Nuevos patrones de consumo de alcohol y su impacto sobre la salud y las conductas de riesgo en la población adulta de la Comunidad de Madrid

• Autores: José Lorenzo Valencia Martín
• Directores de la Tesis: Iñaki Galán (dir. tes.)
• Lectura: En la Universidad Autónoma de Madrid ( España ) en 2008
• Idioma: español
• Tribunal Calificador de la Tesis: Pilar Guallar Castillón (presid.), Esther López García (secret.), Joan Ramon Villalbí Hereter (voc.), Alicia Rodríguez Martos (voc.), Gregorio Barrio Anta (voc.)
• Materias:
  • Ciencias médicas
    • Epidemiología
    • Medicina preventiva
    • Salud publica
• Enlaces
  • Tesis en acceso abierto en: Biblos-e Archivo
• Resumen

  • Antecedentes: La información sobre la prevalencia y características del consumo excesivo episódico ("binge drinking") es muy escasa en países mediterráneos. Al estimar los efectos del consumo de alcohol no suele considerarse el impacto, tanto independiente como asociado, del "binge drinking" y el consumo promedio. Objetivos: Describir la prevalencia y características del "binge drinking" en la población adulta de la Comunidad de Madrid. Estimar las asociaciones independientes y combinadas del consumo promedio de alcohol y el "binge drinking" con las conductas de riesgo vial, los accidentes de tráfico y la salud percibida. Métodos: Encuesta telefónica a 12.037 personas, representativas de la población de 18 a 64 años residente en la Comunidad de Madrid, durante el periodo 2000-2005. El umbral entre el consumo promedio moderado o excesivo se estableció en 40 g/día en hombres y 24 g/día en mujeres. Definimos "binge drinking" como una ingesta mayor o igual a 80 g de alcohol en hombres, y mayor o igual a 60 g en mujeres, durante alguna sesión de bebida en los últimos 30 días. Realizamos estimaciones crudas y ajustadas según varios modelos de regresión multivariante, ajustados por las principales variables confusoras. Resultados: La prevalencia de "binge drinking" fue 14,4 % (IC 95%: 13,5-15,3) en hombres y 6,5% (IC 95%: 5,8-7,1) en mujeres, siendo superior en los más jóvenes y en aquellos con mayor nivel educativo. El 78% de los "binge drinkers" tenía un consumo promedio moderado. La media de episodios de este patrón fue de 3,2 en hombres y 2,6 en mujeres. En el último episodio se consumió un promedio de 119 g de alcohol en hombres y 83 g en mujeres, aportado en un 72% por bebidas destiladas. La frecuencia de uso inadecuado del cinturón de seguridad aumentó significativamente al incrementarse el consumo promedio, y aún más cuando se asociaba el patrón "binge drinking": respecto a los no bebedores, OR= 1,19 (IC 95% 1,06-1,33) en bebedores moderados sin "binge drinking"; OR= 1,69 (IC 95% 1,41-2,03) en moderados con "binge drinking"; OR= 1,68 (IC 95% 1,24-2,29) en excesivos sin "binge drinking"; y OR= 2,41 (IC 95% 1,83-3,18) en excesivos con "binge drinking". Las asociaciones fueron parecidas al estudiar la conducción bajo la influencia del alcohol y la frecuencia de accidentes de tráfico. Respecto a los nunca bebedores, la salud subóptima fue menos frecuente en los bebedores promedio moderados (OR= 0,66; IC 95%: 0,57-0,77) o excesivos (OR= 0,59; IC 95%: 0,42-0,82), y más frecuente en ex-bebedores con 1 año o más de abstinencia alcohólica (OR= 1,32; IC 95% 1,05-1-67). La frecuencia de salud subóptima fue mayor en los "binge drinkers" frecuentes (OR= 1,45; IC 95% 1,05-1,99) o en los alcohólicos (OR= 1,46; IC 95% 1,22-1,74), al contrario que en los que bebían durante las comidas (OR= 0,86; IC 95% 0,74-0,99). No se observaron diferencias en la salud percibida según la preferencia de bebida. Conclusiones: La prevalencia de "binge drinking" es alta, especialmente en hombres jóvenes con nivel de estudios superiores. Este patrón cursa con episodios frecuentes en los que se ingieren grandes cantidades de alcohol, principalmente bebidas destiladas. Tanto el consumo promedio como el "binge drinking" se asocian significativamente a las conductas de riesgo vial y los accidentes de tráfico, incrementándose estas asociaciones al combinarse ambas formas de ingesta. Tanto el consumo promedio moderado como el excesivo se asocian a una mejor salud percibida, al contrario que ser bebedor anterior, "binge drinker" frecuente, o tener dependencia alcohólica. Después de ajustar por el resto de variables relacionadas con el consumo de alcohol, no se observan diferencias en la salud percibida según el tipo de bebida preferida.