Las Cortes de Cádiz inauguran una nueva etapa en la organización de la Administración central, que exige de una estructura territorial adaptada a las necesidades del nuevo modelo de gobierno. La cercanía con el ciudadano de los ayuntamientos y las diputaciones permite alcanzar un mayor grado de eficacia al identificar claramente sus dificultades y las soluciones más acertadas, iniciándose de esta forma el proceso de racionalización de la Administración. El nacimiento del Estado liberal se asienta sobre el poder de la Administración, acabando con el régimen anterior basado en el modelo del Estado absolutista.
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