La emigración a Europa —con todos los costes sociales que conlleva— fue durante la década de los 60 una solución para el paro potencial de España. Hoy, cuando se han superado las diferencias políticas entre España y la C. E, E., ¿puede esperarse que nuestra incorporación a Europa va a paliar nuestro alarmante problema de paro? ¿Mejorará al menos la situación de nuestros emigrantes en Europa?
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