La solución a los problemas de representatividad de la muestra excavada, ante la imposibilidad de la excavación íntegra de las estructuras documentadas en planta.
La implementación de estrategias de excavación que garantizaran la seguridad de quienes excavaban sin detrimento de la calidad científica del registro.
El diseño de la secuencia de actuaciones encaminadas al estudio de la ingente colección de materiales líticos, de forma que los resultados permitieran abordar su interpretación en términos técnicos y sociales.
La generación de modelos normalizados de registro, adecuados a la especificidad de las evidencias mineras, para facilitar y optimizar su análisis cuantitativo y cualitativo.
La consecución de apoyos y colaboración de expertos para garantizar los resultados óptimos en todo el proceso de investigación.
La elección e implementación de las últimas tecnologías para el almacenamiento, la gestión y la difusión de la voluminosa y compleja información del yacimiento.
La apuesta por el trabajo en equipo como única fórmula de abordar el estudio y conseguir los resultados científicos esperados.
Aunque tímidamente, este trabajo tiene la pretensión de abordar algunos aspectos de naturaleza interpretativa. En este aspecto, la mina ya cuenta con un bagaje esencial de inusitada novedad y trascendencia para el estudio de las primeras sociedades prehistóricas a nivel peninsular y europeo (Capote 2011, 2013; Capote y Díaz-del- Río 2013; Castañeda 2014, 2018; Díaz-del-Río y Consuegra 2011; Consuegra y Díazdel- Río 2018). Planteamos el estudio del Sistema Minero de los primeros grupos productores del interior peninsular e, implícitamente la concepción de la explotación en un momento clave de la diversificación e intensificación del aprovechamiento de los recursos. Este asunto es difícil de abordar en los contextos domésticos del Neolítico antiguo que, aunque escasos, representan la totalidad de los yacimientos de esta época en el entorno regional de la mina. Los espacios domésticos neolíticos son propios de grupos reducidos, con alta movilidad residencial y dispersos en el territorio. Los campamentos de estos grupos son apenas perceptibles para el registro arqueológico a causa del carácter efímero de las estructuras (habitación, almacenamiento, procesado de alimentos) y de la parquedad de restos de cultura material asociados. Como consecuencia, Casa Montero se convierte en el paradigma de un enclave de producción, cuya acumulación de eventos proporciona un registro claro y completo de actividades ausentes en el resto del registro peninsular.
El registro arqueológico no deja dudas sobre el carácter productivo de Casa Montero. El número y características de las estructuras de extracción de sílex, la abundancia de restos de talla de producción de soportes laminares y la ausencia de evidencias de transformación y consumo de alimentos, de estructuras de habitación o de fabricación y uso de utillaje cotidiano no-minero, refuerzan su naturaleza productiva. En Casa Montero se vislumbra también el carácter político-ideológico implícito en la convocatoria necesaria para acometer la explotación del sílex en las condiciones de eventualidad y estacionalidad a las que apuntan los datos arqueológicos. Aunque ambos rasgos suelen verse reflejados en los estudios sobre la minería prehistórica de sílex, se enfatiza la vertiente técnica y económica. En dichos estudios está generalizado el determinismo de la geología del sílex (roca encajante, calidad del sílex o morfología y profundidad de las vetas, entre otros) sobre el método de extracción. Al mismo tiempo, el tamaño de los complejos mineros y la aparente normalización de los procesos extractivos y de talla, llevan a algunos autores a inferir la alta especialización de la minería prehistórica de sílex (Verheyleweghen 1966; Briois 1999; o Topping 2011, entre otros
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