En el recién nacido los traumatismos craneoencefálicos accidentales son menos frecuentes y graves, debido a la mayor supervisión de sus padres o cuidadores y la mayor elasticidad del cráneo. Cuando suceden, son caídas desde poca altura y suelen producirse en presencia de testigos; por eso en lactantes pequeños, los TCE graves, sin causa aparente y en ausencia de testigos, son un marcador de sospecha de maltrato. La imagen de hematoma subdural demostrado por neuroimagen y no explicado por otra causa indica una lesión cerebral no accidental, generalmente asociada al �síndrome del niño sacudido o zarandeado�. De igual modo, el hecho de que una fractura de cráneo sea múltiple, bilateral o, como en nuestro caso, cruce las suturas se considera sospechoso de tener su origen en un maltrato. Las importantes implicaciones médico-forenses y para procesos legales hacen imprescindible el conocimiento del diagnóstico por imagen de los maltratos infantiles.
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