dominada por dunas de arenas blancas, entre ellas, lagunas de agua dulce y en sus orillas, una abundante vegetación; un paraje transitado por manadas de uros, ciervos, jabalíes, lobos y bandadas de gansos, ocas y chorlitejos. Estamos en el Pleistoceno, hace 150 mil años, al comienzo del último período interglacial en lo que hoy es el extraordinario ecosistema de Doñana y alrededores. Pero ¿y la diferencia? Por entonces abundaban manadas del imponente elefante de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus) con su majestuoso caminar. Todo bajo la atenta mirada de los únicos humanos del lugar, los neandertales, con un objetivo: seguir las huellas de estos animales para conseguir recursos.
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