En los primeros años del reinado de Felipe V, las reformas en la Administración del Estado intentan sustituir el poder de los consejos territoriales por Secretarías de Despacho, ligadas directamente al Rey, a fin de reforzar el protagonismo del monarca y de actuar de manera más centralizada. En estas reformas destacan los nombres de Jean Orry, enviado por Luis XIV para mejorar la Hacienda española, y los primeros Secretarios de Despacho de Guerra, el Marqués de Canales, nombrado en 1703, y José Grimaldo, en 1705. La utilización de esta "vía reservada" en la toma de decisiones entra en conflicto con los Consejos, especialmente con el poderoso Consejo de Castilla, que logra, en esta pugna, conservar sus atribuciones, si bien la orientación general de estas reformas borbónicas se mantendrá hasta el final del Antiguo Régimen
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