La eschára o altar doméstico, que tiene su origen en el hogar doméstico, ocupaba el centro del megaron o habitación rectangular que constituía el elemento esencial del anaktoron o palacio heládico del rey o basiléus, relacionado con el culto dinástico a sus antepasados. Esta eschára pasó al interior de algunos templos al desacralizarse la monarquía, templos en los que suele aparecer asociada a un banco corrido que revela su origen en los banquetes regios del basiléus con sus clientes.
En el mito hitita de Telepinu, el hijo del Dios de la Tormenta se convierte en un “rey-dios”, archegéta o rey-fundador de la ciudad y del reino. En su palacio encendió el primer fuego de la ciudad, acto que constituyó su fundación ritual, tras la que dicho hogar pasó a ser el centro onfálico de la nueva ciudad. Este primer fuego se realizaba sobre la piel de un buey o toro sacrificado, extendida en el suelo, como primera eschára o altar, al ser allí donde se cocinó la carne del primer banquete sacrificial. En este primer banquete los dioses participan y se sentaban junto al rey y la reina, pues el bovido, perteneciente a los dioses, sólo podía ser comido por los hombres si entregaban una parte a los dioses, por medio del sacrificio primordial. Este hogar tenía también carácter ctónico, como bóthros que comunica con el mundo subterráneo y su fuego se apagaba al desaparecer Telepinu bajo tierra, mientras que volvía a arder al reaparer el dios.
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