Las transformaciones económicas y sociales de comienzos del Holoceno tienen en la progresiva implantación de las figuras humanas en los registros gráficos uno de los más nítidos parámetros de cambio entre las grafías de los cazadores del Paleolítico Superior y las de los agricultores neolíticos. Establecer argumentos acerca del significado de estas imágenes cuenta con la posibilidad contextual que ofrecen las construcciones megalíticas. En este artículo se reflexiona, a partir de la tradición y el conocimiento técnico, sobre el protagonismo de dichas imágenes antropomorfas y su fijación en soporte perdurable, las grandes piedras
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