Antonio Miguel Navas Gutiérrez
Un concilio no es solamente importante por los problemas que intenta solucionar en un momento dado, sino también por el método seguido, por la teología de fondo que lo mueve o por las dificultades que tiene que superar. El Concilio de Trento ha llegado hasta nosotros bastante deformado por enfoques posteriores que no siempre han coincidido con el fundamental que tuvo: la salvación de las almas. Tanto por este fin primario que se propusieron los padres conciliares como por la excelente compenetración entre obispos y teólogos merece la pena conmemorarlo como estímulo y ejemplo para posibles asambleas conciliares futuras.
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