La conquista y posterior colonización del archipiélago canario por la Corana Castellana a finales del siglo XV hizo que el destino de las islas estuvieran indisolublemente ligado al del mundo atlántico. La privilegiada situación geoestratégica de las islas unida al desarrollo de la economía de exportación potenció los contactos con Europa, el continente africano y las colonias americanas. De estas conexiones, Canarias ha privilegiado históricamente las relaciones con América. La sociedad canaria del Antiguo Régimen vivió la emigración hacia América como una consecuencia más de la frágil estructura económica de las islas que alcanzó su punto álgido en el siglo XVIII. La expulsión de un contingente importante de hombres jóvenes comportó modificaciones en la estructura de la familia y, más directamente, sobre las mujeres que quedaron en los lugares de origen. Mujeres que se vieron obligadas a trazar estrategias de supervivencia propias ante la ausencia del varón, tradicional cabeza de familia. Los protocolos notariales y la comunicación epistolar entre los emigrados y sus esposas constituyen las fuentes esenciales de este estudio, dado que nos permiten conocer el fenómeno migratorio desde ambas orillas.
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