María Melero Leal, Rafael Pérez Jurado
La mezquita-catedral de Córdoba es, sin duda, uno de los símbolos del arte hispanomusulmán. La gran obra, promovida por Abderramán I en el año 786, ha conocido numerosas ampliaciones y reformas a lo largo de los años ejecutadas por los distintos gobernantes del califato omeya. La renovación de Al-Hakam II fue la más importante por cuanto dotó al templo de grandiosidad que todavía hoy posee a pesar de las transformaciones cristianas que la convirtieron en la catedral que hoy podemos contemplar en la capital cordobesa, a orillas del Guadalquivir.
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