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Entre Cataluña y Sicilia. Las cortes virreinales en el mediterráneo en el tránsito de Felipe II a Felipe III

  • Autores: Carlos González Reyes
  • Directores de la Tesis: Ida Mauro (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat de Barcelona ( España ) en 2017
  • Idioma: español
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • El objetivo principal de este trabajo es avanzar en el conocimiento de la proyección de las élites nobiliarias ibéricas en el imperio español durante los siglos XVI y XVII. En particular, se analiza el caso de los duques de Maqueda, que durante cuatro generaciones ejercieron como virreyes. A partir de ello, he tomado la figura del III duque de Maqueda (1553-1601), virrey de Cataluña (1592-1596) y de Sicilia (1598-1601).

      El interés por este personaje me ha llevado a tratar diferentes aspectos: tratar diversos temas: la vinculación de determinadas familias de la élite nobiliaria a unos cargos en la administración, la variedad de sistemas políticos bajo la realidad jurídica del virreinato, el equilibrio de poder de las élites provinciales y el poder real y, en último, fortalecimiento de la imagen monárquica a partir de determinadas prácticas de promoción cultural.

      Los señores de la villa de Cárdenas, antepasados del III duque, pertenecían a una rama subsidiaria del antiguo linaje de los señores de Vizcaya. En los siglos XIV y XV su influencia política se limitaba al campo militar y contaban con un modesto patrimonio. La fortuna de la familia empezó a cambiar a finales del siglo XVI con Gutierre de Cárdenas, que consiguió introducirse en la corte de los reyes Católicos a los que habría servido durante toda su vida. De hecho, durante el gobierno de los Reyes Católicos algunos de sus más estrechos colaboradores pertenecían a las casas más ricas y nobles: otros como Gutierre apenas contaban con patrimonio. Estos supieron ver en la corte y en la cercanía a las figuras regias una forma de consolidación y promoción de sus personas y de sus linajes.

      Los descendientes de estos fundadores fueron los encargados de mantener las propiedades familiares y aumentarlas en la medida que les fuese posible; además de continuar obteniendo más honores para su Casa gracias a la cercanía a la Monarquía, principal fuente de mercedes. Diversos miembros de estas familias nobles ocuparon oficios en la Casa Real y en los diferentes Consejos que componían a lo largo del siglo XVI el régimen polisinodial de la monarquía. Esa tendencia no parecía ser tan remarcable en la administración de territorios virreinales. Sin embargo, el estudio de la vinculación de determinadas familias nobles a un virreinato u otro muestra que es posible hablar de cierta “especialización” de las principales algunas Casas nobles como los Maqueda con determinados cargos, dando lugar a la creación de un imaginario colectivo en el que se justificaba la vinculación de la familia a ese tipo de oficio. El segundo duque de Maqueda sirvió en virreinatos como el de Navarra (1547-1552) y el de Valencia (1552-1557). El tercero sería virrey en Cataluña (1592-1596) y en Sicilia (1598-1601) y sus hijos también en Sicilia (1601-1602) y gobernadores de Orán y Mazalquivir (1616-1625). Tras el fallecimiento de los hijos del III duque a finales de 1640, se extinguió la línea primogénita masculina del ducado de Maqueda. El balance que se puede hacer es que entre 1540 y 1640 todos los portadores del ducado habían sido virreyes o gobernadores en más de un territorio. En cambio solo se detecta un personaje vinculado a los Consejos o ejerciendo cargos de las Casas Reales, Jaime de Cárdenas, gentilhombre de cámara de Felipe IV.

      En consecuencia, gracias al estudio de los oficios de sus antepasados, se reconstruye la trayectoria de los duques de Maqueda entre los siglos XVI y XVII y se analizan sus gobiernos virreinales, para ver los mecanismos que emplearon para lograr que sus hijos y familiares más cercanos también ocupasen este tipo de cargos. Esa característica de la Casa de Maqueda apunta a una voluntad de consolidación de la cercanía al rey gracias a la administración y sobretodo la defensa de sus territorios. Los virreyes y gobernadores de la Casa de Maqueda desarrollaron importantes labores en materia de reforzamiento de fronteras en los territorios a los que habían sido designados en periodos de conflicto. Sin embargo, esto no debe llevar a pensar que fueron meros jefes militares en territorios de conflicto. La experiencia y conocimientos que se habían pasado de generación en generación dan cuenta de la versatilidad política, tal y como se observa en la figura del III duque de Maqueda, que por ese motivo resulta el personaje más importante de su Casa.

      Bernardino, del mismo modo que sus antepasados hicieron en otros territorios, supo desarrollar en Cataluña y Sicilia una política militarista con reforzamiento de las fronteras en dos momentos clave: la Octava Guerra de Religión contra Francia en Cataluña y el momento más cruel de los atasques de otomanos y berberiscos a Sicilia. En Sicilia, además, el III duque Maqueda desarrolló una importante labor de mecenazgo artístico y arquitectónico. Una de sus primeras decisiones, a su llegada a Palermo, fue construir un nuevo edificio unido al antiguo palacio real edificado por los normandos en la Edad Media, junto al que emplazó un majestuoso Cortile, símbolo de la nueva imagen del poder español en la isla.

      A su vez, en acuerdo con el gobierno municipal, el duque realizó una remodelación del tejido urbano de la ciudad, dividiendo la ciudad entorno a una arteria que la cruza de extremo a extremo y que aún hoy en día lleva su nombre, Via Maqueda. En la otra capital del Reino de Sicilia, Messina, el virrey promovió la obertura de otro eje viario, la actual Via Cardines. Hasta ahora la historiografía esencialmente siciliana había delimitado la actuación de los virreyes en los en el campo urbano, considerando la apertura de calles y plazas como iniciativas casi exclusivas del gobierno comunal. El análisis documental de la relación entre el III duque de Maqueda y el Comune de Palermo permite matizar esa afirmación.

