Durante las décadas de los cincuenta y sesenta la dictadura franquista continuó practicando un estricto control social y moral sobre la población, especialmente sobre las mujeres. En las tareas de vigilancia y castigo de las conductas estimadas inmorales (fueran o no constitutivas de delito) las autoridades civiles y religiosas contaron con la colaboración de la gente de a pie. Pero el proyecto re-moralizador de la dictadura tuvo un éxito tan solo relativo. A pesar de la asfixiante atmósfera sostenida por los «guardianes de las buenas costumbres», muchos individuos lograron preservar una cierta autonomía moral en sus vidas cotidianas, cuestión que se aborda en este trabajo.
During the nineteen fifties and sixties, Franco’s dictatorship continued holding a strong social and moral control over the population, specially over women. In the surveillance and punishment tasks of those behaviours considered immoral (whether legal or illegal) the civil and the religious authorities counted on the cooperation of the ordinary people. But the Francoist re-moralizer project only met relative success. In spite of the oppressive atmosphere held by the «custodians of morality», many individuals were able to preserve a certain moral autonomy in their daily lives.
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