La transmisión de bienes y haberes entre generaciones se materializó, durante la Baja Edad Media, en dos momentos concretos en la vida de las personas. En primer lugar, se realizaban usualmente una serie de donaciones con motivo del matrimonio de los hijos e hijas. Este primer traspaso se completaba al final de la trayectoria vital de cada individuo, según una serie de voluntades expresadas en los testamentos. El presente artículo muestra, desde la observación de un conjunto de testamentos y codicilos valencianos del final del periodo medieval, cómo se organizó el traspaso de los patrimonios, qué objetivos o aspiraciones se manifestaron por parte de los testadores, y cuál fue el nivel de conflictividad que representó el hecho sucesorio, estableciéndose relaciones entre nivel socioprofesional de los testadores y conflictividad en la sucesión.
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