Se defiende una etimología púnica para el topónimo de Carmona con paralelos en las leyendas de las acuñaciones púnicas de Sicilia. La ciudad, llamada Ákra Leuké en los textos literarios, la capital primera de la eparchia bárquida, se mantendría durante toda la guerra como núcleo importante del gobierno militar y administrativo de la Iberia occidental. Una ceca abierta en Carmo desde los comienzos de la guerra acuñaría con el cobre de las minas de Rio Tinto, según sabenos ahora por análisis isotópicos.
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