Desde Adam Smith la idea de responsabilidad ha sido fundamental en las defensas del mercado. La apelación a la responsabilidad estaba en el origen de las defensas de principio: en el mercado cada uno se veía obligado a asumir las consecuencias de sus acciones. La responsabilidad también servía en las defensas consecuencialistas: en competencia, cuando a cada uno no le queda más remedio que hacer lo que debe hacer, el sistema de precios asegura una asignación eficiente de los recursos. A la vez, el mercado proporciona un mecanismo de "responsabilidades ciegas" que hace que todas las decisiones sean buenas decisiones. En el centro de la crisis financiera ese mismo mecanismo ha socavado los fundamentos normativos del mercado y nos ha incapacitado para dar respuestas a la crisis.
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