Los cambios socioeconómicos y la presencia de nuevas infraestructuras de transporte contribuyeron a la metamorfosis de la villa marinera de Castro Urdiales en una pequeña, pero moderna, ciudad industrial. Al mismo tiempo, el trazado de varios ferrocarriles y la renovación de las instalaciones portuarias generaron importantes modificaciones del plano de la ciudad, cuyo espacio urbano se expandió por primera vez desde la Edad Media, pese a que la retícula ferroviaria constituyó una nueva muralla férrea que lo constreñía. Desaparecida su función primigenia, las infraestructuras de transporte supervivientes del ayer son hoy patrimonio cultural con un gran potencial como recurso para el desarrollo territorial.
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