Resumen de Diversidad cultural y derechos fundamentales
En los primeros años del siglo XXI estamos asistiendo a una serie de profundos cambios sociales, políticos y culturales que nos obligan a replanteamos algunos de los paradigmas del moderno constitucionalismo. Tomando como referencia la teoría clásica de los tres elementos del Estado -pueblo, territorio y poder-, es evidente la erosíón sufrida por dicho modelo de organiza- ción político-jurídica. Una de las transformaciones más evidentes en nuestras sociedades es el incremento de la heterogeneidad como consecuencia del crecimiento de las migraciones.
Un cambio con evidentes repercusiones desde la perspectiva de los derechos humanos y que obliga a un entendimiento más complejo del principio de igualdad, concebido como derecho a nuestras diferencias, así como a cuestionamos si es posible hablar de un derecho a la identidad cultural. Frente a dicha diversidad, el Estado debe hacer un tremendo esfuerzo por mantenerse neutral en relación a las múltiples expresiones culturales. Una neutralidad que debe ser particularmente evidente en materia religiosa. A su vez, las reglas democráticas deben servir como herramientas para un diálogo intercultural, para un intercambio de ideas, experiencias e identidades, que han de enriquecemos a todos y cada uno de nosotros.
