Entre las fuentes imprescindibles para realizar el estudio del personal que el Santo Oficio tenia distribuido por las ciudades y villas, las procedentes de los archivos municipales ocupan un lugar destacado, puesto que los funcionarios inquisitoriales debían de presentar ante los cabildos los correspondientes títulos para la toma de posesión. Una vez realizado el acto protocolario, registrado en las actas capitulares, el escribano del concejo asentaba los nombramientos en los libros de provisiones. Los datos aportados por esta documentación ponen de relieve la influencia de la suprema en la sociedad de la Edad Moderna, que llegaba hasta los mas apartados rincones de la geografía
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