La arquitectura es, de las artes plásticas, la que está sometida a más fuertes condicionantes. La obra arquitectónica tiene que atender, además de su propia expresión artística, a aspectos de funcionalidad, estabilidad, durabilidad y economía. A pesar de su complejidad, el arquitecto puede concebir su obra de modo parecido al pintor o al escultor; pero para materializarla necesita el concurso de operarios instruidos en los diversos oficios de la construcción, a los que tiene que transmitir sus ideas de manera precisa mediante un lenguaje común que permite tal comunicación; este carácter mediato de la relación entre el arquitecto y su obra no se da comúnmente en las otras artes.
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