Salud mental en estudiantes de medicina y su relación con factores socio-académicos: Diez años de investigación en la UAM
Author
Santa-María Morales, ArantxaEntity
UAM. Departamento de PsiquiatríaDate
2013-06-20Subjects
Estudiantes de medicina - Salud mental - Tesis doctorales; Estudiantes de medicina - Universidad Autónoma de Madrid - Tesis doctorales; MedicinaNote
Tesis doctoral inédita leída en la Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Medicina, Departamento de Psiquiatría. Fecha de lectura: 20-06-2013Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Abstract
El ejercicio de la Medicina se asocia a alta prevalencia de patologías como estrés, conductas
autodestructivas, burn‐out o depresión. Para una mayoría de médicos resulta difícil pedir
ayuda y, en muchos casos, procuran ocultar su sufrimiento mental hasta que es incapacitante o
se producen consecuencias objetivables. Como abordaje preventivo de primer orden se
encuentra la detección precoz entre los estudiantes de Medicina de alteraciones de su salud
mental. Los factores socio‐académicos son variables intermedias, propias de la colectividad
universitaria, que afectan a la salud de los estudiantes a través de su socialización. Para el perfil
mayoritario de los estudiantes de Medicina de la UAM, los años de Facultad coinciden con una
etapa del ciclo vital (18‐25 años) en la que se consolida la identidad adulta y a la que se añade
la identidad profesional. Estudios preliminares indican que la prevalencia de problemas de
salud mental en Licenciatura de Medicina de la UAM es superior a la de la población española
de la misma edad, mayor en los primeros cursos y entre el sexo femenino.
Con la hipótesis de que debería existir una asociación significativa entre variables
socioacadémicas, propias de la socialización médica temprana, y la prevalencia de
malestar psicológico, así como con la capacidad de obtener ayuda especializada, a lo largo de
la carrera de Medicina, se analizaron 10 cortes transversales (estudios de prevalencia)
correspondientes a los años académicos entre 1999‐2000 y 2009‐2010. Cada uno de ellos
siguió la misma metodología en la recogida de datos en las aulas de 1º, 3º y 6º cursos. Se valoró
estado de salud mental mediante GHQ28 (General Health Questionnaire, versión
subescalar), tomado el punto de corte 5/6 para definir “caso de malestar psicológico‐riesgo de
patología mental no psicótica”. Para valorar lo socioacadémico y la demanda y uso de ayuda se
utilizó un cuestionario de elaboración propia, validado a través de este estudio. Se han
construido indicadores para valorar lo socioacadémico, como Razones de Desajuste de
Expectativas (Desilusión, Saturación), Logro, Esfuerzo y Presión percibidas, entre otros. Se
analizaron 3722 cuestionarios, recogidos entre 1999 y 2009 en Medicina de la UAM; el 43% de
primer curso, el 30% de tercero y el 27% de sexto, que constituye una muestra representativa,
también en su distribución por sexo (73% mujeres y 27% hombres).
Globalmente, la prevalencia de malestar psicológico alcanza un 42,2% en mujeres y un 29,8%
en hombres. Estas cifras son alarmantes, por ser muy superiores a las de la población general
de referencia, pero sobre todo porque sólo un 8% de futuros médicos con malestar psicológico
en la carrera afirma estar recibiendo alguna ayuda especializada, y casi 2/3 de ellos ni siquiera
cree necesitarla. La “Presión socioacadémica” percibida es alta aún en época libre de exámenes
(2.5 sobre 4), y la percepción del “Esfuerzo” supera la de “Logro” en más de un 30%. En
promedio, la falta de satisfacción en las relaciones universitarias es llamativa, en particular con
el profesorado (máximo de 80% poco‐nada satisfecho). Los factores que más influyen en
puntuaciones GHQ28 indicativas de malestar, son el sexo (femenino OR [1.5‐2.0]), el curso (1º
OR=[2.8‐4.5] respecto a 6º), puntuación alta en “Esfuerzo” (OR=[2.0‐4.0]) y baja en “Logro”
(OR=[0.4‐0.6]), y necesidad expresada de ayuda especializada (OR =[3.6‐6.6]).
Se han visto claras diferencias de género, empezando por la prevalencia de GHQ positivo, 10%
mayor en mujeres de 1º y 3º cursos, mayores puntuaciones en “Presión académica” y
“Esfuerzo”, menores puntuaciones en “Logro”, menor proporción de estudiantes GHQ + que
expresan necesidad de ayuda especializada, y aún menos que utilizan dicha ayuda. En varios
indicadores se produce un igualamiento entre hombres y mujeres en el último curso, lo que
podría sugerir que la necesaria adaptación a las condiciones socioacadémicas de la carrera
médica podría implicar cambios en la manera de expresarse a través de una encuesta más
propios del género masculino. En los hombres, es destacable la influencia del factor
“Desilusión” en el resultado de GHQ28 (OR= [1.1‐4.0]). Hay una relación más fuerte entre
necesidad expresada de ayuda y GHQ+ en los hombres (OR=[2.4‐8.4]) que entre mujeres
(OR=[3.3‐6.6]); también son “ellos” más proclives a utilizar ayuda especializada. En cuanto al
consumo de sustancias psicoactivas, en hombres se vio una asociación entre GHQ + y consumo
de anfetaminas (OR=[1‐9.6]), mientras que en las mujeres la asociación se vio con los
ansiolíticos (OR=[1.2‐2.1]).
