La población rural de Cantabria ha sufrido un profundo proceso emigratorio a lo largo del siglo XX. El éxodo rural se inició precozmente en algunas comarcas, antes de mediada la centuria, pero alcanzó su etapa culminante a partir de los años sesenta y se prolongó durante las décadas siguientes. A partir de la última década del siglo XX la población de los municipios rurales ha seguido mermando a un ritmo menor en tanto que el conjunto poblacional de la región continuaba aumentando modestamente. El aspecto más preocupante es que los primeros años del siglo actual son testigos de la continuación de la pérdida de población rural en un contexto generalizado de estancamiento poblacional. La evolución demográfica analizada no es diferente sólo en el tiempo sino, también, en el espacio. Los municipios de las comarcas de montaña, con la excepción parcial de aquéllos en los que se encuentran situados los núcleos que funcionan como cabeceras comarcales y sus aledaños, han experimentado una disminución muy grande de su población hasta el punto de que en algunos puede hablarse sin exageración de un auténtico proceso de despoblación.
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