Antonio Miguel Navas Gutiérrez
Para S. Ignacio la oración debe adaptarse siempre a las circunstancias de cada persona. La oración y la dedicación a Dios, por ejemplo, no debe estar reñida con el gozo de vivir. Los que buscan dedicarse al servicio de los demás lo más importante es mantenerse sano y dispuesto corporal y mentalmente con vistas a ser un instrumento idóneo en manos de Dios. Estas personas no conviene que quite horas de oración al sueño, ya que ello iría en perjuicio de los demás. Comprende la sequedad en la oración de los estudiantes religiosos. Los tranquiliza diciéndoles que cuando el estudio está ordenado al divino servicio "es harto buena devoción". Lo importante para Ignacio es que la persona en todo momento, tanto en desolación como en consolación, se mantenga paciente, humilde, obediente y caritativa. Sin estas virtudes nunca podrá haber verdadera vida de oración.
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