Europa es una materia sumamente delicada. El europeo con alguna sensibilidad histórica se estremece casi siempre que se pone la mano sobre ella, para bien o para mal, quiero decir con mejor o peor intención; y no menos cuando se proyecta sobre su realidad, con frivolidad o apresuramiento, esa peligrosa sustancia que son las ideas.Como el pensamiento es también asunto sobrado espinoso, y todas las precauciones son pocas para tratar de vida intelectual, se comprende sin demasiado esfuerzo con que temor a errar, y a que el error sea grave, entro en este tema, en el cual el riesgo que envuelve cada uno de sus dos términos se multiplica por el otro, y que resulta así aventurado y problemático en segunda potencia.
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