La razón de ser del presente tema de disertación obedece a dos motivos fundamentales: uno de carácter personal, centrado en el atractivo especial que tiene la figura del capuchino aragonés Francisco José de Jaca con su actitud en la defensa de los esclavos negros; y un segundo, que se caracteriza por el interés que dicho tema puede tiene para la Iglesia y nuestro mundo presente. El interés personal está marcado por mi experiencia como misionero durante tres años en Venezuela, recorriendo lugares y parajes donde el capuchino desarrolló su apostolado. No cabe duda que la vida de todo misionero lleva implícita una fuerte dosis de aventura; en la vida de Francisco José de Jaca esta experiencia ha jugado un papel crucial y parecía necesario poder conocer esa experiencia con mayor profundidad. Al mismo tiempo, se trataba de un personaje casi desconocido, sólo citado de manera anecdótica, pero sin acercarse a su pensamiento y del que se podía obtener una enseñanza también válida para nuestro presente. Al mismo tiempo, para a la Iglesia estaba el interés que podía provocar el descubrir una fuente novedosa más del pensamiento cristiano de todos los tiempos que toma como base la Escritura, especialmente el Nuevo Testamento, obteniendo unas consecuencias del todo determinantes para la vida de su tiempo y eminentemente clarificadoras también para las esclavitudes de nuestro presente. Por otra parte, estaba presente también el convencimiento de poder comprobar que la Iglesia no había mantenido una única postura frente a la esclavitud y que las reflexiones que se han hecho necesitan ser fuertemente matizadas y contratadas.
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