      El III duque de Maqueda fue un virrey que ejerció a caballo de dos reinados (el de Felipe II y el de Felipe III) en dos realidades diferentes que requirieron que adaptase una forma de hacer política en cada una de ellas. Con el estudio de ambas se puede reconstruir la historia de dos territorios en los años de cambio de reinado. Además, se aporta luz sobre la política del III duque y se establecen paralelismos, analogías y diferencias entre dos virreinatos, algo que hasta ahora no se había realizado en las principales publicaciones dedicadas a la Monarquía de España En el caso de Cataluña Maqueda ejerció con mano dura, en Sicilia, en cambio, el duque actuó con más diplomacia gracias a la menor oposición de las clases dirigentes y la pacifica aceptación del donativo propuesto, en parte gracias al militare y ecclesiastico. Mientras que en Cataluña tuvo que hacer frente a las constantes quejas de la Diputación y del Consell de Cent, en Sicilia los organismos autóctonos como el Parlamento o el Senado de Palermo o la Deputazione del Regno -encargada de velar por el cumplimiento de las leyes y las disposiciones de los Parlamentos-, no mostraron apenas quejas durante su gobierno. Sin embargo, en Sicilia Maqueda abusó de su cargo para enriquecerse. Ésta acción fue criticada por racionales del Real Patrimonio como Rodrigo Gómez de Silvela, aunque sin mayor alcance. Por el contrario, dos años antes de que Maqueda abandonase el Principado, ya se habían enviado memoriales muy duros a Madrid sobre su acción política en los que prácticamente se suplicaba su destitución. Con el estudio de ambos virreinatos durante los gobiernos del III duque de Maqueda se reconstruye la historia de ambos territorios durante el cambio de régimen de Felipe II a Felipe III. Además se aporta luz a la política del duque y se realiza una puesta en paralelo entre gobiernos virreinales, algo que difícilmente se encuentra en los estudios sobre los territorios de la Monarquía.

      La tesis se ha dividido en tres bloques temáticos. El primero comprende la formación de la Casa de Maqueda y los gobiernos de los primeros duques al frente de virreinatos. El segundo aborda en profundidad los gobiernos del III duque de Maqueda en Cataluña (1592-1596) y en Sicilia (1598-1601). El tercero pone atención al papel del virrey en la ciudad, Palermo. Es decir, su relación con el senado de Palermo en temas de renovaciones urbanas. También su papel en los avances hacia la conclusión de las obras del palacio real de Palermo.

      Maqueda participó en colaboración con el gobierno comunal en la apertura de una nueva arteria viaria, en la línea de la Roma de Sixto V. Además de esta promoción de intervenciones urbanas, uno de los aspectos más destacados de la figura del duque de Maqueda es que puede ser considerado, junto a virreyes como Marco Antonio Colonna (1577-1584), uno de los mayores impulsores de la imagen pública de la Monarquía en Sicilia. Esta tendencia se manifestó sobre todo en el campo de la arquitectura y del urbanismo en relación con el gobierno comunal de Palermo. Gran parte de las obras promovidas por Maqueda no las pudo ver concluidas a causa de su inesperado fallecimiento el 17 de diciembre 1601. Su hijo y heredero, Jorge de Cárdenas, IV duque de Maqueda, fue designado Presidente del Reino, cargo que ejerció hasta mayo de 1602. El cuerpo del virrey Bernardino regresó desde Palermo a su Toledo natal junto al resto de su familia días después del juramento del duque de Feria como nuevo virrey (1602-1606), antiguo cuñado de Maqueda y también sucesor en su gobierno virreinal en Cataluña (1596-1602).

      El legado del virrey Maqueda se analiza en el capítulo final de la tesis, donde se profundiza en su herencia política en Cataluña y posteriormente en Sicilia. En segundo lugar, se aborda el futuro de las obras de renovación urbana en las que participó el virrey, especialmente Via Maqueda, el destino del palacio y las estancias mandadas a construir por el virrey (la Galleria, la escalera de honor, el Cortile y la fachada tardo-renacentista). Finalmente se aborda el legado del duque en la Castilla del siglo XVII. Con el regreso de sus hijos a España en 1602 desde Palermo el mayor de ellos, Jorge, se encontró al frente de una de las Casas más ricas de Castilla, pero con pocos apoyos, ya que estuvo lejos de la corte desde la designación de su padre como virrey de Cataluña, en 1592. Además, ni Lerma ni Olivares tenían en estima a buena parte de los miembros de la Casa de Maqueda. Con todo, tras años en la corte, los hijos del III duque de Maqueda continuaron la estela de su padre, abuelos y bisabuelos en la gobernación de territorios virreinales especialmente en territorios cuya frontera estaba fuertemente amenazada.

      El mismo Jorge de Cárdenas, IV duque de Maqueda, que había sido Presidente del Reino de Sicilia (1601-1602), fue gobernador de Orán y Mazalquivir por dos mandatos (1616-1625). La siguiente generación de duques de Maqueda ya se integraría por uniones matrimoniales a otra Casa, la de los Lencastre, duques de Aveiro. Se concluía a finales de 1640 la trayectoria de una familia, la de los Cárdenas, duques de Maqueda, que sirvió a la Monarquía en sus dominios territoriales más allá de Castilla. El caso del III duque de Maqueda demuestra que además de ser un buen virrey y defensor de las fronteras del imperio, desarrolló importantes reformas en los campos judicial y político y promovió destacadas acciones de mecenazgo.


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