En la Semana Santa de la ciudad de Jaén del siglo XVII uno de sus principales días era el Domingo de Ramos, pues a la solemne fiesta religiosa celebrada en la Catedral con sermón especial a cargo de uno de los Can.6nígos de su Cabildo o de alguno de los otros Prebendados de esta Santa Iglesia, se unía la emotiva procesión de las palmas a la que tenían la obligación de asistir todos los miembros del clero de la ciudad acompañados de las principales autoridades municipales y de todos aquellos vecinos de Jaén que así lo desearan.
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