sucesor Aiman Al Zawahiri y Hassan Nasrallah.

    El terrorismo islamista es un ingrediente que se presenta dentro del conflicto israelí-palestino por la reivindicación y por la materialización de sus actos, como en la II Intifada Hamas lo materializó. De igual forma Hezbollah desde Líbano influye en la situación en la zona, su apoyo a Hamas y la recepción de algunos de sus líderes en su territorio son factores que aportan inestabilidad en la zona e impiden la resolución del conflicto.

    Una política de cooperación al proceso de paz, con resultados de fracaso entre 2009 y lo que va corrido de 2012, también forma parte de ese elemento de desgaste que amenaza con la extensión del gélido clima entre las partes y el mediador. El factor de desgaste del proceso ha vivido inmerso desde la conferencia de Madrid en 1991, donde se abogó por primera vez por los diálogos directos, por la necesidad de dar voz a las partes en aras de la resolución del conflicto.

    El conflicto y las negociaciones de paz nos plantean el interrogante de ¿cómo dar solución a esta situación de desgaste? Esta pregunta es la fundamental en todo el espacio que comprende el conflicto israelí-palestino. Simplemente las numerosas reuniones de representantes de ambas partes no han dado resultado, como tampoco las presiones ejercidas en 2009 por parte de la Secretaria de Estado Hillary Clinton a nombre del gobierno estadounidense. Este interrogante es el problema, el que lleva más de seis décadas sin resultado definitivo.

    El desgaste que supone para el proceso de paz, el nulo avance en las negociaciones demuestra que las partes se reúnen pero sin duda no hablan el mismo idioma, los largos espacios de tiempo en que el proceso continúa en el aire se convierten es espacios de tiempo donde las negociaciones no se oxigenan, no avanzan, y no avanzan porque ya el conflicto se ha convertido en una cuestión mediático-política, que sirve de punto de apoyo electoral a tres bandas, los palestinos, los israelíes y en campaña presidencial en los Estados Unidos.

    En ocasiones, las negociaciones de paz se ven totalmente congeladas durante años, a la espera de que haya o no un cambio político en la Casa Blanca, lo que supone otro tiempo muerto, como ocurrió meses antes del final del gobierno de George W. Bush y la entrada al poder de Barack Obama, donde se sucedieron los hechos de la Operación Plomo Fundido. Solo a finales de 2009 se reactivaron las negociaciones, bajo la presión del nuevo gobierno, con los resultados que hoy conocemos.

    La seguridad del Estado de Israel, la situación en la región a 2012 no es favorable a posibles avances de cara a un acuerdo de paz, mientras persista lo que los israelíes consideran una amenaza iraní no se moverán de su posición respecto de este aspecto y su garantía. Ambos lados discrepan en cuanto a los acuerdos a los que se debe llegar en esta materia, por lo que el problema del desgaste persiste si los israelíes se ven amenazados en este aspecto.

    Ese factor de desgaste se extiende por todos los temas de la negociación, sin embargo el cuerpo de esta investigación estudia las causas más históricas o tradicionales, aunque no por ello ignoramos las más actuales o la más actual y que se ha basado en la desconfianza de una de las partes, Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el surgimiento de la misma por causa de la otra parte, Israel. La petición llevada a cabo por la ANP en la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) puede ser definitivo para que no baste reunirse una y otra vez con el fin de destrabar el proceso de paz, pues la ANP lleva a cabo una agenda unilateral que contrasta con los diálogos directos.

    En el mes de septiembre de 2011 en la ONU el proceso de paz sufrió el más duro revés desde sus inicios, se dio la culminación de una ofensiva diplomática llevada a cabo desde meses anteriores por la ANP cuya meta es buscar el reconocimiento de Palestina como Estado de pleno derecho en ese foro internacional, en dicha Asamblea el Presidente de la ANP afirmaba que la ANP y los palestinos no dejarían ninguna puerta por tocar, haciendo referencia no sólo a la ONU sino en lo posible a todos los Estados, de forma que pueda reunir los votos suficientes para ser reconocidos como Estado, pues según el presidente Mahmud Abbas ese reconocimiento traería la paz en la zona.

    Es un hecho que la paz en este conflicto no se logrará de forma unilateral y que, por el contrario, esto ahondará en el desgaste de las negociaciones, pues no basta reunirse para cumplir compromisos internacionales, pero si no hay voluntad política no habrá resultados positivos, y está claro que voluntad política no hay por el momento. Los diversos planes de paz han fracasado por la culpa de unos y otros, de entorpecer las negociaciones, mientras esto sucede han pasado sesenta y tres años de conflicto y la posibilidad de paz está como al principio, en nada.

    Esta posición, como se observa, es totalmente opuesta a la de la ANP, por lo que al hablar de la realidad de Oriente Medio el Primer Ministro hace alusión a aspectos, que como la seguridad, los palestinos no van a ser capaces de garantizar, tal vez ni en su propio espacio. Hoy observamos que en la mayoría de los países del mundo árabe, donde se han llevado a cabo revueltas, ningún gobierno ha sido capaz de garantizar la seguridad de sus propios ciudadanos.

    La realidad es que el mundo árabe no necesita otra Libia, otra Siria u otro Egipto, la realidad es que existe Hamas, y que éste tiene el apoyo de Hezbollah, el cual a su vez tiene todo el respaldo de Irán, entonces, la paz basada en ¿ilusiones¿ a que se refería Netanyahu no sería suficiente ni para garantizar la existencia del Estado de Israel, y tampoco para garantizar la seguridad del propio pueblo palestino.


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