En el artículo se analiza la transformación de las haciendas locales en la etapa de transición del absolutismo al liberalismo.
Para ello se estudian las modificaciones que se fueron introduciendo en su administración, así como las que afectaron a sus fuentes de ingresos y gastos. La evolución de cada una de esas vertientes estuvo condicionada por las penurias de la Hacienda central. A lo largo de todo el período la administración se caracterizó por un marcado centralismo, que los moderados reforzaron a partir de 1843. Por otra parte, el continuo trasvase de fondos locales hacia el Tesoro desde finales del XVIII conllevó que se desatendiesen las necesidades locales y provocó una elevada deuda local. Las reformas liberales más que dirigirse a superar esas dificultades se preocuparon básicamente por adecuar las fuentes de ingresos municipales con las estatales, o con los principios que sustentaban el nuevo sistema económico y, por último, a evitar cualquier menoscabo de la recaudación correspondiente al Tesoro. El régimen fiscal de 1845, junto con la Desamortización civil, dieron lugar a una nueva configuración de las fuentes de ingresos locales, caracterizadas por los recargos sobre las contribuciones estatales, lo que marcó aún más la falta de autonomía financiera local. Las reformas no permitieron superar la crónica insuficiencia presupuestaria de los municipios y, además, tampoco se tradujeron en un reparto más equitativo de la carga tributaria. Esa insuficiencia financiera condujo a que no se cubriesen adecuadamente los múltiples servicios públicos que el Estado liberal trasladó a los municipios
In this article the transformation of the local treasuries during the transition from absolutism to liberalism is analyzed. For this, the changes introduced in these local administrations that affected their sources of revenue as well as their spending will be studied. The evolution of both revenue and spending was conditioned by the problems of the central Treasury.
Throughout the period of time covered in this article the administration was characterized by a marked centralism, which “los Moderados” (liberal conservative party) had reinforced after 1843. On the other hand, the continuous transfer of local funds to the central Treasury at the end of the eighteenth century resulted in the neglect of local needs and also caused a large debt in the local governments. Instead of addressing these problems, the Liberal reforms were primarily concerned with adjusting local and central sources of revenue or to adapting both financial aspects to the fundamental principles of the new economic system. In addition, the liberal reforms also tried to avoid any decrease in the tax collection by the central Treasury. The tax system of 1848, together with the civil “Desamortización” (disentitlement of Church property), resulted in a new configuration of local sources of revenue, characterized by surcharges on state contributions, which highlighted even more the lack of local autonomy. The reforms did not correct the chronic budget deficits of the local governments nor did they produce a more equitable distribution of the tax burden.
This financial failure meant that the various public services transferred to the local governments by the liberal state were not provided adequately
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