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Resumen de La CIA y los problemas de la guerrilla urbana

Miguel Madueño Álvarez, José Manuel Azcona Pastor

  • La Guerra Fría, extendida desde la popularización de su nombre en 1947 hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, constituyó un orden bipolar en el que la Casa Blanca y el Kremlin marcaron el ritmo de los acontecimientos. De acuerdo con la descentralización del eje del choque[1], ambas superpotencias optaron por evitar el enfrentamiento directo y basaron su estrategia en una suerte de movimientos tácticos efectuados por terceros actores. La consecuencia directa fue la creación de un caldo de cultivo en los países en vías de desarrollo víctimas de la competitividad de ambos ejecutivos y en el caso concreto de Latinoamérica, en una sucesión de desórdenes políticos que alternaron el nacimiento de movimientos revolucionarios y la imposición de dictaduras militares.


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