La autora analiza la gestión de comunicación de crisis en un sector clave para la economía española como es el de alimentación y bebidas, que presenta una gran complejidad. El antecedente más grave ocurrido en el sector , la intoxicación por el Síndrome del Aceite Tóxico en 1981, aumentó la sensibilidad de los españoles a la seguridad alimentaria. El análisis de las crisis más graves del sector, sus causas y su gestión de comunicación de crisis, en la década de los Noventa y principios del Siglo XXI, incluye entre otras: la enfermedad de las "vacas locas", la crisis de las dioxinas, la polémica sobre el uso de los transgénicos o la toxicidad del aceite de orujo, el engorde ilegal de ganado, los brotes de listeria o de botulismo, la crisis de Coca-Cola, los fraudes alimenticios y las mezclas, la preocupación por el bioterrorismo tras el 11 de septiembre en EE.UU., los efectos del hundimiento del Prestige, la intoxicación masiva por salmonela tras el consumo de pollos de la empresa Sada, el avance de la gripe del pollo desde Asia hacia Europa, el riesgo de las acrilamidas en alimentos o el boicot a los alimentos catalanes por el Estatut. El problema del hambre contrasta con el aumento de los casos de obesidad. La revisión de 38 tipos diferentes de crisis particulares sufridas por las empresas en el periodo 1990-2000 y su gestión de comunicación de crisis, se complementa con una previsión de crisis. La identificación de las acciones consideradas idóneas y los colectivos más relevantes para establecer relaciones de cara al futuro es fundamental para diseñar los planes de comunicación. La autora propone un Modelo ideal preventivo para la Gestión de la Comunicación de Crisis en el sector que denomina Modelo C.I.C.L.E. (Calidad, Investigación, Control, Legislación y Ética), según el cual todas las entidades involucradas del sector trabajan de forma conjunta y en colaboración en las crisis alimentarias, generando una comunicación de crisis coherente.
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