La tesis doctoral que tiene por título ¿El asociacionismo español en Cuba. Un encuentro de identidades: el caso catalán (1840-1940)¿, analiza las sociedades regionales catalanas de Cuba y sus funciones sociales, benéficas, económicas, culturales y políticas durante un siglo. A través de una rica documentación de fuentes primarias complementada con obras contemporáneas de referencia sobre el tema, se establecen las principales características y particularidades del asociacionismo catalán en Cuba. Dichas asociaciones catalanas sufrieron un proceso de cambio paulatino que les llevó, en el siglo XIX, a ejercer unas labores semejantes a las del resto de sociedades regionales españolas de la isla y, en las cuatro primeras décadas del siglo XX, a priorizar aspectos ideológicos políticos de reivindicación de un Estado propio para Cataluña. Este aspecto supuso que la mayor parte de las entidades catalanas de la isla estuvieran en permanente contacto entre sí y, a su vez, con otras de América, Cataluña y Europa. Sin embargo, paradójicamente estas confrontaciones y disputas ideológicas con algunas entidades e instituciones españolas de la isla y de la península sirvieron, en última instancia, para dejar mayor presencia de la herencia hispana en Cuba. El proceso de constitución de asociaciones catalanas fue en paralelo al del resto de colectividades españolas producto de una serie de factores: un período de migración en masa y una legislación favorable para ello. El fenómeno migratorio español fue unido al proceso social de creación de sociedades regionales. Sin embargo, en el caso catalán el período de mayor migración catalana a Cuba fue anterior al del resto de españoles, lo que no impidió que esta colectividad residente creara una completa y compleja red de asociaciones. Esta red empezó con la fundación, en 1841, de la primera sociedad regional española benéfica de Cuba, la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña de La Habana. Le siguieron otras asociaciones como el Centre Català de La Habana y sociedades corales y culturales. Esto llevó que a lo largo del siglo XX la colectividad catalana constituyera importantes agrupaciones regionales, igual que el resto de colectividades españolas, que les ayudó a mantener viva la tradición y cultura de Cataluña. Al mismo tiempo estas asociaciones realizaron una labor benéfica y de auxilio hacia los emigrantes catalanes recién arribados o residentes catalanes más desfavorecidos. Sin embargo, a partir de la fundación en 1907 del Grop Nacionalista Radical Catalunya de Santiago de Cuba empezaron a surgir otras entidades regionales catalanas que expusieron como principal objetivo en sus estatutos conseguir la independencia de Cataluña. Se fueron creando nuevas asociaciones catalanas de este tipo, las cuales mezclaban una función benéfica, social y cultural con una labor patriótica y claramente política. Otras entidades, ya existentes, como el Centre Català de La Habana acogieron entre sus juntas directivas y asociados los postulados del nacionalismo radical catalán y se refundaron con el gran objetivo de propagar los ideales de la causa catalana para obtener una mayor autonomía para Cataluña o la propia independencia. El punto culminante de este proceso paulatino de reclamación de la independencia de Cataluña por parte de un gran número de entidades catalanas de Cuba fue la celebración de la Asamblea Constituyente del Separatismo Catalán y la redacción de la Constitución Provisional de la República Catalana en 1928 en La Habana, con la participación del entonces líder catalanista Francesc Macià. En 1932 con la aceptación del Estatuto de Autonomía de Cataluña las entidades separatistas de Cuba dejaron de apoyar a Francesc Macià y sus reivindicaciones fueron perdiendo apoyo y fuerza. A mediados de siglo la gran mayoría de las entidades catalanas de la isla, a excepción de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña de La Habana, habían desaparecido o estaban en una grave crisis económica y del número de asociados. A lo largo de sus primeros cien años de historia el asociacionismo catalán en Cuba fue muy similar al del resto de regiones de España. Sus entidades se dirigieron básicamente a realizar una función cultural, benéfica y económica que ayudó a españoles y, aunque en menor medida, a cubanos. La creación de estas asociaciones implicó una compleja red de quintas de salud, centros sociales, edificios religiosos y un sinfín de actividades culturales que conllevó a que se introdujeran nuevos y modernos mecanismos en la isla y a partir del siglo XX en el nuevo Estado cubano. Pero, a partir de este siglo, la particularidad del asociacionismo catalán en Cuba frente al español fue su reivindicación por la independencia de Cataluña y su relación con el movimiento nacionalista radical de Cataluña y otros lugares del mundo. Todos estos elementos demuestran como el proceso migratorio y asociativo catalán en Cuba fue un fenómeno transnacional.
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