Como panteón funerario, la primitiva Capilla de los Reyes que Alfonso X mandó construir en la catedral de Sevilla reunió todos los elementos necesarios para elevar la memoria de su padre Fernando III, y exaltar la imagen de la monarquía y la suya propia. La devoción por María, la reivindicación del trono imperial por parte el rey Sabio, o su idea de la realeza fueron algunos de los ingredientes que llenaron de contenido el conjunto, hoy desaparecido, que vio reposar el monarca después de su muerte.
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