Ni el crecimiento económico no los procesos de integración actuales se están traduciendo en una verdadera redistribución espacial de actividades y riqueza, sino que, por el contrario, parecen estar reforzando una jerarquía territorial que, aunque no es nueva, sí tiende a ser cada vez más desequilibrada a la par que se consolida la concentración de la población y de la producción en las áreas más prósperas. Todo ello conduce a la ampliación de las desigualdades regionales justo en el momento en que se está intentando avanzar en el proceso de cohesión a través de la aplicación de políticas regionales que pretenden reducir las disparidades a través de mecanismos correctores. Es precisamente esa coincidencia ene l tiempo la que pone en tela de juico la eficacia de algunas intervenciones para atenuar los desequilibrios regionales.
Las discrepancias regionales y los procesos de convergencia son un objeto de estudio frecuente pero la permanencia de las desigualdades, su resistencia a atenuarse, hace que continúe siendo necesario insistir en el análisis de los desequilibrios con nuevas contribuciones. Si hasta ahora la mayor parte de las aportaciones han procedido del papel jugado por el territorio en los procesos de convergencia exige la presencia de otros puntos de vista entre los que los procedentes de la Geografía son inexcusables.
Desde ese campo se aborda en esta comunicación el estudio de la evolución reciente de la desigualdad entre las regiones españolas tomando como elementos de comparación las 17 Comunidades Autónomas considerando como NUTS II (Nomenclature des Unités Territoriales) en el léxico de la Unión Europea, que es el marco de referencia ineludible. Los indicadores básicos utilizados han sido el PIB Regional, absoluto y per c cápita, el VAB total y desagregado por sectores de actividad y el Empleo. El PIB Regional (PIBR) es considerado como el indicador más sintético de las disparidades regionales de desarrollo; al relacionarlo con el número de habitantes resulta un buen indicador de la riqueza regional. Por otra parte, el VAB permite extraer conclusiones sobre la productividad y medir el potencial de competitividad. Para matizar las conclusiones extraídas de los datos del PIB y del VAB se utiliza como indicador el EMPLEO regional, tanto en términos generales de efectivos ocupados como atendiendo a su composición sectorial.
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