De un tiempo para acá, se ha puesto de moda entre historiadores españoles en general, y muy especialmente entre figuras asociadas a la cumbre capitalina de la historiografía y la politilogía, denunciar el peligro fraccionado, luego distorsionante, que representa la ingente producción historiográfica de "los nacionalismos" no españolistas. El autor de este ensayo, con una reputación como crítico de las autoindulgencias de la historiografía catalana, señala el error que tales portavoces cometen con su alarmismo acerca de los perímetros de estudio de la historia de España, como campo consagrado. El planteamiento del autor es sencillo y remite al argumento clave de Ortega y Gasset, añejo símbolo de la preeminencia cultural tradicional, todavía citado con respeto en dichos medios: para Ortega, el punto de vista, la "circunstancia" condiciona toda interacción. En otras palabras, la historiografía más "antiespañolista", se quiera o no, tiene una aportación relevante que ofrecer respecto al concepto de España, y, en consecuencia, la lectura historiográfica española, en propio beneficio, debería escuchar voces antagónicas y reflexionar, en vez de reaccionar defensivamente, de modo irreflexivo y sordo. El autor ofrece unos ejemplos de las percepciones digamos sorprendentes a las que se puede acceder con el sencillo ejercicio de observar el supuesto "nación español" desde la perspectiva de quienes dudan de su validez, con argumentos históricos alternativos
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