Siria es un país de contrastes, tanto en su cultura y tradición histórica como en el paisaje y en su forma de vida. Grandes y muy antiguos centros urbanos, como Damasco o Alepo, coexisten con los espacios vacíos del desierto. La alta montaña produce ricas vegas agrícolas y también separa los grandes centros urbanos del mar. Por todo ello la riqueza, variedad y personalidad de su patrimonio arquitectónico y urbano, en buena medida desconocido, es muy de destacar.
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