La adaptación aparente en el último curso, según la bajada de la prevalencia, queda
cuestionada por los altos niveles de presión e insatisfacción con las relaciones universitarias,
así como por la fuerte influencia de la “Desilusión” en sexto curso sobre la salud mental
(OR=[3.7‐14.0]), lo cual cuestiona que esta adaptación sea realmente saludable. La
comparación de los análisis factoriales de las escalas de expectativas positivas y logro sugiere
la hipótesis del estatus social asociado a la capacidad profesional como médico se vive como
compensación para aceptar el sufrimiento psicológico que hemos observado en nuestra
muestra, pero al tiempo dificulta la toma de conciencia de los estudiantes acerca de su propio
problema, y supone una barrera para la intervención precoz.
Esperamos haber proporcionado una serie de elementos para la reflexión desde un enfoque de
promoción de la salud, que permiten plantearse nuevas hipótesis sobre la salud mental en el
pregrado y cómo prevenir el desarrollo futuro de trastornos más graves en el postgrado, a
través de la intervención sobre aspectos socioacadémicos como el logro, las relaciones sociales
o el ajuste de las expectativas. Además, en este trabajo se ha propuesto el término “factores
socioacadémicos”, como determinante social distal de la salud mental; se han diseñado y
validado una serie de indicadores para medir algunos de ellos, como la presión académica, o el
desajuste de expectativas; se ha valorado la fiabilidad del test GHQ‐28 para población de
estudiantes de medicina españoles; y se han realizado recomendaciones para continuar con la
investigación, docencia y desarrollo de intervenciones en el marco de una Universidad
Saludable The medical profession is associated with high levels of stress and other risks for mental
health. Despite the high prevalence of depression, anxiety, burn‐out, suicide or self‐harming
behaviour amongst doctors, it is hard for many of them to seek specialised help, and often they
conceal their distress until there are consequences, such as having to take time off work. Early
detection of mental health problems among medical students constitutes a first class
preventive approach. There are factors related to the university social environment, named
“socio‐academic” in this paper, which affect students’ health and their patterns of help‐seeking
behaviour. For the majority of medical students the period at university is key in the
development of their adult identities. With the purpose of deepening the understanding of
medical students’ mental health determinants, mainly by observing the progression from first
to final year and keeping a gender perspective, a series of 10 cross‐sectional studies were
analised. They looked into mental health status through GHQ‐28 (5/6 threshold); help seeking
behaviour and socio‐academic factors were assessed through an original test, validated in this
piece of work. New indicators have been created, such as Achievement, Effort, Pressure,
Mismatched Expectations Ratio, i.e.
Yearly sampling at University Autónoma of Madrid Medical School in the 1st, 3rd and 6th
years, from 1999 to 2010, provided a representative total of 3722 questionnaires collected,
73% of whom were women (2734 W – 988 M). The first year has 43% of the sample, with 30%
belonging to 3rd year and a 27% to the final.
Overall, prevalence of psychological distress reaches 42.2% in women (close to 50% in the 1st
and 3rd years) and 29.8% in men. These figures are worryingly high compared to their age
peers from the general population. Of even greater concern are the facts that only 8% of
distressed students report to benefit from any specialized care, and that only over 30%
distressed students recognize the need for such help. Social‐academic Pressure indicator
showed an average of 2.5 on a 4‐point scale, for a period free of exams; perceived Effort is
approximately 30% higher than perceived Achievement along all years. Average scores on the
items about satisfaction with university social relations are low and decrease as years go by,
particularly the relations with teaching staff. Logistic regression identified factors with more
influence on GHQ28 results indicative of psychological distress: being a woman (OR [1.5‐2.0]),
studying the 1st year (OR=[2.8‐4.5] compared to the 6th), high scores on Effort (OR=[2.0‐4.0]),
low in Achievement (OR=[0.4‐0.6]), and those who acknowledged need of specialised care (OR
10
=[3.6‐6.6]). Gender differences start with a higher score for women on GHQ28 and over 10%
higher prevalence of psychological distress than their male classmates, a finding that is
consistent in the starting years. These differences disappear in the final year but those on
Pressure and Effort persist higher than for males and the Achievement shows lower scores
than men for every year. Generally women are shown to be less help‐seeking oriented than
men, and this finding is particularly clear in the final year. Several indicators show more even
scores between men and women in the final year. This finding that can be interpreted as a sign
of necessary adaptation to the medical’s socio‐academic conditions. The latter, in conjunction
with the apparent decrease on psychological suffering in the final year (i.e., GHQ+ prevalence
dropping more than 20% in women) can be interpreted as a sign of an adaptative process, but
whether such a process is a healthy one remains unclear, especially in the light of findings such
as the strong link between Psychological distress and Expectations mismatch in the final year
(OR=[3.7‐14.0]). In relation to the use of psychoactive substances, there are gender differences
too: women associate GHQ+ results to anxiolytics consumption (OR=[1.2‐2.1]), whereas men
with GHQ+ show association to amphetamines (OR=[1‐9.6]).
Results from the comparative factor analysis performed on the Expectations and Achievement
scales suggest the hypothetical role of the medical profession’s social status as a ‘secondary
benefit’ for the amount of effort and suffering that the students bear during their training, and
that this study has evidenced. If so, at the same time it poses an obstacle to student’s
realization of their needs and subsequent search of appropriate help.
In summary, this piece of research coins the term “socio‐academic” factors to focus on
variables related to the medical socialization and other aspects of academic life. Using the
original questionnaire designed in 1998, a series of socio‐academic indicators have been
created and validated. Their statistical analysis has showed some evidence of their association
with the medical students’ mental health status. We hope all the latter provided some elements
to reflect on the determinants of medical students mental suffering, and some key findings
which informed the proposed recommendations for preventive action and health development
in this field. The Health Promoting Universities Framework is considered as the most
comprehensive one to address medical students’ health within the university setting.
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