Sevilla, España
El presente artículo analiza el papel jugado por las repúblicas mercantiles de Génova y las Provincias Unidas en el conflicto hispano-francés por la hegemonía en el que entraban en disputa dos modelos de soberanía contrapuestos. Entre 1635, momento del estallido del conflicto entre Madrid y París, y la firma de la paz de los Pirineos en 1659, ambas repúblicas experimentarán un cambio en la tradicional relación mantenida hasta el momento con la Monarquía Hispánica: en la república ligur se cuestionarán los sólidos lazos que la unían al monarca Católico desde 1528 y se impondrán aquellos sectores que apostaban por la neutralidad y la plena autonomía; en las Provincias Unidas, una vez firmada la paz de Münster en 1648, que ponía fin a un agotador conflicto de 80 años, se impondrán aquellos grupos de poder favorables a una alianza con la Monarquía Hispánica junto a la que la república pondrá en pie el sistema de alianzas internacionales destinado a frenar la política expansionista de Luis XIV y a velar por la estabilidad internacional. A partir de la invasión de ambas repúblicas por parte de Francia en 1672, que culminará en el bombardeo de Génova en 1684, tanto las Provincias Unidas como la república ligur acabarán consolidando sus buenas relaciones con el monarca Católico que se erigió, junto al Emperador, en uno de los principales garantes de la supervivencia de este tipo de estructuras políticas policéntricas de marcado carácter urbano cuya autonomía se veía cuestionada por el nuevo modelo de soberanía plena postulado por Francia.
The present article analyses the role played by the mercantile republics of Genoa and the United Provinces in the Spanish-French struggle for hegemony, which confronted two contradictory models of sovereignty. Between the beginning of the conflict in 1635 and the signing of the Peace of the Pyrenees in 1659, both republics changed their traditional policy towards the Spanish Monarchy. The Ligurian republic questioned the strong bonds that, since 1528 had tied the republic’s destiny to that of the Hispanic Monarchy, with the autonomy-party gaining increasing political prominence; the Netherlands, for their part, became the main ally of the Spanish Monarchy after the Peace of Munster, in 1648, which finally brought an end to the exhausting 80-year war between them. This alliance was the cornerstone of the system of coalitions created in order to put a stop to Louis XIV’s expansionism and restore international balance. The French invasion of both republics in 1672, leading up to the bombardment of Genoa in 1684, consolidated the relationship between them and the Catholic monarch who, alongside the Emperor, became one of the main guarantors of the survival of this sort of, eminently urban, polycentric political structures, whose autonomy was being challenged by the new sovereignty model being pushed forth by France.
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